Dos

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La muchacha llegó a la planta baja y salió a la calle. Allí un sujeto grande,de aspecto reptiliano la tomó por el brazo y la llevó hacia un callejón por el cual se perdió de la vista del díos, pero la ubicó rápidamente. Se mantuvo a distancia para observar. Dos sujetos,más el que la interceptó a la salida del edificio,la tenían acorralada y le exigían que les diera algo que ella saco de entre las flores de cristal que,por un brusco movimiento de esos sujetos, terminaron hechas pedazos en el suelo. Una vez obtuvieron lo que querían se fueron y la mujer apoyo la espalda contra el muro para así dejarse caer,quedando sentada en el piso en una postura algo masculina,que reflejaba derrota.

-Podría denunciarte por vender esa porquería de agord- le dijo una voz grave.

La muchacha miró delante de ella,unos zapatos color café algo rústicos,alzo la vista encontrando unos pantalones azules amplios y más arriba una faja,seguida de un abdomen masculino de piel púrpura,continuo hasta encontrarse con un rostro felino donde habían unos ojos dorados que la miraban con arrogancia.

-¿Y tú quien eres? ¿Un oficial encubierto? No tengo dinero para chantajes y ni sueñes voy acostarme contigo.Así que ¡Anda! ¡Arrestame!-le dijo la muchacha y le alzó las manos enseñándole las muñecas.

Bills la tomó por el codo para ponerla de pie y una vez la tuvo así se inclinó un poco para verla de cerca y olerla también. Lo hizo con disimulo para no verse tan extraño ante aquella mujer, de aroma tan particular. Claro que él detecto el olor de aquella sustancia alucinógena en ella, pero también su fragancia natural y fue por eso que la siguió. Bills tenían una naturaleza dual y parte de ella era la de un felino por lo que no era raro que él percibera a las personas por medio del aroma. El de esa mujer le era atractivo.

-No soy un oficial-le dijo Bills-Y no me interesan los negocios en los que estés involucrada.Quiero ofrecerte un trato. Escúchame. Te puede sonar interesante.

-Mira no sé quién seas,pero yo no puedo ir con...

-Es por esto ¿no?-le señalo Bills descubriendo la muñeca de la chica, para ver el brazalete que llebaba-Supongo que tu amo te lo puso para saber donde estás. Si te sales del área designada está cosa enviará una descarga eléctrica directo a tu cerebro, dejándote paralizada temporalmente.

-¿Estas seguro de que no eres un oficial?-le preguntó ella con una sonrisa resignada y burlona a la vez.

-¿Quieres escuchar mi oferta o no?

-Te escucho.

Le contó brevemente quien era, que hacía y que quería de ella. Con incredulidad la muchacha, escuchó la historia del dios de la destrucción y claro que le cuestionó su naturaleza divina,a lo que el dios respondió formando un hakai en su mano.

-Este planeta tiene demasiadas lunas ¿No lo crees?-declaró Bills y arrojó una esfera de energía al cielo.

Cinco lunas había en aquel  mundo y una desapareció esa noche. La explicación llamó la atención de todos,pero al ser visto sólo  como un espectáculo de luces no generó mayor alarma entre los habitantes. Sin darle tiempo a la mujer de asimilar aquello le arranco el brazalete y lo convirtió en una bolita de metal que arrojó lejos. La demostración fue suficiente y ella lo siguió. La llevó a algo así como una cafetería y se sentaron en una mesa de la terraza. El dios pidió una cantidad desmesurada de alimentos, mientras que ella apenas solicitó una bebida.

-¿Estas segura de que sólo quieres eso? No te preocupes por la cuenta,yo te invitó y te garantizo que tengo dinero suficiente-le dijo Bills mientras comía un trozo de pastel.

-Gracias,pero con esto estoy bien-le dijo la muchacha.

-Como quieras ¿Cómo te llamas?

-Kaori-le respondió.

-Kaori-repitió el díos-Bueno Kaori ¿Qué dices? ¿Aceptas el trato?

-Si eres un dios ¿Por qué me ofreces algo así?-le cuestionó la muchacha.

-La apuesta pide conseguir una novia en tres dias. Tú eres mujer,
dime ¿Aceptarías ser mi novia en tres días?-le preguntó Bills.

-No...

-Ninguna mujer que valga la pena haría tal cosa,pero lo que yo te ofrezco es un simple negocio. Viajas conmigo,finges ser mi novia y cuando esto termine te vas con tantas riquezas como puedas cargar. Literalmente tú peso en oro.

-¿Qué tengo que hacer exactamente?-le preguntó Kaori.

-¿Qué nunca has tenido novio o algo así?

-Sí...

-Entonces ya sabes cómo es...

La muchacha miró al extraño ser que tenía en frente,luego su muñeca desnuda.

-Sí es una apuesta ¿No tendría más valor que tu compañera fuera una mujer bonita? Porque mírame.Yo no estoy muy a la altura de...-la penetrante mirada del díos se clavó en ella y la silencio.

¿Qué veía Bills? Una mujer de ojos verdes,estatura media, delgada,con el cabello largo negro y que tenía una cicatriz en el rostro. Le resultaba "un poco linda",pero su aroma en cambio le daba una impresión más robusta que no podría explicar y tampoco lo iba a intentar.

-Estás bien asi-le dijo sin mostrar mucho interés.

-De acuerdo,pero tengo mis condiciones.

Bills la miró e hizo un gesto semejante a levantar una ceja.

-¿Qué quieres?-le preguntó fríamente.

-Primero no habrá sexo.

La naturalidad con la que le dijo aquello le causó al dios una ligera incomodidad.

-Segundo no quiero que me hagas preguntas respecto a mi vida, más allá se las pertinentes y tercero no dejes que me destruyan y tú tampoco lo hagas-le dijo con una expresión que dejó claro que ella,tenía algo de recelo hacia él,pero para Bills era normal aquello.

-Bien-dijo el dios alargando la última sílaba-¿Algo más?

-No...

-Tenemos un trato entonces-le dijo el dios y le extendió la mano la que ella estrecho.

Ni siquiera le soltó la mano a Bills,cuando un sujeto la tomó de los hombros y la empujó hacia atrás diciéndole que debía haber regresado hace un hora. La sacudió violentamente y por poco le da una bofetada sino es porque Bills interfiere.

-¿Quien eres tú?-le preguntó el tipo,pero como única respuesta obtuvo un golpe que lo dejo inconsciente.

-¿Por qué hiciste eso?-le preguntó Kaori.

-Eres la mujer de Bills el dios de la destrucción ahora y mientras lo seas nadie se meterá contigo, pero más vale que te comportes-le dijo y dejando unos billetes en la mesa la tomó del brazo y dejó el lugar para volver a la terraza donde Whis, debía estar esperándolo.

Corazón de VerdugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora