No sé como agradecértelo.

—No seas tonta eres como de la familia, nos criamos juntas. La verdad es que tuvimos mucha

suerte, porque no había ninguno libre hasta ayer mismo, que se marchó el inquilino del que

será tu apartamento.

Ahora me pesaba no haber intentado comunicarme con ella durante todo este tiempo. No fue

falta de interés. Durante unos años estuve un tanto perdida y con mis problemas tenía

suficiente. Me metí tanto en mí misma que apenas me relacionaba con el resto del mundo.

—Emma, háblame de tu familia.

Ella desvió la mirada un momento de la carretera y me miró con una gran sonrisa en sus labios.

—Mi marido se llama Liam y trabaja de encargado en el supermercado que hay al lado de casa.

Tengo dos niños, Mollie de doce años y Aiden de tres.

—Tengo muchas ganas de conocerlos—. Aunque para ser sincera los niños no eran lo mío, no

nos entendíamos.

—Y tu Aby, ¿no tienes familia?

Sabía que este momento llegaría.  No me gusta hablar de mí, tengo muchos recuerdos amargos 

que guardo en cajas bien cerradas dentro de mí mente y tan escondidas, que me cuesta llegar a

ellos. Los encerré en ese recóndito lugar precisamente porque no deseaba recrearme en ellos,

ni hablar con nadie sobre ellos. Ya lo tuve que hacer con mi psicóloga y después de eso juré no

abrir esas cajas nunca más.

—Estuve casada, ¿recuerdas a Robert?

—Claro que lo recuerdo, era el chico más guapo de Abilene.

—Estuvimos juntos diez años pero no salió bien—. Con esto bastaría, por lo menos de

momento—. Y hace tres me divorcié.

—Nunca me gustó como era, siempre pensé que era cruel y desagradable. Me alegro que no

estés con él. No sé qué fue lo que pasó entre vosotros, pero tú eres mucha mejor persona.

Era increíble, sin contarle nada ella lo sabía todo, así era Emma intuitiva y sensible, jamás

conocí a nadie igual.

Tenía que cambiar de tema rápido.

— ¿No le molestará a Liam y a los niños que viva con vosotros?

—Oh que va, está encantado, le he hablado tanto de ti que está deseando conocerte.

—Si ya tengo apartamento, sólo pasaré esta noche, mañana mismo me trasladaré.

—Puedes quedarte todo el tiempo que te haga falta. Pero entiendo que necesites tu propio

Esto No Es Una CitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora