—¿quién mierda eres tú para pedirme explicaciones?—soltó como si nada.

Se me cayó la mandíbula al oír tal barbaridad. Deseé darle vuelta la cara una bofetada, pero el vómito verbal empujado por la ira fue más veloz que mi mano.

—¡SOY LA MALDITA ESTÚPIDA QUE ESTUVO TODO EL DÍA Y TODA LA NOCHE PREOCUPADA POR TI, QUE HIZO TODO LO POSIBLE POR SABER DÓNDE ESTABAS!—grité furiosa—ESTÁS BROMEANDO, ¡¿CIERTO?! LO MÍNIMO QUE MEREZCO EN ESTE MOMENTO ES UNA PUTA EXPLICACIÓN... PERO, ¿SABES QUÉ?, ¡VETE AL DEMONIO!

Dicho esto, le lancé las llaves del auto en la cara y me bajé dando un fuerte portazo. "Que el maldito idiota lleve su propio trasero a casa" pensé mientras divisaba una estación de metro a un par de cuadras, encaminándome hacia allá, dando largos pasos llenos de ira.

A mis espaldas sentí un portazo igual al que dí, y luego los gritos de Gerard:

—¡no! ¡______, detente!

Lo ignoré y seguí caminando, sin embargo al cabo de unos segundos consiguió alcanzarme, tomando uno de mis brazos.

—¡suéltame!—bufé zafándome bruscamente de su agarre para retomar mi camino.

Pero fue en vano, porque volvió a tomarme de un brazo esta vez con la fuerza suficiente para voltearme hacia él y conseguir sostenerme por la cintura, obligándome a mirarlo.

—¡suéltame, maldita sea!—grité aún enojada dándole golpes en el pecho.

—lo lamento, ¿sí? fui un idiota—dijo haciendo caso omiso a mis reclamos.

—estás siendo un idiota en este preciso instante, ¡déjame ir!

—jamás lo haría.

Y al decir aquello, me abrazó de tal modo que me sentí absorber por su cuerpo y junto con ello la ira explosiva que sentía. Así de fácil me venció. Solo con el latido de su corazón igual de agitado que el mío y el calor de sus brazos envolviéndome. Depositó un beso en mi cabeza y mi cuerpo se volvió de trapo. Así de fácil fue calmar mi furia.

—no pensé que te preocuparías tanto.

—no piensas, ese es el problema.

—nunca quise que te pusieras mal por mi culpa, de verdad lo lamento, cariño.

—te pasaste de la raya—terminé aquella frase con la voz hecha trizas y al instante siguiente me largué a llorar aún cobijada en sus brazos—te odio, te odio tanto—murmuré entre llanto.

—lo imagino—dijo con tono de arrullo acariciando mi cabello mientras mi cara permanecía hundida en su pecho—la cagué, lo sé, pero te prometo que tendré más cuidado de ahora en adelante—besó mi frente—te amo, y créeme que jamás te haría daño... Jamás—enfatizó.

No respondí. Simplemente me limité a desahogar mi angustia acumulada abrazando a Gerard en una esquina en mitad de Manhattan. Ignorando que a pesar de sus disculpas, de todos modos no me había dicho nada sobre su paradero durante la jornada anterior. Lloré. Lloré hasta el cansancio, y es que aparentemente no tenía nada más que hacer ante lo sucedido.

Unas voces me despertaron de manera repentina. Abrí mis ojos con pereza, encontrándome con la luz de la madrugada aclarando hacia el amanecer.

¿Qué sucedía?

Estaba algo atontada debido a la medicación que había tomado antes de ir a dormir, por lo que me senté en la cama, para intentar espabilar y prestar real atención al barullo que había en la entrada del apartamento. En un principio solo escuchaba palabras que llegaban sin sentido a mi adormecido cerebro, pero al cabo de un instante logré comprender que se trataba de una discusión.

vete, chico, no tienes nada que hacer acá.

por favor, necesito hablar con su hija un momento, prometo que me iré.

Me congelé al oír aquella voz. No, no podía ser cierto.

entiende, no vas a verla ni hablar con ella, jamás. Ahora vete, ella está descansando y no te necesita acá para que la molestes.

Debía estar soñando, no podía ser real.

Sentí una taquicardia tan fuerte que el corazón me retumbaba en los oídos. Hundí las uñas en el colchón, intentando no caer de espaldas e hice mi mayor esfuerzo por recordar que debía respirar.

No, no podía ser real.

Sr. Daniel, por favor... por favor...

¿Y si en verdad lo era?

ya vete, no me hagas perder más el tiempo.

Me puse de pie de un salto y me dirigí hacia el origen de las voces. Fuera un sueño o no, debía ver qué sucedía. Debía ver al dueño de aquellas quebrantadas súplicas aunque se esfumara en mi mente al despertar.

cariñodijo mi padre sorprendido de verme en pie.

Sin embargo no le preste atención, ya que mi mirada se fue de inmediato al umbral de la puerta.

Gerardbalbuceé usando el último rastro de aire que mis pulmones guardaban.

Él me miró impactado, de tal modo que solo fue capaz de llevarse una mano a la boca. Nada más. Pensé que al verme correría a darme un abrazo, o que haría algo para demostrar qué había sentido durante este tiempo o qué es lo que cruzaba su mente en aquel instante; sin embargo se quedó parado en el umbral sin decir nada, solo mirándome con sus verdes ojos teñidos de tristeza, los cuales parecían que se desbordarían en cualquier momento. Imaginé la charla que había tenido con Mikey, e imaginé asimismo todo el camino que recorrió hasta acá llorando de dolor. Su semblante lo decía todo. Estaba destruido.

Por mi parte, también me congelé, lo único que sentía eran las lágrimas que se agolpaban en mis ojos. Aparentemente era para lo único que servían el último tiempo. No obstante, esta vez no sentía pena, sino que una emoción generalizada de volver a verlo tras tantos días caóticos; y no me bastó más que su presencia para saber que a pesar de todo lo sucedido amaba a aquel humano con todo mi ser.

¿Cómo podía ser posible? Tanto dolor, tantos desencuentros, sin embargo el solo tenerlo frente a mí lograba electrizarme de pies a cabeza, como nadie lo ha hecho jamás.

¿En verdad aún después de todo podía seguir enamorada de Gerard? ¿Es que acaso aún mi corazón podía soportar más de lo que ya lo había hecho?

Lo vi dar un paso hacía donde me encontraba —ante la mirada horrorizada de mi padre, vale decir— y creí que moriría por la falta de aire. Le bastó dar uno más para estar lo suficientemente cerca mío como para posar su mano en mi mejilla. Y al sentir el calor de su mano, supe que todo estaría bien sin importar qué sucediera de ahí en adelante.

"Te amo" grité en mi interior, un millón de veces.

Me sonrió mientras una lágrima caía por su rostro, como si de algún modo hubiera escuchado mis pensamientos, acerqué una mano para secar su solitaria lágrima y luego acaricié su mejilla, al igual como él lo hacía conmigo. Así permanecimos por lo que en mi cabeza fueron largos minutos, en completo silencio, y es que no había nada más que hacer ni hablar de momento, eso era suficiente. Con eso me bastaba incluso para seguir viviendo el resto de mi vida, sabiendo que había logrado ver al real Gerard Way una vez más.

_____________________

HE VUELTO!! ✨
Y con doble capítulo + un prólogo de la historia que sentí que hacía falta al inicio de todo este relato. Ya estando a esta altura de la historia, entenderán de que se tratan aquellas pocas palabras, pero desde la perspectiva de G.

Además espero la próxima semana agregar el soundtrack de todo este drama™ y por supuesto seguir actualizando porque ya se vienen los últimos capítulos.

Eso por hoy, un abrazo a todas quienes leen y gracias por la paciencia ❤️💖🖤

Love Has Led Us Astray  ||  Gerard Way y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora