Cuando lo vio desnudo se asombró cuando su boca tuvo aquel enorme miembro en su boca sintió que aquello no tenía precedentes pero ahora que estaba adentro de él confirmaba que había estado con algunos generosos pero ninguno como ese que no solo tenía el tamaño sino también el grosor.

Unidos en un beso, las manos del castaño comenzaron a mover las caderas de Jin con lentitud hasta que este empezó a marcar su propio ritmo una vez que el dolor comenzó a ceder. Oscilando su cuerpo como una ola se dejó llevar por el delicioso vaivén de adelante hacia atrás, apoyando sus manos en el pecho Hoseok quien tenía los ojos cerrado.

— Me gusta que me miren cuando estoy teniendo sexo. — Se quejó inclinándose para morder su boca, su cuello y por último su pecho.

Hoseok abrió sus ojos para encontrase con una imagen lujuriosa y sensual de un Jin que comenzaba a sudarse, sonrojado y dejando escapar pequeños gemidos. Alzó sus caderas yendo más profundo, apretando el trasero del rubio con fuerza e igualó su movimiento.

— ¡Ah! — Gritó Jin tapándose rápidamente su boca.

— No te contengas, aquí nadie nos oirá. — Dicho esto tumbó al mayor en la cama, dejándolo de lado para comenzar a moverse nuevamente una vez que estuvo arriba, disfrutando la vista de ese hermoso y redondo trasero. — ¡Delicioso!

Sin abandonar el interior de su cuerpo, el menor se inclinó, besando su torso, espalda, colocando sus brazos por debajo de los del rubio, atrabancándolo con fuerza antes de comenzar a moverse más rápido mientras devoraba los pezones erectos de Jin. Bajó su pierna izquierda para que quedaran ambas dentro de las suyas e embistió fuertemente, arremetiendo cada vez contra su próstata.

— ¡Más! — Gritaba Jin desenfrenado.

Deliraba de puro placer, cerrando sus ojos ahora que mordía literalmente la almohada y gimiendo como loco, retorciéndose bajo las exquisitas embestidas del castaño.

— Tú si que sabes moverte. — Musitó en su delirio causando que Hoseon riera complacido Sentía como el orgasmo se formaba en sus testículos y subía como un remolino a punto de llevarse todo a su paso. — Seokie... Voy a...

— Aún no, quiero verte a la cara cuando vayas a terminar.

Volteó a Jin, quien lo rodeo con sus piernas y por un momento sintió que lo quería aún más y no precisamente como amigos, aunque sabía que eso era el efecto de sentirse tan bien en la cama con él.

Se miraron a los ojos con intensidad y sus miradas pedían a gritos lo que sus bocas no podían decir a causa de los gemidos, querían besarse, unir sus labios.

— Me encantas — susurró el castaño y Jin eliminó la escasa distancia entre sus bocas para besarlo.

Mientras sus lenguas se enredaban, Hoseok movía sus caderas circularmente y el rubio casi enloquece bajo ese movimiento. Aferrándose a los hombros del menor, Jin también se empezó a mover al mismo ritmo. Ambos aceleraron hasta que el choque de las pelvis sonaban como aplausos.

— Seokie, tócame. Me voy a venir.

Hoseok afianzó su posición, acomodándose sobre sus rodillas y en cuanto estuvo seguro retomó el movimiento de sus caderas, penetrando el hermoso trasero que lo enloquecía cada vez que lo apretaba como si intentara abducirlo completamente.

— Bien, entonces ven, vente para mí, déjame escucharte y mirarte. — Hoseok agarró el miembro de Jin y comenzó a masturbarle al ritmo de sus embestidas.

— ¡Ya! ¡Oh my god! — Exclamó esta vez en inglés. — Casi... ¡Sí!

El menor notó como los músculos del interior de ese hermoso rubio comenzaron a apretarle con más fuerza y segundos después su mano se llenaba de algo tibio, blanco y espeso. Los espasmos de aquel orgasmo, los gritos y gemidos, unidos a la hermosa vista que tenía delante lo hacía desfallecer, ya sabía que su orgasmo estaba ahí. Se quitó el condón una vez que salió de Jin y comenzó a masturbarse salvajemente encima de su cuerpo.

Beyond the cameras / Más allá de las cámarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora