Pero luego de varios minutos, y sosteniendo a duras penas unos agotados pies, las luces se encendieron y los gritos y silbidos, enloquecidos de algarabía de cientos enfervorizados fans, anunciaron la presencia de la tan esperada banda de Viljami. Y una vez ubicados en sus puestos, los músicos encendieron el ritmo de una melodía metálica, a la cual se sumó luego, la potenciada voz grave de Vilho para inaugurar el nacimiento de un nuevo año.
Al cabo de casi dos horas de acalorada y palpitada presentación, las canciones se sucedían acompañadas por un coro unísono de excitados seguidores, flashes, y cientos de cámaras de celulares atestiguaban el evento que no tuvo desperdicio en cuanto a la magnitud lograda.
Ya para finalizar, Viljami agradeció la presencia y aliento de todos los presentes, y dedicó una última canción hacia alguien a quien éste no nombró, pero que consideraba muy especial para él. Un murmullo al unísono se dejó entretejer dentro del recinto, y una desconcertada Lucy se unió a las vagas presunciones que todos se hacían, al intentar indagar hacía quien iba dirigida aquella última canción.
Una ligera melodía comenzaba como preámbulo, hasta aquietarse hacia un acompasado acorde que daba lugar al clima de una lírica colmada de letras desesperadas y sensuales, sobre el dolor de no poder alcanzar la gracia de ser amado por un corazón inmutablemente frío.
Lucy se sintió como aludida al escuchar como aquel joven, le reprochaba su rechazo mediante la poesía oscura de aquella canción de despedida. Fue entonces, cuando sintió un impulso por escapar de aquel lugar denso y claustrofóbico que la agobiaba en su intimidad. Exasperada por la impertinencia de su joven pretendiente, creyó que huir sería lo más acertado para evitarse nuevos conflictos, en consecuencia, optó por disculparse con sus pares amigos, para retirarse por una inesperada supuesta indisposición orgánica. Y mientras Lucy sorteaba camino entre empujones por la aglomeración de asistentes, Viljami notó desde su puesto en la tarima, como la escurridiza se alejaba en dirección a la salida del recinto. Sin embargo, este sintió la necesidad de gritarle armonizando el estribillo...
"Baby, don't run away more...
And just drown your fears in heavenly flames Hell adores."
Y repetía entre los gritos de euforia, en tanto ella se acercaba a la salida del recinto...
"...Please, don't run away again, Baby.
Cause I'm here to adore you into my arms...
Don't close your heart, Baby.
Cause here Iam for you."
Lucy se volteó una vez más para contemplar en el escenario, al dueño de aquella estilizada figura, que solo era iluminada por una luz carmesí que la avizoraba entre gritos y cánticos, hasta que finalmente, ella desapareció.
Al término del evento, cada quien se retiró a continuar la celebración, en sus hogares u otro sitio nocturno. Kario y Annika, luego de saludar a su hijo, se fueron a casa a cumplir con el descanso que su hogar les prometía. Viljami se excusó con antelación de acompañarlos, por haberse comprometido a continuar la celebración con otras amistades, y se despidió de ambos.
La nevada noche de Helsinki invitaba al calor que los bares, tentaban a los concurrentes a embriagarse para mitigar el frío, ponerse alegres para evadir las tristezas, o para olvidar un amor ausente. Viljami intentó esto último, pero su orgullo egocéntrico, no le permitía dejarla correr así como así, de este modo decidió ir tras de ella, intuyendo que Lucy se encontraría cobijada al calor de su cuarto de hotel.
A través de su encanto innato, Viljami logró convencer a la pulcra recepcionista del hotel donde se alojaba Lucy, que le permitiese subir al piso para sorprender a una amiga británica, a quien no veía desde hacía mucho tiempo. La joven vaciló por momentos, pero la astucia y los coqueteos de Viljami, acabó por hacerla ceder
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RELATOS
General FictionNarraciones de género romántico, fantástico. La mayoría en proceso de depuración.
FRUTO MADURO (Relato
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