Capítulo II Un día inesperado

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- Ojalá alguien me ayudara. – Comente sin esperar respuesta a cambio.

- En que necesitas ayuda. – respondió una voz brusca pero agradable con el tonito femenino de una mujer.

(Voltee a ver detrás de mí y ¡me lleve una enorme sorpresa!)

- Tú.... Tú... tú... vas en mi escuela - Dije imitando a un tartamudo por los nervios.

- Si, tengo el uniforme, la credencial, estoy registrada en ella, así que sí, estamos en la misma escuela.

«Impactante, de cerca sus facciones resaltan, ese cabello tan oscuro al igual que la noche, los ojos de la bebida despertante del alma ¡café! Medido perfectamente en cada uno de sus globos oculares, los labios tan rosas al igual que una jugosa fresa. «, Me dije en la mente.

«¡Concéntrate! No permitas a las hormonas, hacer lo que quieran. «, Me respondí a mí mismo.

- Si estamos en la misma, escuela, ¿puedes guiarme? Eso sería de ayuda. - Le dije a ella.

- Puedo guiarte, que quiera es otra cosa. - Respondió la bella dama. 

- Ammmm ¿Quieres guiarme? Te advierto que, si dices no, cargaras en tu conciencia con un estudiante perdido. - Dije casi rogando.

- Esta bien, no quiero cargar con eso en mi conciencia, sígueme. - Dijo accediendo a mi suplica.

- gracias, sin ti estaría perdido. - Respondí agradecido

- Ah, vaya, es una alegría entonces que te haya encontrado. - Respondió penetrando mi corazón (METAFÓRICAMENTE, OBVIO). 

(No pude evitar tornar mi cara a un color rojizo.)

- ¿Estas bien? – mirando ella fijamente a mis ojos en señal de querer una respuesta.

- Claro, es el calor, hace que sude, pero en un rato se me pasa.

- ¡Oh! En la institución tenemos aires acondicionados, es mejor irnos para que no te sobrecalientes.

- Esa es una gran idea.

- Por cierto... ¿Cuál es tu nombre? - Le pregunte.

- Cruz, ese es mi nombre.

«Que nombre más raro. «, dije en mis pensamientos.

- De seguro piensas que mi nombre es raro. – comento dándome una sonrisa

- Lees las mentes ¿Puedes adivinar cuál es mi nombre? - Le dije emocionado.

- Quizás pueda. - Dijo.

- ¿Quisieras adivinar mi nombre? - Pregunte nuevamente y más emocionado.

- la verdad no. - Contesto emitiendo coraje a su alrededor. 

- ¡ah! De todas formas, no sabrías como me llamo. - Dije con arrogancia. 

- Interesante afirmación, ¿harías una apuesta conmigo? - Dijo retándome cruz. 

- Se explicita.

- Si dices mi nombre, te invitare el desayuno por todo un año, sino lo dices, me deberás tres favores.

- Bien.

«Ya he ganado, ni se ha dado cuenta de su derrota, ya me ha dicho su nombre por lo tanto mi victoria es segura y comeré con ella. «, pensé.

- Di mi nombre entonces. - Dijo Cruz. 

- Cruz ese es tu nombre. - Grite al igual que haría un niño para decir que gano.

- Me debes tres favores Ezequiel. - Contesto Cruz. 

- Espera ¿conoces mi nombre?  Y ¿Por qué he fallado? - Le pregunte todo confundido de lo sucedido.

- Cruz no es mi verdadero nombre, te mentí, es un apodo que me inventé. - Dijo la desconocida.

- Eso es trampa. - Replique.

- ¿No recuerdo que hubiera reglas? - Dijo la desconocida que pareciese estarse burlando de mí. 

- No hacía falta decirlas. - Replique nuevamente. 

- Para mí sí. - Dijo la descarada mentirosa. 

- Si serás... 

- Ya llegamos, no sé tú, pero yo iré a mi aula. - Dijo interrumpiendo mi insulto. 

- ¡Espera mentirosa! - Exclamaba mientras ella se iba. 

No dudo en seguir su camino y alejarse de mí. Deje que se fuera porque escuche un susurro de ella diciéndome "Nos volveremos a ver".

 Deje que se fuera porque escuche un susurro de ella diciéndome "Nos volveremos a ver"

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Quiero ser tuyo que tú seas yo y yo ser túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora