🎇🎪🎭🃏✨

600 79 16
                                    

Tranquila, tranquila.

Soy quien se hace un tonto por ti,

De un circo provengo yo.

Soy un pobre Pierrot.

Una pequeña azabache se encontraba llorando bajo un árbol. Su padre la había regañado por no querer cursas sus clases de piano, asi que había salido corriendo de su hogar. No le gustaba cuando se ponía tan insistente con sus estudios. Ella solo quería jugar y divertirse como los otros niños.

Odiaba estar encerrada en su hogar estudiando.

Sin poder evitarlo, sus lagrimas comenzaron a correr con mas fuerzas, hasta que el sonido de unas palmas llamaron su atención.

Al levantar su vista, vio a un pequeño de su edad, con una mascara blanca que pintaba una enorme sonrisa, una graciosa nariz roja y un extraño gorro de arlequín. Era un payasito.

Sobre la luna yo jugaría,

Manteniendo el equilibrio solo por ti.

Mi trabajo es hacer que rias,

Para poder ver, esa sonrisa hermosa.

Sin decir una palabra hizo una reverencia, saludándola y se subio a una pelota para comenzar a girar por todos lados. Aunque de repente cayo al suelo, asustando a la pequeña, pero cuando se levanto, saludándola, ella comenzó a reir con ganas.

Desde ese dia, ambos se hicieron muy amigos. Siempre que la pequeña lograba huir de su hogar, se encontraba con el pequeño payaso que siempre estaba practicando trucos para sus actos. Caminar sobre esa pelota, manejar un uniciclo, hacer malabares con pelotas. No había un dia que no practicase. Y ella disfrutaba mucho ver como Pierrot, asi era su nombre, la hacia reir.

Aunque dentro de ella sabia que algo andaba mal, no era posible que ese pequeño estuviera siempre sonriente y con esa mascara. Nunca le había mostrado su verdadero rostro, y de verdad quería conocerlo.

Para mala suerte de esos dos amigos, la pequeña azabache tuvo que irse al extranjero por decisión de sus padres para poder estudiar.

Pero te vi llorando entre la multitud,

No ensucies ese hermoso rostro solo con dolor.

Lo que tus padres no notaron,

Yo lo pude ver desde lejos.

Y no pensé ni un segundo en secarlas.

Años después, cuando esa niña se había convertido en una hermosa jovencita de 21 años, pudo regresar a su ciudad, anhelando poder ver nuevamente a Pierrot, ese hermoso payasito que con tanto cariño recordaba.

Caminando por las calles escucho unas risas, junto a pequeños gritos de alegría y no pudo evitar acercarse a la multitud. Grande fue su sorpresa al ver a su payaso preferido dando un espectáculo en su pelota.

Giraba y movia sus brazos, dando un gran espectáculo a los niños y adultos, que sonreían y aplaudían con felicidad. Ella poco a poco se iba contagiando del ambiente ameno que comenzaba a formarse, pero al sentir una gran mano sobre su hombro, la tristeza reemplazo la jovialidad que hasta ese momento sentia.

-Kaghome, vamos – Le indico ese joven de cabellos negros y ojos azules. Kouga, su prometido. El cual no quería, pero estaba destinada a casarse, por mandato de sus padres.

Miro por ultima vez a Pierrot, notando como él también se había quedado quieto al descubrirla entre las personas. Oculto su rostro tras su flequillo, y se giro dispuesta a irse.

Mi mentiroso Pierrot ❤Where stories live. Discover now