Al lado de Ariel se encontraba Claude, sus ojos miraban abiertos y aterrados ante la reacción de aquella mujer al saludo de su hijo y por un instante tuvo miedo por su seguridad. Él había conocido a esta mujer previamente bajo engaño, se le había presentado como un representante de una lotería y que había ganado un boleto para dos personas en un crucero por el Caribe. Pero la mujer estiró su mano y acarició su mejilla.

—Estás más pálido de lo que recordaba, —dijo la mujer mostrando una sonrisa en su cara que tranquilizó a rubio. —No me digas que este loco te tiene encerrado en un sótano oscuro.

Claude casi quiso reír de la afirmación de la mujer.

—¡Oh, increíble! ¿Cómo lo supo?, —respondió Claude.

—Ariel siempre hizo lo mismo, cuando estudiaba para los exámenes o estaba estresado por algo se encerraba en el sótano. Yo le decía "El Vampiro".

Claude soltó una carcajada ante la explicación de la mujer, al parecer poco había cambiado Ariel en estos años. La mujer abrió más la puerta y el par de hombres entró. No había terminado de cerrar la puerta cuando Clara y Rosa aparecieron en la entrada. Ella iba a cerrarles la puerta sin importar lo que pensaran, pero Ariel, al verlas en la entrada salió a saludarlas y las hizo pasar dentro; pese la cara de su madre.

El resto de esa tarde transcurrió sin mayores sorpresas. Claude confirmó al par de chismosas que él había entregado el boleto a su suegra, y que fue una forma de proteger a la madre de Ariel para evitar exponerla a los chismosos de la prensa. Las mujeres se creyeron el cuento. Iraida Jenkins prefirió mantener la mentira que se estaba contando. Cuando pudo estar a solas con Ariel, aprovechando un momento en la cocina le preguntó de frente.

—Esa fue tu respuesta al problema, inventarte un matrimonio falso, porque tú y yo sabemos que no tienes casado más de un año; eso asumiendo que te hallas casado de verdad.

—Me alegro que lo entiendas madre, ahora lo importante es mantener este disfraz.

—¿Y si alguien lo descubre, cómo quedo yo?

—Simple, que fuiste otra víctima engañada, te enteraste de la boda igual que todos.

—¿Y que si esas dos se enteran de algo?

—Por eso las deje entrar, voy a la segunda etapa, dejare el sótano y tú mejor que nadie sabe lo que eso significa.

—¿Estás seguro de lo que haces Ariel?

—Sí madre, muy seguro.

***

—Gracias por venir, —dijo Doris Mathews, mientras agarraba de la mesa de aquel café al aire libre una milhojas y devoraba el dulce sin preocuparse por las migas que caen y los restos que dejaba en los bordes de su boca.

—Vine por ser tú, esto es algo que no le concedo a cualquiera, —respondió Simón Gómez, jefe de prensa de La Gaceta de Alba.

—Lo se amor, pero lo que hablemos como dije antes será confidencial, yo no diré nada de lo que me digas, y tú a cambio no dirás nadas de lo que te diga.

—Sigo pensando que es una mala idea, —respondió el hombre.

—Al final, confírmame, es cierto que Phoenix solicitó un derecho a replica, o es algo falso.

—Me temo que es cierto, tan pronto supe de la demanda empece a averiguar si era cierta esa carta y lo qué pasó con ella.

—¿Y...?

—A finales de abril del año pasado Phoenix vino a entregar la solicitud de derecho a replica, pero en ese entonces ya estaba muy rayado, el guardia se tomó la libertad de no dejarlo subir a entregar la carta, la misma fue recibida en el recibidor de la entrada por un empleado de turno.

Sólo Negocios - Serie: Agencia Matrimonial - 02Donde viven las historias. Descúbrelo ahora