II

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xx de agosto de 1944

Amor mío, lamento no haberte mandado una carta en estos meses, pero la situación se volvió crítica. Hemos estado escapando de los enemigos, rogando por nuestras vidas. Agradablemente aún estoy con mis amigos y pasamos el rato, pero siempre volvemos a ese infierno.

Caminando de tema... ¿cómo estás? Espero que bien.

No sabes las ganas que tengo de verte, abrazarte, besarte. Te extraño tanto que creo que me muero (espero que sea por esto y no por una bala). Salúdame a tu familia de mi parte.

Me estoy cuidando bien, no te preocupes por eso.

Te pido por favor que me esperes. Sé que después de esto el futuro valdrá la pena, lo sé.

Perdón por ser tan breve: estoy un poco apurado, pero ya tenía que mandarte una carta porque no quiero que te preocupes más por mi.

Te amo con todo mi corazón. Por favor, cuídate mucho.

Atte.: Tu asombroso y guapo novio.

P. D.: ¿Todavía me amas?

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Leer aquello la alivió, pero no dejaba de estar preocupada. Había pasado mucho tiempo y, a juzgar por lo que él le decía, las cosas estaban muy mal en la guerra. Tal parecía que las piezas se pusieron en contra de los germanos. Suspiró hondo y sonrió a la fotografía para luego escribir.

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xx de agosto,1944

Gilbert, me alegra saber de ti. Me tenías preocupada. Lamento que tengas que estar allá lejos y sobre todo que pases por todo eso, pero no puedo hacer nada.

Me siento muy feliz de que estés bien, de mí no hay mucho que contar, sigo resguardada en casa con mi familia. Tengo miedo, pero seré fuerte por ti.

Ya quiero que estés aquí conmigo, no sabes las ganas que tengo de verte y abrazarte.

Siempre te voy a esperar, lo que sea necesario. Sé que nuestro futuro será brillantemente feliz por que tu estarás en él junto a mí.

Cuídate mucho. No olvides que te quiero y siempre te estoy extrañando y esperando.

Te amo infinitamente.

Atte.: La chica que te ama con todo su ser.

P. D.: Sí, te amo y siempre lo haré.

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El joven soltó un suspiro pesado mientras se guardaba las ganas de llorar. La extrañaba, y mucho. Tenía miedo de jamás volver o que ella ya no lo esperara o le pasara algo malo.

—Gilbert, tenemos que movernos —habló uno de sus compañeros.

—Claro —guardó la carta con sus cosas y, antes de irse, sacó de su bolsillo que estaba cerca de su corazón la fotografía de su amada para luego besarla—. Te amo —susurró—.

P.D... ¿Todavía me amas? // Gilbert/Prusia (Hetalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora