-El subdirector de la escuela, Coulson, para preguntarme como estoy de mi gripe- contestó Steve entre la risa y la culpa, sentándose de nuevo junto a Tony.- Dios, debo estar loco para estar haciendo algo así. Parezco un adolescente poniendo excusas para no ir a clases.

-No lo repetiremos, lo prometo- aseguró el mayor.- Ya encontraremos la forma de vernos como queremos sin causar molestias a nadie. Pero volviendo a nosotros...

-¿Sí?

-Espera, ten las manos quietas un segundo que quería hablarte de algo serio.- Steve obedeció.- Supongo que recuerdas que dentro de dos semanas es el cumpleaños de Peter. Se lo pregunté a él y quiere celebrarlo en casa, así que no tendré que buscar un salón de fiestas. ¿Aún así tú me ayudarías con las otras cosas? Si tienes tiempo, claro.

-Para ustedes tengo tiempo- aseguró.- Veamos, lo primero serían las invitaciones...

-Sí, eso. Peter quiere invitar a toda su clase, por supuesto, y a varios niños del orfanato. Luego varios amigos de la familia, como Pepper, Stephen y Ross y algunos más. Y estoy seguro, por supuesto, que querrá invitarte a ti- dijo mirándolo a los ojos para ver cómo reaccionaba. Steve lo pensó un momento rascándose la barba. Después le sonrió.

-Claro, lo imaginé. Para él yo soy su maestro, es normal que asista a su fiesta como tal.

-Steve, lo siento, sé que tú querías otra cosa...

-Ey, no tienes por qué disculparte, ¿ok? No es como si no entendiera nuestra situación, y no me ofende que me inviten como a los demás. Creo- agregó tomándolo por el mentón- que si soy paciente y le pongo empeño, muy pronto las cosas serán diferentes y mejores.

-Sí... sí, yo también lo creo- balbuceó ante la proximidad del rubio, que lo besó y lo atrajo hacia sí de nuevo.

-Continuemos con la lista, Tony. Tienes que ocuparte del menú, las cantidades, etcétera. Los niños comen mucho y en un cumpleaños el doble. Hace falta un buen pastel, decoraciones, bolsas de regalos para los invitados. Un animador infantil sería perfecto.

-Ah, sí, sí, eso ya lo había pensado, de hecho. A Peter le gustan los superhéroes más que nada, así que se me ocurrió contratar al Hombre Araña para que viniera.

-¡Genial! ¿Averiguaste por un animador que sepa imitar bien?

-¿Imitar?- repitió Tony desconcertado.- Envié una oferta a Tom Holland con uno de mis representantes.

-¿Qué le enviaste una oferta a quién?- preguntó el rubio sin poder creerlo.

-Tom Holland, el actor que interpreta a...

-Sí, ya sé quién es, cielo, ¡pero creo que exageraste un poco al llamar a un actor de Hollywood para que anime la fiesta de tu hijo!- exclamó riendo y dándole un sonoro beso en la mejilla.- Eres increíble, Tony, en serio. Tu generosidad y tu amor por Peter no conocen límites.

-No sé si sentirme elogiado o avergonzado- rió Tony al darse cuenta de lo extremo que podía ser a veces.

-Elogiado. Puede que te pases de la raya con algunos gustos que le das o quieres dar a Peter, pero lo haces de corazón y eso es lo que cuenta. Estoy seguro que él aprecia más que nada tu preocupación y cariño.

Entre piropos y besos se les fue la tarde sin planear demasiado, ya que una y otra vez se distraían y caían en los brazos del otro. Aún así, Steve se las arregló para ofrecer a Tony unos cuantos consejos de cómo podía hacer una fiesta de cumpleaños exitosa. Antes de volver a la Torre Stark, el mayor obligó a su nuevo novio a cercarlo contra la pared y manosearlo un poco. Aunque con pena, admitió que necesitaba una buena dosis de caricias antes de ir irse.

-No quiero interferir en tu trabajo y tú no quieres interferir en mi vida con Peter, así que estas situaciones no se darán tan seguido. Por eso quiero llevarme un recuerdo... quien sabe cuando volveremos a tener la oportunidad de estar así.

-¿Tanto te gusta como te toco, mi amor?- le susurró al oído, volviéndolo loco. Al verlo asentir Steve emitió una risita y lamió muy despacio su mejilla, hacia abajo, hasta conectar con su cuello y darle un beso tan fuerte que le quedó marca. Tony se sobresaltó y se apartó asustado, buscando un espejo para mirarse. Pálido al ver el chupón que ahora adornaba su piel, exclamó:

-¡Steve, esto es mucho! ¿Y yo soy el exagerado?

-Lo siento... pero eres tan irresistible, Tony, que no me pude contener.

-¿Qué voy a decir si alguien me pregunta por esto? ¿Y si Peter lo ve?

-A lo mejor vas a tener que cubrirte por unos días- se disculpó al tiempo que contenía la risa.

(...)

-Buen día, niños...

-Buen día, maestro Steve- le contestó un coro de voces.

-Hoy vamos a empezar a repasar el capítulo 7 del libro de historia, para que aprendamos sobre el Día de la Independencia, ¿bien? Ya saben ustedes cuan importante es esa fecha para nuestro país. Pero antes de eso, Peter, ¿quieres venir?- invitó al pequeño Stark al frente del aula.- Peter tiene algo que decirles y espero que lo escuchen.

-Gracias, maestro.- Y luego, con sorprendente claridad:- el sábado que viene es mi cumpleaños y quería invitarlos a todos a la fiesta- anunció contento, mientras les mostraba una pila de invitaciones. Sus compañeros lo felicitaron de antemano y él, radiante, pasó entre los bancos repartiendo los sobres.- Será en mi casa a las cuatro de la tarde. Espero que puedan venir todos, me haría mucha ilusión tenerlos ahí conmigo.

Steve observó lo alborotados y felices que estaban los niños y decidió no intervenir, dejándolos que expresaran su emoción tanto como quisieran. La lección de historia podía esperar un poco, en vista de los acontecimientos. Luego, cuando Peter se acercó a él para darle una invitación, trató de fingir naturalidad pero fracasó miserablemente; ese chico tan dulce era hijo de Tony, y si las cosas salían bien pronto sería su hijo. Fue inevitable que su voz saliera temblorosa al agradecerle la invitación.

-Gracias, Peter. No te fallaré y estaré ahí puntual a las cuatro.

-Mi papá dijo que será usted bienvenido, podrá sentarse junto a él en la mesa de los adultos- aseguró con total inocencia, provocando que Steve riera por dentro.

-Dale las gracias a tu padre de mi parte.

Durante el recreo, mientras los niños jugaban en el patio bajo la supervisión de las preceptoras, Steve aprovechó para abrir la invitación y contemplarla con reverencia. Era de un papel muy fino y una tipografía alegre y elegante, y sonrió al pensar en Tony eligiendo lo mejor para el cumpleaños de su hijo. Siguiendo un impulso lo llamó esperando encontrarlo desocupado y no se equivocó. El mayor se oía emocionado y le comentó que estaba en una reconocida pastelería del centro, eligiendo un pastel digno de su hijo, pero que su llamada le venía muy bien.

-Steve, qué crees, ¿diez pisos de pastel serán suficientes? ¿No estaré siendo tacaño?

-Tony, por el amor de dios... ¿acaso voy a tener que acompañarte a elegir todo para que no cometas locuras?- regañó en un tono dulce que decía muy a las claras que eso le gustaría. Tony, bajando a tierra, respondió con cariño:

-Te avisaré cuando vaya a elegir su regalo. Así podremos hacerlos juntos como buenos padres.

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El amor de Steve y Tony apenas acaba de nacer, y por lo tanto ambos están llenos de adrenalina. Quieren conocerse y disfrutarse, y al mismo tiempo quieren recordar que su relación implica a una tercera persona: su hijo. Por eso es que este capítulo no terminó siendo un hard ardiente entre ellos, sino un dulce momento para discutir sobre la primera fiesta de cumpleaños de Peter como un Stark. Ese cumpleaños va a ser un momento muy importante para todos.

OHANAWhere stories live. Discover now