— Pues es un grupo de profesores que se reúne específicamente para hablar de cosas de la escuela, de los alumnos y de más.

— "Ah, que interesante".

— Sí. Y así como hubo comité de profesores también lo había de alumnos. Tu papá fue el presidente de ese comité por dos años seguidos y por eso siempre estaba al tanto de todo. —Sirvió un vaso de leche y lo puso delante de su plato antes de sentarse junto al pequeño. — ¿Quieres que te cuente una historia?

— "Sí".

— Pero es secreto. ¿Vale?

— "Sí".

— Cuando estábamos en la preparatoria unos alumnos estaban haciendo un plan para sacar a muchos alumnos de la escuela. Específicamente a los becados; claro, como era una escuela privada todos alegaban que la escuela estaba perdiendo prestigio. Entre esos alumnos becados estábamos Joshua y yo.

— "¿Qué es becado?"

— ¿Becados?

— "Sí."

— Pues son estudiantes que reciben ayuda del gobierno para estudiar en mejores escuelas, tener oportunidades más altas de formación y hasta de relacionarse con personas más metidas en el mundo al que se quieren dedicar.

— "Ah. ¿Qué más?"

— Pues, mira; te cuento desde el principio para que entiendas. Cuando tu papá y yo estábamos en la secundaria comenzó a anunciarse un grupo que comenzaría a dar becas; justo ahora olvidé  cómo se les llama, pero uno de esos.

Mi padrino sí que es ocurrente a veces y me reí.

— Desde el inicio del noveno grado tus abuelos le habían dicho a Minhyun que iba a estudiar en esta preparatoria tan importante que te dije; claro que tus abuelos se podían dar el lujo de pagarla, pero yo no. En ese entonces yo tenía un trabajo de medio tiempo y vivía en un goshiwon...

— "¿Qué es eso?"

— Un goshiwon es una habitación como de... —Hizo un gesto muy gracioso— unos 6 o 10 metros. Es pequeño y basta apenas para dormir. Además mis padres me ayudaban con unos gastos y no quería que se presionaran más con mi escuela, así que no iría a una de prestigio alto y muy destacada. Debo decir que me puse triste, ¿sabes por qué?

— "No".

— Porque tu papá y yo habíamos estado juntos desde que nos conocimos, y finalmente nos íbamos a separar, yo me iría a otra ciudad, él estudiaría aquí, y luego quién sabría qué sería de nosotros.

— "Padrino... no llores".

— No, no, Minsoo, no estoy llorando. Nada más me acuerdo. —Se rió. — Pero mira: justo a mitad del año, anunciaron a este grupo becario, y las becas iban desde el 50 hasta el 100%. A mí me hubiera bastado con una del 30%, pero era una gran oportunidad, y la preparatoria a donde iría tu papá estaba en la lista de las que recibirían a los becados. Para conseguir la beca tenía que pasar un examen con una calificación mínima de 80, y te confieso que mis calificaciones siempre habían variado mucho entre setenta y ochenta, ¿puedes creerlo?

— "No".

— Es que era un poco perezoso y, sinceramente, en ese preciso momento me desanimé por completo, porque no era algo que pudiera alcanzar si mis calificaciones en todo lo que tuviera que ver con número siempre estaba debajo de ochenta, ¿y sabes qué hizo tu papá?

Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora