Capítulo 23: Extraño corazón.

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—¿Qué dirían los demás si supieran que Ian Blackfield es un vanidoso que evitar usar anteojos en público? —dijo ella con una sonrisa mientras avanzaba.

—¿Qué dirían los demás si supieran lo que sucede con tu estómago cuando comes carne de cordero? —respondió él.

—¡Qué ni se te ocurra decirle a alguien! —exclamó ella ruborizándose.

Ian soltó una carcajada y volvió a concentrarse en la computadora, inflando las mejillas, Eowyn le mostró el dedo del medio y se acercó a la cama, recogió los documentos y se dejó caer en ella al lado de Ian, dando un vistazo a aquellos papeles y libros, se inclinó para ver también lo que él hacía en la laptop... Su dedo índice estaba sobre el botón de envío... Claramente dudaba de enviar aquel correo...

—¿Estás seguro de pedirle eso a ella?

—Independiente de lo que hizo —respondió Ian—, ella es la mejor en el área... si puedo hacer algo para sacar a Alduïn de mi interior antes de que desaparezca debo buscar toda la ayuda posible. —él respiró hondo y envió el correo, luego cerró la laptop y se quitó los anteojos dejando ambos objetos en la mesa de noche.

—Leon volvió a enviar un correo esta mañana —dijo Eowyn estirándose en la cama y alzando las piernas al aire.

—Lo sé.

—Los niños están esperando tu respuesta.

—Lo sé...

—¿Les responderás esta vez?

—Ya lo hice.

Ella se sentó de golpe y le miró con los ojos muy abiertos, Ian había terminado de recoger todos esos documentos que había usado de referencia en su investigación y, tras dejarlos en la mesa, se giró y le miró con una sonrisa... si le había contestado a Leon... ¡¿entonces es porque había decidido regresar?! Soltando una carcajada de alegría, ella alzó los brazos y se arrojó sobre él, el impulso le hizo caer de espaldas y golpearse la cabeza con el respaldo de la cama, Ian protestó frente al dolor y miró a la chica sobre él, ella reía mientras seguía abrazándolo... y ante eso no pudo recriminarle nada...

—Ya estaba a punto de golpearte, ¿sabes?

—Lo siento... he sido irresponsable... pero ya extraño demasiado a los niños... Así que gracias por todo lo que has hecho, Eo.

Eowyn se alzó unos centímetros y miró a los ojos de Ian, le sonrió con ternura mientras apoyaba las manos en el pecho firme y musculoso de aquel shedu.

—Tienes tus pésimos momentos, Sasha, sueles caer muy profundo cuando estás lastimado, pero nada de lo que yo hubiera hecho te habría permitido salir del abismo si realmente no lo desearas... eres más fuerte de lo que crees.

Él le sonrió lleno de gratitud, contempló aquellos ojos grises tan relucientes y, alzando la diestra, le acarició una mejilla... Es posible que ella pensara eso, que él era fuerte, pero seguramente sin ella a su lado no habría logrado tener el impulso necesario para salir de sus tribulaciones, aún sentía que sus heridas eran enormes, pero por sobre todo necesitaba seguir adelante, necesitaba vivir aún si todo estuviera en su contra, tenía cuatro niños que lo esperaban siempre, por ellos debía obligarse a ponerse de pie sin importar qué... aquellos... sus hijos, eran su prioridad... Además, también estaba ella, siempre presente aun cuando no estuviera físicamente a su lado... Pero ella... a veces se desvanecía como un espejismo en su mente... a medida que crecían, esa sensación se había hecho más fuerte hasta el punto de dejarla ir aun cuando en el fondo sabía que no quería separarse de ella, era como si una fuerza desconocida les obligara siempre a despedirse...

La Legión del Caos (Temporada 2) [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora