Los pasos de Harry volvieron al despacho donde Severus se encontraba de pie con los ojos tapados y seguramente, pensó, pareciendo idiota. El hombre tanteó con las manos delante de él hasta que Harry lo ayudó a encontrarlo dándole las manos.

Severus palpó los brazos de Harry hacia arriba atrayéndolo hacia él hasta encontrar su cara. A su oído llegó la suave y musical risa del chico que lo tenía agarrado por las muñecas. Severus se inclinó para besarle intentando calcular dónde estaba su boca, pero en lugar de allí sus labios se posaron sobre su nariz y se alejó riéndose de su error.

-Me pareció que eras más alto- se excusó entre risas y volvió a intentarlo, esta vez dando en el sitio correcto e iniciando un beso lento.

Notó cómo el dedo de Harry le acariciaba la mejilla y el chico se separaba de él y tiraba de sus manos en una dirección.

-Ven, vamos a la habitación.

Severus se dejó guiar por las suaves manos de su joven amante, que lo condujo hasta la cama.

-Bocarriba, por favor- le dijo en voz baja, y Snape obedeció. Seguidamente, sintió cómo se le subía encima, sentándose a horcajadas sobre su abdomen, y puso sus manos en sus muslos, acariciándolos arriba y abajo.

-Bien, quiero dejar claras algunas cosas. El trato era que yo te podía hacer lo que quisiera, pero evidentemente no lo voy a hacer sin tu consentimiento...

-Te doy consentimiento para hacerme cualquier cosa- interrumpió Severus después de tragar saliva.

-Mm... De acuerdo, pero de todas maneras si en algún momento quieres parar no tienes más que decirlo, ¿vale?

-Sí- maldita sea, todo esto no hacía más que ponerle más nervioso.

Severus sintió el hormigueo de la magia y cómo su ropa desaparecía y él quedaba desnudo. Entonces Harry se quitó de encima de él y pareció sacar algo de la mochila, que estaba en algún lugar a la izquierda de la cama según captaba su oído.

Harry tomó una de las manos del profesor, se la colocó por encima de la cabeza y la hizo pasar por una especie de aro de tela... ¡un momento!

La boca de Severus se quedó seca como un desierto en tiempo récord. Intentó bajar el brazo y, efectivamente, no pudo.

-Estás conforme con esto, ¿verdad?- preguntó Harry desde el otro lado de la cama, manipulando su otro brazo. Sin embargo, su voz sonaba lejana.

-S, sí. Supongo- murmuró Severus tratando de tragar una saliva inexistente en su boca.

Harry lo iba a atar a cama.
Harry lo estaba atando a la cama.
¿En serio?

Sus miedos virginales volvieron de golpe y comprobó sus manos, tensando las cuerdas que ataban al cabecero de la cama las suaves esposas que aprisionaban sus muñecas mientras Harry ponía otra esposa a su pie derecho.

El chico acabó su trabajo y volvió a sentarse a horcajadas encima de él. Esta vez Severus no podía acariciarle los muslos, con las manos retenidas hacia las esquinas superiores del colchón.

Sintió los dedos de Harry en sus labios y hasta su aliento cálido cerca de su boca. Pensó en lo mucho que le gustaría ver la cara diabólica que debía estar poniendo, y sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando Harry se alejó de repente, diciendo:

-Mierda... Se me olvidó...

-¿Harry, qué ocurre?- preguntó Severus desde el colchón.

-Eh... Nada, ahora vuelvo- pareció coger algo de la mesilla de noche y salir de la habitación, pero Severus estaba tan nervioso que no pudo decir hacia dónde.

Snape tensó su cuerpo comprobando la longitud de las cuerdas y se removió un poco antes de relajarse. Pensó en sí mismo visto desde fuera, desnudo, atado de pies y manos a la cama y con los ojos vendados, y soltó una risita de vergüenza que lo ayudó a liberar un poco de la tensión. A pesar de que, ahora que lo pensaba, esta postura no era precisamente buena para que lo penetrara, estaba muy nervioso y empezando a sudar, pero su erección seguía dura contra su abdomen.

Nunca había tenido sexo fuera de lo convencional, y el primer día que Harry tomaba el control... ¿bondage? Le parecía un poco bastante fuerte.

Estaba excitado, mucho. Nunca había estado en una situación así, nunca había sido el pasivo. Y no tenía muy claro si quería serlo, pero eso era lo que más lo excitaba, que Harry, por supuesto dentro del consentimiento, lo forzara un poco, lo llevara a su límite, a hacer cosas que quizá no sabía que le gustaban... Y quizás acabarían por encantarle.

Se mordió el labio con ganas de acariciarse esa erección del demonio que tenía, pero (¡oh, sorpresa!) no podía porque estaba atado.

-¿Harry, qué haces?- exclamó. Esperó una respuesta por unos cuantos segundos, pero no llegó. Alarmado, volvió a llamar- ¡Harry!

-¿Qué?- se oyó la voz del chico como estrangulada.

-¡Hijo de puta, pensé que te habías ido y me habías dejado aquí! ¿Dónde estás? ¿Qué haces?

-Ahora voy, espera un momento- la voz de Harry sonaba como si se estuviera divirtiendo de lo lindo, y eso en cierto modo molestó a Snape y a la vez le provocó ganas de sonreír.

Se quedó allí tirado, sin poder mirar para ningún lado porque tenía los ojos tapados. Volvió a comprobar las cuerdas o lo que fuera que lo sujetaba y se dio cuenta de que tenía muy poco margen, se podía mover muy poco. Pero por lo menos las esposas eran suaves y no rígidas, con lo que no se haría daño.

Su imaginación insistía en volar hacia tierras desconocidas intentando predecir lo que iba a pasar a continuación, y eso no hacía más que aumentar su excitación.

En los momentos en los que, retorciéndose él solo de deseo, empezaba a necesitar de verdad que alguien lo tocara, por fin apareció Harry.

Sus pasos lo delataron en el infalible oído de Severus, que se giró (en vano puesto que no podía ver nada) hacia el lugar de donde provenía el sonido.

-Harry...- se escapó de sus labios pareciendo una súplica que sonó a música para los oídos del chico, quien se deleitó un momento en la visión de Severus de esa forma antes de decir:

-Voy, voy, impaciente...

La cama se hundió y Severus interpretó que Harry se había sentado a su lado.

-Bien, quiero que me prometas que no usarás la magia para intentar soltarte- le dijo pasando una uña por su mejilla.

-S, solo si me haces daño- respondió Severus maldiciendo el momento en que su voz había temblado.

-Oh, no, Severus- la uña en su mejilla se convirtió en la suave yema de un dedo que lo acarició con cariño antes de que sus labios fueran cubiertos por los de Harry tan solo por un segundo. Severus se echó hacia delante intentando alargar el beso, ansioso, feroz, pero el chico se apartó negándoselo. -Créeme, no te voy a hacer daño.

Antes de Tiempo /SNARRY/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora