Capítulo VI: Lo prohibido es la meta

Comenzar desde el principio
                                    

Mientras todos abrían sus regalos, unas chispas de colores cruzaron toda la habitación. A George se le habían encendido accidentalmente las bengalas del doctor Filibuster (que se prenden con la humedad) que tenía en el bolsillo, llenando la sala de luces azules, rojas y verdes.

- Yo no lo hice, no hay pruebas, nadie me vio- dijo George preocupado, pero al ver que todos reían y se admiraban de lo bella que quedó la habitación con las luces de colores se tranquilizó.

- Ya no vas a tener que escapar- le susurró Fred.

- Habrías tenido que venir conmigo o te echaban la culpa a ti- se rió su gemelo.

Fred arrugó la nariz y sonrió.

Al día siguiente, Lee los fue a visitar y a pasar con ellos un par de días. Su amigo les había traído unos naipes y les enseñó unos cuantos trucos que los muggles llamaban magia. Los gemelos aprendieron rápidamente estos trucos, y al mostrárselos a su padre, éste quedó extasiado con la habilidad de los muggles para imitar la magia.

- También saben abrir puertas sin tener llaves, ni varitas, claro- les dijo Lee cuando estaban subiendo las escaleras para ir al dormitorio.

- ¿Y cómo lo hacen?- preguntaron incrédulos los gemelos. Lee sacó un gancho para el pelo, la torció un poco y abrió la puerta de la pieza de Percy, que estaba cerrada con llave.

- Estupendo- dijeron Fred y George mirando maravillados el ganchillo.

- Sí, los muggles se las arreglan muy bien sin magia, enserio. Yo viví así durante once años- dijo Lee. Los gemelos estaban admirados.

- Amigo, tienes que enseñarnos más de estas cosas- dijo George.

- Tu sabiduría nos abruma- señaló Fred.

Los días siguientes fueron tranquilos pero menos descansados pues tenían que ponerse al día con los deberes que les habían mandado los profesores, y eran muchos.

- ¡Basta!, ya no puedo seguir más- dijo Fred el día antes de volver al colegio cerrando de golpe un libro de pociones- ¿cómo quieren que me acuerde de todo esto?

- Oh, vamos- dijo Bill que estaba a su lado- esta es materia facilísima, cuando estés unos cursos más arriba y no entiendas nada de lo que te dicen los profesores añorarás estas "difíciles" pociones...

- Gracias por animarme- respondió secamente Fred y se desperezó- bueno, mejor me voy al patio a ver las nubes o a hacer algo mas relajado...

- Yo te acompaño- dijo George y ambos salieron de la casa con rumbo indefinido

- ¿Y qué podremos hacer cuando regresemos al colegio?, Percy, Filch y la gata nos persiguen a todos lados.

- Vamos a tener que portarnos bien una semana-dijo Fred haciendo una mueca- así bajarán la guardia y luego ¡zaz! El golpe final.

- ¿Qué sería...?- dijo George- aún no tenemos un golpe final... y ¿por qué final?, si esto recién comienza.

Ya se habían alejado bastante de la casa y estaban junto a unos árboles. Fred miró a todos lados y luego de asegurarse de que no había nadie por allí, sacó el prodigioso mapa y la varita.

- Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas- dijo apuntando el mapa con la varita, y en el instante aparecieron los terrenos del colegio. Había unos veinte alumnos y otros pocos profesores. También se podía ver a los fantasmas y a Peeves. Su hermano Percy estaba en la biblioteca, Charlie estaba en el comedor con Nymphadora Tonks ("¿quien será ella?" musitó George) y Hagrid, el guardabosque, estaba cerca del bosque prohibido junto a su perro Fang.

- Que entretenido ser Percy y pasarse las vacaciones en la biblioteca- se burló Fred.

- Podría ser nuestro blanco, ¿no crees?- dijo George- hacerle una broma a Percy...

- Pero eso sería pan comido- lo interrumpió Fred- nuestro perfecto hermano cae en cualquier cosa. No, tiene que ser algo mejor, algo impactante...

Los gemelos se quedaron un rato bastante largo en silencio mirando el mapa y pensando cual podría ser su siguiente travesura, pero nada concreto se les ocurría.

La tarde empezaba a caer, y el cielo se ponía cada vez más rojo.

- ¡Niños, entren a la casa y preparen sus baúles!- oyeron la voz de su madre a lo lejos, pero no se movieron.

-¡Ya sé, ya sé!- gritó derrepente Fred haciendo que su hermano se sobresaltara- ya se lo que podemos hacer.

Fred miró a su hermano risueñamente y el le devolvió una desconcertada mirada. Silencio nuevamente.

- ¿Y bien?- dijo George luego de un momento- ¿qué haremos?

- ¿Pero no se te ocurre? Algo genial y único que podemos hacer- respondió Fred.

- No.

- Oh, vamos, piensa un poco

- Que crees que te leo la mente a caso...

- Pero piensa, algo único, algo extremo, algo... prohibido- enfatizó Fred.

George miró el mapa y luego a su hermano con ojos brillantes y llenos de expectación.

Ya habían encontrado la mejor travesura.

El año en que Hogwarts conoció las travesuras (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora