Estaremos juntos y está vez será diferente.

Alexandra Coleman.

Es sábado y quede con Lizeth a las 4:00 p.m. en la plaza, necesito hablar con ella sobre el mensaje que llegó esta madrugada. Quiero o más bien, necesito saber si sabe algo al respecto y si ha podido comunicarse con James, pues estoy segura que dicho mensaje lo envió él.

-Nos vemos al rato - anuncié a Steve agarrando mi bolso.

-¿Segura que no quieres que te lleve? - preguntó por sexta vez.

-No, iré yo sola y ni se te ocurra mandar escoltas a cuidarme o seguirme. Me siento prisionera, necesito un respiro y si los mandas, colapsaré.

-¡Bien!, no empieces de dramática - dice rodando los ojos - Avísame cuando llegues, si quieres que vaya por ti o si necesitas algo.

-Sí, adiós.

Salí del apartamento y baje lo más rápido que pude antes de que Steve cambiara de opinión y mande sus escoltas custodiándome.

No tenía ganas de utilizar mi auto por lo que fui caminando, pero desde que salí tenía la impresión de sentirme vigilada, trate de ignorarlo, sin embargo; poco después sentí como se me siguieran así que caminé más rápido. Todo pasó en cámara rápida, escuché una camioneta derrapar deteniéndose a lado mío, mientras ponían una tipo funda en la cabeza impidiéndome ver y me cargaban para subirme dentro del auto.

-¿Quiénes son?, ¡qué quieren!

Asustada era poco, estaba aterrada porque no sabía quiénes eran los tipos que me están secuestrando y por ende no conozco sus intenciones. ¡Diablos!, Steve va matarme cuando me encuentre si le hubiera hecho caso esto no habría pasado, soy una descuidada.

Tengo que buscar la manera de escapar, no averiguare si su intención es lastimarme y tampoco puedo permitir que lastimen a mi bebé.

La camioneta se detuvo y mis alarmas aumentaron - Con un demonio, ¡suéltenme! - me bajaron bruscamente.

-¡CÁLLATE! - gritó el tipo apretando su agarre en mi brazo.

-Fíjate como estas tratándola, imbécil - gritó otro reprendiéndolo - No olvides quién es ella y quién eres tú - esa voz... se escuchaba distorsionado; pero se me hacía conocido, solo que no recuerdo de dónde. El tipo aflojo su agarre sin moverse un centímetro.

Una de mis manos chocó con su arma que tenía en su cintura, así que ágilmente la agarré con rapidez apuntando su costado.

-Si te mueves disparo.

-Bajen sus armas - gritó quién parece ser el jefe - Recuerden las órdenes.

-Déjenme ir y no lo mato.

-¿Tú matarme a mí? - Cuestionó burlón - Tu visión es nula, ¿crees poder?... No seas tonta.

-¡Fernández! - Gritó otro, su voz también se me hace conocida - ¡CIERRA LA BOCA!

-Si Fernández, cierra la boca - amenace muy cabreada, éste tipo es un completo imbécil y no importa si existe consecuencia alguna, le demostrare quién soy - Me insultaste, te burlaste de mí y estas subestimándome porque incluso sin ver, puedo acabar contigo - Le di un rodillazo en sus partes bajas, aprovechando que se agachó por el dolor del golpe, busqué su cuello con una mano y apreté fuertemente - Tu error, Fernández - dije frívolamente apuntando a su frente - Fue subestimarme y eres un imbécil por meterte con la reina - dispare.

Entre dos personas me alejaron del cuerpo y otro quitó el arma. No sé a dónde me llevaron, me dejaron sentada en una cama y salieron cerrando con llave - No, no es cierto - dije en voz alta dándome cuenta que estaba en un avión y éste comenzaba a despegar - ¡Déjenme ir! - por más fuerte que gritara era inútil.

Pasó bastante tiempo hasta que alguien vino - ¿Qué es lo que quieren? - pregunte neutra.

-¿Puedo acercarme a usted? - Cuestionó tranquilo - Es para quitarle la funda - dude por unos segundos, ¿quién secuestra y trata cortés?

"Lo cuestiona la que se enamoró de su secuestrador", se burló una voz irónica en mi mente.

-Bien - cuando terminó de quitarme la funda y vi el lugar donde me encuentro, una cólera inmensa recorrió mi sistema y por fin recordé a los dueños de aquellas voces - ¡DOMINICK!, ¡ERICK! - Grite volteando, encarando al chico detrás de mí - No me detengas porque intuyo lo que está pasando y no quieres problemas - amenazo saliendo de la habitación perteneciente al jet de James.

-Señora - ambos chicos pasaron saliva pesadamente.

-¡DÓNDE ESTÁ JAMES!

-Discúlpenos, el jefe nos prohibió decirle - respondió Dom.

-A dónde sea que estén llevándome, les ordeno me regresen a mi casa.

-Mi Señora, eso no será posible.

-Si puedes comunicarte con tu jefe, dile que es mejor que me regrese a casa porque no pienso verlo - regresé a la habitación encerrándome y me acosté en la cama viendo el techo.

Por un lado estaba feliz, luego de tanto tiempo volvía saber de James. Pero dejando de lado mi cariño, todo lo que puedo pensar es en cobrármelas; hacerlo pagar y espero que, James Miller tenga una buena explicación respecto a sus actos. Eso sí, no tendrá nada fácil si es que llegará a pedir perdón.

No tenía idea de cuánto tiempo paso, me quede dormida.

No tenía idea de cuánto tiempo paso, me quede dormida

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