Volvieron a casa y se ducharon, mientras Hwan ya se había apropiado de la habitación de invitados por aquella semana. Ella era huérfana y tenía la casa que había heredado de sus padres. No tenía más familia que Yeong y Jungkook desde hacía mucho tiempo. Así que pasar una o dos semanas en casa del pelinegro no le causaba ningún problema, pues tampoco la esperaba nadie en casa.
A pesar de todo el cariño que le había faltado durante su vida, ella se aseguraba de entregárselo a los demás. De entregarse a los demás. Dedicaba todo su tiempo a los niños de aquel barrio para que no acabaran en las drogas y en las peleas, o quién sabe, en algún sitio peor.
Pero lo que más le gustaba era dar clases de baile porque era su pasión (y si probablemente hubiera tenido más posibilidades económicas habría llegado muy lejos), pero también se dedicaba a dar clases de apoyo escolar, leía cuentos a los niños más pequeños, o hacía manualidades con ellos para entretenerlos.
Cuando se hubieron aseado correctamente, bajaron y cenaron la sopa que Jungkook llevaba encabezonado en preparar desde hacía unos días. Después acostaron a Hye, quien llevaba un día demasiado largo, y después se fueron a ver la tele un rato.
Los dos jóvenes estaban muy a gusto en aquel salón viendo quién sabe qué. Ambos estaban perdidos en sus pensamientos y les valía con la presencia del otro. Pero a la media hora la voz de la morena rompió el silencio.
- Jungkook. - Apeló al menor.
El muchacho giró la cabeza hacia su derecha para establecer contacto visual con Hwan.
- Dime.
- ¿No lo echas de menos?
Jungkook se reincorporó sentándose correctamente para que no le entrase tortícolis al estar tirado de aquella manera intentando hablar con su amiga.
Después apagó el sonido de aquella película ya escasamente importante.
- Claro que si. Ya lo sabes. - Admitió tocando la piedra lunar que llevaba colgada.
- Me gustaría que estuviese aquí con nosotros. Riendo con esta película estúpida. Molestando cada rato sin dejarme ver en paz la tele. - Los ojos de la chica se cristalizaron mientras su memoria se colmaba de recuerdos.
- A mi también... - El pelinegro suspiró, no se le daba bien hablar de lo que sentía. - A mi también...
A veces sueño con que me despierto una mañana y está tumbado a mi lado roncando como hacía. Sueño con que volvemos a ser los dos solos en la carretera. Que la música vuelve a inundar nuestra sala y no existe nada más. - Explicaba Jungkook. - Lo echó de menos todo. Cada risa, cada enfado, cada eructo, cada tontería Hwan... Me gustaría poder levantarme un día, pasar a buscarle por su casa e ir a dar una paliza a los idiotas de los veneno. Me gustaría poder levantarme a las dos de la tarde sin ninguna otra preocupación que no fuese que llegaba tarde a comer al Mac Donald's y que llevabais esperándome fuera por veinte minutos quemándome el timbre.
Jungkook sonreía con cada experiencia que iluminaba su mente después de estar meses sin poder recordarlas del dolor que le causaban. Hwan se acerco un poquito más a él para poder apoyarse en su pecho y llenar el hueco que yacía en su corazón.
- Echo de menos cada día con él.- Suspiraba el pelinegro mientras acariciaba el cabello de la morena que descansaba apoyada en él.
Hwan le abrazó con fuerza rodeándole con ambas manos por alrededor del fino y fuerte cuerpo del pequeño.
- Pero está aquí Hwan, está aquí con nosotros. - Finalizó mientras le daba un suave y cariñoso beso en la frente.- Siempre lo estará.
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BLACK FIRE • TAEKOOK
FanfictionJungkook ha pasado su vida entera mezclado con las sombras y la oscuridad de la sociedad, siempre atrayendo los problemas como si fuese un imán para el peligro. El chico en llamas que no temia a nada ni a nadie y al que todos respetaban, hasta que u...
Capítulo 33
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