—¿Qué quieres, Riley? —preguntó Níkolas, sentándose en su silla giratoria mientras observaba a Riley ponerse cómoda.
Riley —ya fuera de su forma de Lady Kitten, con la que se había subido al techo del Volvo— estaba acostada en la cama con la espalda contra la pared, piernas cruzadas y brazos detrás de la cabeza.
—Cuando comencé a Lady Kitten, me dijiste que la única manera de entretenerte era encontrar mi identidad secreta o hacer creer al pueblo de que el apocalipsis zombi había llegado —le contó Riley tentativamente—, ¿lo recuerdas? —Níkolas resopló, lo que ella tomó como un sí—. Como el apocalipsis zombi no ha comenzado y ya sabes mi identidad…
—¿Me preguntas si comencé a robar bancos? Tampoco pinturas, por cierto.
Riley reprimió una sonrisa.
—No, pero te quería preguntar si has descubierto la identidad de Mermaid o Ninja.
Níkolas giró su silla hacia las pantallas, mientras que se quitaba su chamarra y la dejaba tirada en la cama, así como la sudadera que traía, quedando en solo jeans y una camiseta de manga corta —algo cómodo con la calefacción encendida a todo dar en la mansión Blackwing.
—Ellos no están en Clearberry Lake.
—Desviaste la pregunta.
Níkolas suspiró, rodando su silla para acercarse al escritorio. Presionó algunas teclas y giró el monitor principal hacia ella.
—Encontrar a Mermaid fue sencillo. Es Freya Macklin, de penúltimo año de preparatoria. Cada vez que uno de los monstruo marinos~
—¿Westlock Bay tiene monstruos marinos?
Níkolas le obsequió una mirada de duh.
—Por una razón una sirena es su superheroína, Riley.
Riley resopló, pero dejo que Níkolas continuara.
—Macklin, cuando alguien ataca, se tira al agua de la presa y se le salen escamas tornasol por todo el cuerpo y sus piernas se vuelven una cola.
—Así que la mitad del tiempo es una sirena con piernas —murmuró Riley sonrientemente, examinando cuidadosamente la imagen de la chica en la pantalla de Níkolas. Era alta y con grandes ojos azules, rubia. Parecía normal.
Níkolas suspiró.
—Sí, Riley, lo que tú quieras. En fin, ella fue sencilla. El Ninja fue más difícil, pero eventualmente descubrí que no era el único que había intervenido las cámaras de Devlington. Rastreé la señal hasta una cueva subterránea en una casa abandonada de Devlington, junto al bosque. Resulta que quien quiera que hackeó las cámaras también instaló una red de ellas en el bosque. Fue hace poco y descubrí que Garret Wilkins comenzó a ser el ninja hace poco y apenas tiene quince años.
—Qué joven.
—Tenías catorce cuando tú comenzaste.
—También ellos, ¿no?
Níkolas giró la pantalla de regreso a su lugar, cerrando las imágenes en su computadora.
—No importa su edad, fue descuidado al dejar que las Plantas escaparan a las ciudades cercanas —decidió Níkolas.
—Yo dejé que secuestraran a Willie. Dejé que la cueva se destruyera con personas dentro, Níkolas. Se suponía que debía rescatarlo yo, yo era la superheroína —gruñó Riley, agravando su voz para que Níkolas no notara como temblaba.
Los dedos de Níkolas se envolvieron tiesamente alrededor de los brazos de la silla, sus nudillos blancos por la fuera y Riley observó lo mucho que había crecido últimamente. Él siempre había sido delgado, pero desde que tenía doce había comenzado a desarrollar músculo —era lo que tenía sentido para él, ser capaz de defenderse. Pero ahora tenía diecinueve años y, aun con los nervios a flor de piel por bordear un tema tan delicado, Riley tenía problemas en desviar su vista del antebrazo tenso y fuerte de Níkolas.
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Feline, Hot Mess: Desastre Felino
RomanceCuando Riley Clairbourne cumplió catorce años, le dijeron que ella debía convertirse en superheroína. Y, ahora con dieciocho años, ella ha sido Lady Kitten durante ya un rato. Pero no significa que los siguientes seis meses fueran a ser más fáciles...
06. El Ninja Que Lucha con Plantas y la Sirena con Piernas
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