Capítulo 29: Problemas

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Juan Carlos: Espera. - Dijo acercándose más a ella. - ¿Por qué estás tan nerviosa? - Le preguntó mientras se acercaba peligrosamente a ella. -¿Por qué huyes de mí?.- Le preguntó pegándola más a él.- No te voy a morder.- Dijo mirando sus labios.- Por lo menos no de la manera que piensas.- Le dijo haciéndola temblar.

Ámbar: Este, ¡zape gato! - Dijo alejándose de él toda nerviosa. - Eres bien confianzudo, ¡eh! Y no estoy huyendo de ti, solo que tengo prisa, no quiero dejar a Marifer sola. - Dijo seria. - Además, no quiero que tu novia nos encuentre en estas, puede malinterpretar las cosas y yo sé respetar lo ajeno.

Juan Carlos: Si te refieres a Patricia. - Dijo con una sonrisa de medio lado. - No es mi novia. - Es una amiga muy querida y con la que he compartido momentos hermosos.

Ámbar: ¿Así? - Preguntó molesta y él asintió. - Pues qué bueno, sigue compartiendo momentos "hermosos" con tu "amiga", y a mí no me vuelvas a toquetear. - Dijo molesta antes de salir del departamento.

Juan Carlos: ¡Qué fierecita! - Le gritó antes de verla salir. - ¡Ay Juan Carlos!, ¿en qué lío te estás metiendo? - Se preguntó a sí mismo mientras se rascaba la cabeza.


María Fernanda: ¡Qué vacía me siento! - Dijo con lágrimas en los ojos, mientras se sentaba en la cama de aquel humilde departamento. – Abuelo, me haces tanta falta. - Dijo acariciando una foto del Indio Arcadio. - Tus consejos, tu apoyo, tus frases de aliento, todo extraño de ti. - Te juro que no sé qué hacer. Me duele mucho saber que ese hombre le hizo tanto daño a mi mamá, que no fuimos importantes para él. - Dijo derramando unas lágrimas. - Me sentí morir cuando pensé que Octavio y yo éramos hermanos. Tú sabes abuelo cuánto lo amo y me duele tanto saber que él pertenece a otra mujer. Ayúdame abuelo, dame fuerzas para poder soportar todo esto que me está pasando.- Dijo y en ese momento tocaron la puerta. Guardó las fotos en una caja y se levantó.- Un momento. - Dijo antes de abrir la puerta. Al momento de girar el petillo la puerta se abrió completamente empujándola hacia atrás. - ¿Qué pasa?.- Preguntó asustada.- ¿Quiénes son ustedes ?.- Preguntó antes de que uno de los encapuchados le pegara una bofetada que la dejó atolondrada.- No... no me toquen.- Dijo tratando de que no la agarraran.

....................................... ¡Quédate quieta, perra! - Gritó uno de ellos. - Nos vamos a divertir mucho contigo. - Dijo mientras el otro hombre sacaba un pañuelo y lo mojaba con una sustancia.

Marifer: No, por favor. No me toquen. - Dijo y en ese momento uno de ellos le tapó la boca, pero Marifer lo mordió.

....................................... ¡Maldita! - Gritó y le pegó una bofetada.

Ámbar: Mari........................- Dijo antes de abrir la puerta y ver lo que estaba pasando. - No... déjala. - Dijo antes de irse encima del que tenía el pañuelo. - ¡Auxilio! - Gritaba como loca. El hombre la pegó fuerte de la pared, golpeándole la espalda y provocando que por el golpe cayera al piso. Los hombres salieron de prisa del departamento ante los gritos de Ámbar.


Don Justo: Benjamín, hijo. - Le dijo al verlo entrar a la casa. Estaba desaliñado. - Por fin llegas. Necesitamos hablar contigo.

Benjamín: No sé de qué, todo lo que tenías que decir lo dijiste. - Dijo con bronca. - No soy tu nieto y esa piojosa, sí.

Don Justo: ¡Basta, hijo! Me asusta cada vez que hablas de esa forma tan despectiva. - Dijo serio. - Tú también eres mi nieto, lo eres desde el primer momento en que tu padre los trajo.

Benjamín: Él no era mi padre. - Gritó. - Soy hijo de un don nadie que sabrá Dios quién fue. Ahora tienes a tu verdadera nieta, y encima te dará un heredero, hijo de tu nieto preferido.

Utopía de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora