parte 1

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Me encontraba en la nada más absoluta ¿esperando...nada? casi deseando atarme a uno de esos tantos postes donde las personas consagran su existencia culpando a los que están en los demás postes.

El tiempo pasaba y el viento cada vez más violento. La advertencia era cierta, atarse o perecer. No había matices, no había tiempo de dubitación, atarse o perecer y tenía que ser pronto.

Intentaba acercarme a cada poste, nadie me daba una mano, ya hacía tiempo habían muerto los humanos, hoy...hoy solo quedaban...solo quedaban cuerpos, entes, consumidores, pero humanos no, de eso estoy seguro.

La tempestad era abominable. Quienes quedaban iban desapareciendo, pero deben entenderlos, se estaban enfrentando contra la fuerza de mil demonios. Cuando solo quedábamos unos pocos tan fáciles de marcar con los dedos, observándonos en nuestras alegrías y angustias, decidimos acostarnos. No era un acto de rendición, nos negábamos tajantemente frente a esta tormenta, era al contrario, un acto de rebeldía. Nos uníamos con aquello que todo humano civilizado había renunciado, la unión con aquello que lo hacia común a todos, aquello que lo abandonaba en su flagrante individualidad para sumergirlo en su pequeña unidad con todo. Decidimos unirnos con nuestro todo, era rebeldía, ahí estaba nuestro poste y siempre lo estuvo. Nos abrazamos, nos unimos, luego, todo empezó a desmoronarse.

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Dicen que la historia deviene del control humano. Viven a través de seminarios sobre el humano y su poder de cambiar al mundo. Nos atosigan diciendo "tú debes cambiar el mundo". Me han dicho que por las noches estos hombres dicen en lo bajo "Y arreglar esto que hicimos" como si su inconsciente les dijera aquello que no se atreven a decir, despidiéndolo en sus sueños para sostener su castillo de cristal. Siempre me he preguntado desde mi niñez ¿Y el mundo desea que lo cambien? Que especie rara, cambian todo, menos a ellos mismos. Su piedra hace rato viene siendo la misma, pero continúan empecinados pateándola para que nadie la vea.

Lo hemos logrado, la tormenta paso, pero no será la última. Es el inicio. Todo continuara así mientras esta especie que somos no logre cambiarse a sí misma. En épocas de crisis, cualquier intento de rebeldía debe ser catalogado de locura, solo así las voces no tienen oídos. Mientras, sostente, esta por empezar otra.

La TormentaWhere stories live. Discover now