ᴅoɴ'т тᴇʟʟ ɴooɴᴀ ⋆ ͙̈н ʏ u ɴ ʟ ι x ⋆͙̈

Nueve.

—O sea que fuiste a casa de tu amor platónico a dormir —concluyó Jeongin, a lo que asintió encogiéndose de hombros—. Lástima... creía que habrías tenido una noche un poco más emocionante.

—Uh, sí, sí... yo también...

—Tienes mala suerte, ¿eh? —Comentó Jeongin palmeando su hombro—. Bueno, tengo que irme a clase. Te veo luego y más suerte la próxima.

Luego de despedirse de Jeongin, Felix pudo entrar a su clase finalmente. Era martes y tocaban Introducción a las Artes Liberales y Ética, lo cual hacía que la mañana pasara lenta de costumbre cada martes debido a lo pesadas que eran ambas materias por ser pura teoría, pero ese día los minutos avanzaban particularmente lento y el pelinaranja comenzaba a desesperarse. Intuía que esa inusual lentitud temporal era porque se suponía que almorzara con Hyunjin y estaba ansioso por verlo, y Felix, al ser bastante impaciente cuando algo lo tiene entusiasmado, tenía la teoría de que siempre que uno lleva prisa el tiempo se pone en modo tortuga deliberadamente haciendo que la hora no pase nunca. Y es que nunca una clase se le hizo más larga y aburrida que las dos de esa mañana, de verdad el reloj parecía estar averiado, iba más despacio que un caracol. Felix podía jurar que habían pasado al menos 20 minutos desde la última vez que miró la hora a las 10:46, pero no, eran apenas 10:50 cuando volvió a chequear la hora, no habían pasado ni cinco. ¡Qué tortura! Parecía que el tiempo estaba en su contra.

Cuando finalmente se hicieron las 11:30 y el profesor de Ética dijo que ya podían retirarse, Felix prácticamente salió corriendo del aula. De haber podido, volaba, pero como aún no era humanamente posible tuvo que contentarse con correr como alma que lleva el diablo. Usualmente esperaba a Jeongin para irse con él y los demás estudiantes que iban en la misma dirección que ellos, sin embargo no pensaba hacerlo en esa ocasión y simplemente corrió las primeras calles para asegurarse cierta ventaja con los demás. Las últimas las recorrió caminando con tranquilidad, esperando a que su respiración volviera a su curso natural y tratando de anticipar qué pasaría en el almuerzo con Hyunjin. La noche anterior el mayor lo había vuelto a llamar y repitieron lo de la mañana, habían tenido sexo telefónico (por decirlo de alguna manera), y habían cortado la llamada con la promesa de verse al día siguiente y continuar con eso. ¿Significaba eso que tendrían sexo de nuevo? Felix no estaba seguro, aunque si lo pensó mucho porque la casa de Hyunjin quedaba un poco lejos de Cypher, e ir a la casa de Felix no era una posibilidad, entonces se cuestionaba dónde irían si realmente planeaban hacer algo más que no fuese comer. No podía mentirse a sí mismo, la idea de volver a follar con Hyunjin lo tentaba y mucho.

11:40 y Felix entraba por la puerta a Cypher, o eso comprobó pues apenas puso un pie dentro revisó la hora para ver cuánto se había demorado. Como siempre que se adentraba al lugar, elevó la vista para buscar con la mirada a Hyunjin inmediatamente después de mirar su celular. La diferencia era que en cuanto dio con su cabellera negra (al fondo de uno de los pasillos reponiendo los discos en la sección de artistas internacionales), no huyó a la otra punta ni se sintió avergonzado ni nada de eso, sino que se encaminó con paso decidido hacia donde se encontraba el chico. Bueno, tal vez no estaba tan decidido, y tal vez sí estaba un poquito avergonzado, pero aun así caminó hacia Hyunjin mordiéndose el labio y sosteniendo con fuerza las correas de la mochila entre las dos manos sin dudar ni un segundo. Sólo era un almuerzo juntos, después de lo que habían hecho la última vez que se vieron no podía sentirse más intimidado por los ojos negros del mayor, ni por su voz grave ni por sus pocas palabras tajantes. Tenía que armarse de valor y dejar de comportarse como una niñita enamorada frente a él de una vez por todas.

—Hola, Felix—pronunció Hyunjin cuando estaba a pocos pasos de alcanzarlo, y Felix ya ni se sorprendió por ello—. Termino esto y estoy libre.