• Capítulo 45 •

Comenzar desde el principio
                                    

—Sé quién es él... —aseguró, ocupándose en tomar uno que otro frasco desde un pequeño mueble con un cajón.

—¿C-Cómo? ¿Quién es usted? —cuestionó confundida, mirando con precaución la espalda de aquella mujer.

—Mi nombre es Midnight.

Y entonces lo supo, cuando esos penetrantes ojos azules hicieron contacto con los suyos, Tsuyu sintió su cuerpo estremecer debido al asombro.

Frente a ella, estaba aquella mujer que entrelazó la vida de Katsuki junto con la otra persona gracias a la profecía que le perseguía. Ella era la creadora de tan poderosa maldición que llevaba el destino de ambas razas al borde de la extinción. Ella era la madre de los humanos, la Youkai que una vez amó a los dos mejores amigos y aliados en la guerra pasada, pero, debido al rechazo y al odio que sembró en su corazón, se atrevió a condenar a los dos hijos varones de aquellos dos hombres.

Masaru Bakugou y Yagi Toshinori.

Demonio de alma escarlata, primogénito de aquel que una vez se le consideró traidor, encargado del destino de ambas razas, humanos y demonios en una guerra voraz. Su enemigo, de jade interior, a la guerra por defensa lo incitará, desatando aquel poder que sobre pasa cualquier fuerza y que oculto está. Pero, si el Hilo Rojo del Destino dispuesto está, todo aquel mal que se esperaba, se desvanecerá

Palabra por palabra, la profecía era repetida una y otra vez en la cabeza de la peliverde, analizando esta ahora con Izuku ahí frente a él.

Y entonces lo supo.

¡Izuku era la otra parte! Él era el hijo de Yagi, aquel que se encargaría de arreglar o deshacer el destino de todos al lado de Katsuki y ahora... Ahora estaba así y ella no podía hacer nada para protegerlo, nunca pudo. Aunque antes, si lo hubiera sabido, lo hubiera ayudado a escapar desde que puso un pie en esa casa, aunque gracias al fuerte aroma que lo cubría, el ligero aroma parecido al de su padre se ocultaba, pero ahora, Tsuyu podía asegurar que ese aroma estaba ahí y su parecido era grande.

—¿La Madre de los humanos? Claro, he escuchado de usted, kero, pero pensé que había muerto —explicó y era verdad, después de que la mujer había sido rechazada primero por Masaru al enamorarse de Shimura Nana y, años después por Yagi quien se casó con una humana ordinaria, Midnight había desaparecido del mapa para todos y los rumores no tardaron en esparcirse, asegurando que ella había muerto.

—Fue un rumor que esparcí para mi propio beneficio —admitió —, es mejor que los youkais no estén detrás de mí —y Tsuyu lo entendía, porque si alguien sabía sobre la gran magia que esta mujer portaba y descubría que seguía con vida, siendo su nombre uno de los más reconocidos, la buscarían para intentar obligarla a cumplir sus deseos.

—¿Y cómo es que conoce a Izuku-chan? Kero —preguntó, acariciando los cabellos del omega inconsciente, ahora más aliviada de que su cuerpo ya no perdía tanta sangre.

—Es porque fui yo la que hizo que su cuerpo atrajera a los alfas de manera irresistible —comentó, sorprendiendo aún más a Tsuyu, quien de verdad no se esperaba en absoluto aquello. ¿Ella también había sido la causante de aquello? ¿No le bastó con causar el desastre con a profecía?

—¿Usted? —preguntó incrédula —. ¿Qué fue lo que hizo? —la omega estaba muy sorprendida, miraba a la bruja moverse de un lado a otro, tomando recipientes, hierbas y polvos para ponerlos en la mesa al lado de Izuku, y para responder su pregunta la joven pelinegra se acercó a un estante de libros tomando uno que parecía especialmente viejo y polveado, como si estuviera en ese mismo lugar dese hacía años atrás. Con cuidado, pasó las hojas que parecían querer hacerse polvo en cualquier momento y, cuando encontró lo que buscaba, lo dejó en la mesa señalándole un escrito a la youkai omega que sostuvo el manuscrito para leerlo con cuidado.

Amor y Guerra [•KatsuDeku•]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora