Porque hay que saber cuándo y cómo avanzar

Start from the beginning
                                    

Kuro realmente intentó detener a esos escurridizos pies duplicados, pero como era de esperarse no lo logró. Lo último que necesitaba era que Kenma se mofara de esta situación. Así que le hizo una señal a Bokuto para volver a intentar montar esa tienda.

.

Escuchó una risa bajita al cabo de unos cuantos minutos. Kenma lo miraba divertido más ninguna palabra referente a su desorden salió de su garganta. En vez de ello, le pidió el instructivo a la pequeña Oikawa y le dio una revisada.

Para su gran sorpresa en menos de diez minutos ya estaba armado su desastre de dos horas.

—¿Así que también eres un experto en tiendas?

—No es complicado cuando sigues los números, además Keiji tenía ganas de ir con los niños de acampada por lo que decidí aprender—comentó con nostalgia.

—Pensé que no...

—¡Mamá, mira, papá logró armar el campamento!—gritó el menor de los gemelos a su madre que estaba caminando hacia ellos desde la cocina.

Sin dar ningún otro aviso, Tetsuhiro arrastró a Kenma hasta el lado de madre para dar inicio a un gran abrazo familiar.

¿Realmente sería capaz de romper eso? se preguntaron Kuro y Bokuto.

..

En la noche dejaron fuera de sus actividades nocturnas a Kei y a Hinata porque Hikari quería dejarles un poco de tiempo para ellos dos. Muy a regañadientes de Kuro, quien se mantenía firme en su idea de que nada podría formarse entre ellos. Lo dejó pasar porque habían logrado tener ahí a Kenma y Akaashi, aunque eso también lo tenía con los nervios de punta. 

El cuadro de padres amorosos y responsables estaba en su top cinco de cosas bizarras que nunca creyó ver. No hacían nada particularmente raro que no hicieran unos padres comunes, como darle bola a los niños o jugar, y tal vez por parte de Keiji no fuera raro pero ver a Kenma ponerse una manta en la espalda y fingir volar era algo que ni siquiera de infantes logró observar.

Era tan raro.

—Este es para ti—un viscoso sándwich de malvavisco y galletas fue extendido para Keiji.

No sabía a quemado y se le hizo un lindo gesto que Bokuto recordará el punto ideal en el que le gustaba comer sus bombones.

—¿No haremos otra cosa?—comentó Yerik dando un gran bostezo—, pensé que las acampadas eran más interesantes.

Los niños coincidieron 

—¡Ya sé!—exclamó Hanan— podemos jugar verdad o desafío.

Inesperadamente los niños movieron a la rueda a los adultos. Era ridículo pensar que esos cuatro adultos eran parte de algo así a sus treinta y tantos .

Como era de esperarse, los retos no eran cosa de otro mundo, al fin y al cabo los niños más grandes a penas tenían unos doce años. Sus retos más fuertes eran tomarse de la mano u oler el calcetín de su siguiente compañero. Las verdades consistían en contar anécdotas vergonzosas o bailar frente a todos. 

—¿Verdad o reto?—preguntó Kai a Kuro cuando fue su turno.

—¡Reto!—ni siquiera lo pensó antes de responder, después de todo los retos no eran más que cosas simples.

Los niños mayores sonrieron ampliamente.

—¡Sienta en tu regazo al tercero después de ti durante diez minutos!—gritó emocionado. 

Las risas de los adultos se apagaron ante la orden, porque la persona que estaba en ese sitio no era más que Kenma.

—Eso no se parece nada a los retos que habían estado poniendo—murmuró Kuro a los niños cuando sintió la mirada asesina de su amigo de la infancia. 

Meteoritos impactando la TierraWhere stories live. Discover now