Prologo

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Mi cabello estaba empapado de sangre, el martilleo dentro de mi sien se hacía cada vez más fuerte pero a mí esto no me importaba.

Me encontraba sentada y atada de manos, mi cabeza hacia abajo hacia de mi cabello una cortina perfecta para esconder la sonrisa que no podía quitar de mi rostro. Hacia un rato ya que había logrado desatarme pero aun quería divertirme un poco más antes de tener que irme.

La cabaña a la que me habían arrastrado era demasiado pequeña y las cuatro figuras que me rodeaban con sus espadas lo sabían. El jefe de ellos, cuyo nombre olvide al momento en que lo pronuncio, se encontraba parado delante de mí con aire arrogante.

― Nos habían informado una cosa completamente diferente sobre ti, incluso nos indicaron que debía tener cierto cuidado contigo y tomar medidas extras al momento de tu captura― Su ir y venir delante de mí se detuvo. Tomo mi barbilla entre sus dedos y apretó demasiado lanzando un ramalazo de dolor por mí ya latente cabeza. ― Pero nos hemos topado con más que una estúpida niña débil, creímos incluso que te habíamos confundido pero ese estúpido cabello blanco tuyo no suele ser común, una chica de pelo blanco me pidieron y es una chica de pelo blanco es lo que entregare―

Se acercó a mí hasta rozar sus labios en mi cuello trayendo consigo un olor agrio de suciedad y alcohol.

― Pero tal vez antes nos divirtamos un poco contigo― paso su lengua por mi cuello lentamente.

Su cara de sorpresa valía cada punzada de dolor que vino después de que le di un cabezazo. Me tomo del cabello furiosamente y con la mano libre me dio una cachetada. Mis ojos escocieron a causa del dolor, pero para mí el dolor nunca era suficiente.

― Agradece que no te mato solo porque eres el encargo de alguien más, alguien que pago una cuantiosa cantidad de oro por ti―

Escupí un poco de sangre ante de mirarlo directamente a los ojos. La carcajada que salió de mi retumbo en la pequeña habitación, el contraste de mi risa que aumentaba y el silencio mortal de los alrededores era notoria. Calle de repente antes de hablar.

― No puedes matarme, no puedes causarme dolor― le dije mientras le regalaba una sonrisa torcida ―Porque yo soy la muerte. Yo soy el dolor―

Sentí mi cuerpo vibrar y electricidad corriendo por cada hebra de mi cabello. Este comenzó a elevarse un poco a causa de la estática, podía sentir el poder tirando de mí y estaba segura que para este momento mis ojos ya eran completamente negros.

Los cuatro hombres detrás de mí comenzaron a temblar, a uno debió caérsele la espada por el sondo metálico que le precedió al grito que soltó.

Me quite mis ataduras y me levante extendiendo las manos hacia arriba, de donde comenzaron a salir espesa sombras negras que se movían entre los presentes. Mis sombras estaban atentas, ansiosas, esperaban mis órdenes.

El jefe de aquellos hombres no podía dejar de temblar, pero fuera de eso estaba paralizado por el terror, ni un grito escapo de su boca, ni una expansión y ni una palabra. Un movimiento de muñeca mío y los cuellos de los cuatro hombres sonaron con un fuerte crack cuando se partieron.

El hombre delante de mí enfoco su mirada en los cuatro cadáveres que estaba en el suelo, una mancha de humedad corrió por sus pantalones junto antes de caer de rodillas.

― ¿También te informaron que era una excelente actriz?― le sonreí y esa sonrisa fue lo último que vio.

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⏰ Last updated: Jun 16, 2019 ⏰

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