"Antes de salir a cambiar el mundo da tres vueltas por tu casa."
-Proverbio Chino."Los tres que quedaron se acercaron rápidamente y observaron el remolino. Se sentaron en la borda, silbando despacio, con la vista perdida a lo lejos. Uno se bajó y se tendió en el puente, cansado. Los otros desaparecieron uno tras otro. A las seis, el último se levantó, se compuso la ropa, apartó sus cabellos de la frente, caminó con sueño aún, y se tiró al agua."
"Entonces quedé solo, mirando como un idiota el mar desierto. Todos, sin saber lo que hacían, se habían arrojado al mar, envueltos en el sonambulismo moroso que flotaba en el buque. Cuando uno se tiraba al agua, los otros se volvían momentáneamente preocupados, como si recordaran algo, para olvidarlo en seguida. Así habían desaparecido todos, y supongo que lo mismo los del día anterior, y los otros, y los de los demás buques. Ésto es todo."
El castaño de lentes no interrumpió esa lectura tan atenta que era narrada respetando cada entonación, pronunciada con una voz apreciativa, centrándose en ella como si hubiese estado presente en la habitación desde el momento en que inició a contar dicha, cosa que en realidad no había sido necesaria para que atrapará su completa atención, tal vez era por la costumbre de prestar consideración a cada cosa que el hombre emisor de aquel relato decía. No solo como su consejero, sino como buen amigo.
El ambiente cálido en la habitación de iluminación pálida opacaba por el momento el frío motivo por el que se había presentado allí, uno que encajaba mejor con el cruel invierno que se reflejaba por la ventana que vislumbraba la silueta del pelirrojo en la cama: como pidiendo permiso para trazar sus bordes en colores tan poco vivaces como el tono descendiente de su piel los últimos meses; pero volviendo a cobrar el valor cuando subía por la catarata bermellón que eran sus cabellos desprolijos.
Entonces la voz serena se detuvo, tan abruptamente que el chillar del reloj agonizante produjo ecos. Por lo que se obligó a levantar la mirada de las manos que con fuerza apretaban una carpeta negra en su regazo. La imagen que lo recibió fue la de su compañero con una sonrisa torcida, observando hacia él como si hubiese captado su atención de alguna manera pese a que estaba procurando no irrumpir en su tranquilidad. Éste pareció percatarse de su extrañeza, pues respondió sin la necesidad de que formulará una pregunta:
— La cuerina del portafolio rechina cuando deslizas tus dedos con fuerza, especialmente si estas nervioso y te sudan las manos. —Otorgó esa respuesta con un tono bromista, jactancioso de conocerlo tanto.
El pelirrojo cerró el libro que tenía en manos con un gentil movimiento, dejándolo en sus piernas por sobre las sabanas de suave tonalidad celeste. En cambio Ango lo miró escéptico, nada sorprendido por las palabras de su amigo pues se conocían demasiado bien, por lo que era sencillo deducir las actitudes del contrario.
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Whistle.(Soukoku, BSD)
FanfictionNo se daba el lujo de ser él mismo, sólo lo había sido con una persona: aquel niño que, entre silbidos, entonaba una tonta melodía. (Bungō Stray Dogs no me pertenece, sólo usé los personajes para la historia. Créditos por la imagen de la portada a...