Cuando se vio frente al gran edificio con los carteles de los chicos en las paredes de la calle anunciando el lugar, tragó saliva. Pudo reconocer a algunos de ellos, aunque otros se le hacían desconocidos. Y, por supuesto, el más grande de todos era el del chico al que había agredido.

Dai Lin odiaba aquello, pero debía reconocer que todos ellos eran lo suficientemente parecidos a la realidad, por lo que no necesitaban más que un poco de photoshop en sus carteles para lucir extremadamente bien. Al contrario de lo que ella pensaba. Pero seguía pensando que se vendían como objetos y eso de materializar a las personas no le gustaba.

Al entrar dentro subió las escaleras que le llevaron hasta la recepción y la puerta, la cual estaba cerrada. Llamó varias veces pero nadie le abría y dentro parecía estar oscuro. Comprobó la hora en su móvil y eran las ocho y cinco, justo a tiempo. Volvió a llamar pero esta vez más fuerte, hasta que las puertas se abrieron de golpe y ella se quedó con una mano en el aire.

— Hola, soy la chica que...

— Sí, me acuerdo de lo que hiciste anoche.— Le dijo Hendery con voz fría, retirándose hacia atrás su largo pelo negro y guardándose las llaves de la puerta en el bolsillo de sus pantalones.— Te estamos esperando en la sala de reuniones. Sígueme.

Dai Lin pudo observar que Hendery era un tipo bastante alto y delgado. Tenía los ojos redondos y oscuros y la cara ovalada, lo que le daba un aspecto único. Era normal que todas aquellas mujeres que se lanzaran a la barra solo para verle hacer mezclas para las bebidas que le pedían.

Mientras le seguía por el pasillo se preguntó si los demás chicos también estarían esperándole, aunque supuso que no todos. De todas formas no perdía nada por preguntar si uno de ellos, al menos el que había sido educado con ella, iba a estar. Así tendría un respaldo contra Lucas, si es que estaba también.

— ¿Por casualidad está aquí ese chico que iba con traje y hablaba muy educado? No recuerdo su nombre, pero fue amable conmigo.

— No sé quién dices, pero creo que te refieres a Kun.

— ¡Sí, él! ¿Cómo lo has sabido?

— Kun siempre lleva traje.

— Ah, ¿y está? ¿En esa sala de reuniones?

— ¿Para qué tienes tantas ganas de verle?

— No, no es eso. Pero él fue el único que me trató como a una persona normal.

Hendery se paró frente a una puerta que había al final del pasillo de la primera planta con un cartel que ponía: sala de reuniones;  y se giró hacia ella con aspecto serio.

— Es aquí.

— Vale.

— Y quizá, si tu futuro no fuera acabar en una cárcel, todos te hubiésemos tratado con amabilidad. Puedes entrar.

Ese comentario con crueldad en sus palabras le sorprendió. Estaba acostumbrada a pelear en contra de quien supusiera un peligro para ella, ya fuera con palabras o con puños, pero oírle decir eso a Hendery le sentó como una patada en el estómago que no podía devolver. Lo único que hizo fue sonreírle forzadamente y cruzó las puertas y entró delante de él.

Para su mala suerte, pudo comprobar que todos los chicos estaban allí y dejaron de hablar entre ellos justo cuando entró. La mayoría de sus rostros hostiles se volvieron hacia ella, lo cual le hizo sentirse de todo menos bienvenida. Miró a su alrededor para observar mejor la sala y se quedó con la boca entreabierta, porque le pareció preciosa.

Era una especie de patio interior, con una larga mesa de madera oscura y sillas a su alrededor. A su alrededor había un pequeño estanque artificial decorado con vegetación y un pequeño puente que conducía hasta el centro de la habitación con motivos chinos.

El Host || WayV「Lucas」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora