La maquina: manos a la obra

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— ¿Y tú crees que yo sí? Carajo, Tony —negó—. No, no lo haré porque tú vas a estar aquí y podrás ponerle tú los límites a tu hija ¿Bien?

—Es sólo en caso que no pase nada como esperamos —insistí—. Sé que tienes ese carácter de no dejar que haga su voluntad. ¡Puede quedar huérfana, carajo!

— ¿Y tú crees que porque soy huérfana desde los diecisiete podré guiarla? —soltó una risa fingida—, menos mal que sólo son estupideces las que imaginas.

—Sólo prométeme que harás el intento.

—Bien, prometo que trataré de hacer el intento, promesa que no voy a cumplir porque no te vas a morir.

Eso me calmó un poco, al menos sabía que si ocurría, no se negaría a cuidarla porque ya me había dado su palabra.

— ¿Llegamos? —preguntó Morgan cuando Kozlov se estacionó—, ¿Y en dónde estamos?

—La torre Stark. Antes tu padre vivía aquí —Kozlov fue la que habló—, denme la mano ambos, no quiero que se queden atrás.

Salimos y ambos niños tomaron sus manos, Tomé su carpeta y entramos hacia la torre.

— ¿Y tú también vivías aquí? —preguntó Nadir a su madre.

—No, ni siquiera los conocía —le contó.

— ¿Entonces?

—Ah, esa es la historia favorita de tu madre —hablé con sarcasmo mirándola burlón—, ¿No es así, Kozlov?

—Cállate, Tony.

— ¿Por qué? —preguntó Nadir.

—La conocí cuando ella salía con tu padre —respondí.

— ¿Tú conociste a papá, tío Tony?

—Para mi desgracia sí.

—Lo que ocurre es que tu tío Tony se lleva mal con todo mundo.

Bufé al escucharla hablar al respecto de mi comentario a Nadir.

Al entrar, vimos a Natasha con Steve, Pulgarcito y Banner convertido en Hulk.

—Wow, ¿Qué está pasando aquí? —Kozlov parecía creer que Banner convertido como Hulk era señal de peligro.

Y tal vez sí, pero no para los niños.

—Doctora Kozlov —dijo Banner saludando.

— ¡Hulkeate! —dijo Nadir soltándose del agarre de su madre acercándose a Bruce.

— ¡Eso es! —lo animó Bruce—. Él sabe. Dame cinco.

Y Nadir chocó su puño con la mano de Banner.

— ¡Mamá, es Hulk!

— ¿Mamá? —Bruce parecía sorprendido.

—No tu mamá, la mía —dijo Nadir soltando una risa antes de ir a saludar a Natasha.

— ¿Cuándo?, ¿Qué?, ¿Dónde?

—Ah, sí, te perdiste también de eso —hablé burlón otra vez—, ¿Cuándo? En el problemón del amigo del Cap; ¿Qué? Un niño que ahora tiene cinco años y se llama Nadir; ¿Dónde? Esa es una buena pregunta —la miré entonces y ella no parecía muy cómoda con la atención que recibía el soldadito.

—Esperen, esperen un momento —se metió Scott—, ¿Es hijo del tipo con brazo de metal al que ayudamos a escapar?

—Scott... —Steve trató de callarlo.

El hombre araña (Peter Parker y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora