— ¿Qué pasa? —Dijo Ren al ver extenderse una nueva alfombra apenas el auto se detuvo.

— Sus majestades deben nombrar al primer oficial. —Respondió Leo mirándolos.

— ¿Cómo se hace?

— ¿Recuerdas esas películas que vimos en casa sobre realeza?

— Sí.

— Pues es muy similar...

— Después de esto es su primera presentación pública, majestades, —Indicó Leo nuevamente. — deben bautizar a las embarcaciones que saldrán hoy en su honor y después será la fiesta de la coronación. —Ren miró a Minhyun y le sonrió.

— Vamos entonces. —El moreno le devolvió la sonrisa y la puerta del vehículo volvió a abrirse, fuera de este los esperaba el vocero que no tardó en anunciarlos a la multitud.

— Sus majestades, los reyes de Inglaterra. —Con voz firme y la gente aplaudió después de recibirlos gritando:

— ¡Salve Hwang! ¡Vivan los reyes! —Ambos saludaron nuevamente con una elegante venia y caminaron saludando a una que otra persona con la mano hasta la entrada de la catedral. La corte había tenido que tomar rutas alternas, pero eso no había impedido que estuvieran a tiempo para recibir a los esposos.

Tal como lo había dicho Minhyun, todo había sido similar a las películas, uno de los lores había acercado una espada con la que el moreno había tocado los hombros del hombre frente a él diciendo:

— James, Archer, por tu valentía y lealtad, te nombramos Primer Oficial de la familia real —. Y habían tenido que nombrar a algunos otros que la reina había dejado pendientes, por lo que llevaron al menos media hora, y para cuando salieron ya pasaba de las tres de la tarde. De ahí se habían ido al muelle, donde se había organizado su primera presentación pública, por lo que hubo mucha más gente, dieron un pequeño discurso y bautizaron las 10 embarcaciones, que no irían más allá de recorrer las costas inglesas y volver a ese mismo lugar ya que el clima no permitiría nada más. Para cuando terminaron ya eran casi las seis de la tarde y todavía, antes de volver al palacio, recorrieron las calles donde se había organizado un festival, un desfile y una fiesta por la misma celebración, finalmente llegaron a la residencia real y los sirvientes los recibieron a la fiesta con una venia al igual que a toda la corte.

Los festejos terminaron después de las 2 de la mañana, cuando los fuegos artificiales del palacio fueron encendidos, los primeros por los recién nombrados reyes, claro; y después muchos más que dejaban rastros de colores en el cielo.

— Mi vida, —Llamó el moreno mientras las luces de colores seguían estallando en el cielo. Ren lo miró con una sonrisa en sus labios. — lamento que no hayamos podido ir a ver a Raina y Baekho.

— No te preocupes. Tú y yo sabíamos que hoy sería un día muy ocupado.

— Gracias por estar aquí, mi vida.

— Gracias a ti. —Sus ojos se aguaron un poco al recordar que en todo el día no había visto siquiera una vez a su familia, pero parpadeó un par de veces y como un impulso se paró de puntillas y besó los labios del mayor.

 —Sus ojos se aguaron un poco al recordar que en todo el día no había visto siquiera una vez a su familia, pero parpadeó un par de veces y como un impulso se paró de puntillas y besó los labios del mayor

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Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora