—Si, exactamente ella es la indicada.

—¿Y tu crees que nos quiera ayudar sin delatarnos?.

—Es mi mejor amiga Sally, la conozco y se que nos ayudará, pero ella aún no ha vuelto de Italia, vuelve en dos días.

—Bien, seré paciente, ahora tengo que ir dónde Heiden, puede que recuerde algún otro detalle, y... Gracias Dion.

—Sabes que no es nada Sally.—Me sonríe amablemente.

Me voy del lugar en el que estábamos para volver al aula de química.
Llegando ahí me agacho para atar el cordón de mi zapato y al levantarme por la ventanilla de la puerta veo al profesor Ross con otro hombre que desconozco lo cual me parece bastante raro ya que la seguridad en el instituto ha sido aumentada y nadie desconocido entra sin autorización de la directora o de algún maestro. Me agacho un poco de nuevo pero esta vez lo hago de forma en la que no me vean y así poder escuchar de lo que hablan.

¡Bien!, no puedo ser juzgada, es decir, la paranoia se apodera de mi y toda información resulta útil.

—¡Eres un inútil Ross!, ¿¡como pudiste perder esa maldita cosa!?.—Dice el hombre desconocido bastante alterado.

Baja la puta voz César, sabes bien que nadie en éste estúpido pueblo va a abrir la boca, nosotros cuatro nos encargamos de darles la advertencia a los imbeciles que habitan aquí y Ferrasa de las autoridades y de los servicios médicos.—Heiden...

Sea como sea Ross, encuentra esa mierda rápido antes de que nos metas en un lío.

Escucho pasos apresurados entonces me alejo lo más rápido que puedo para así fingir que apenas iba pasando. El hombre sale del salón bastante enojado y trato de detallarlo lo más que puedo.
Pelo rubio, ojos cafés, tal vez de 1.70 y complexión media, puede que esté entre los 35 y 40 años, pero lo que más me llama la atención es un tatuaje que apenas sobresale un poco de la manga de su camisa, parece tener la forma de algún animal pero se me dificulta distinguirlo.

Me pego a la pared tratando de procesar todo y decidiendo que hacer con la información que tengo ahora, en que me podría ayudar.
Ahora lo que más me preocupa es mi hermano, no dijeron estar involucrados exactamente con los secuestros y asesinatos, pero algo dentro de mi me dice que tienen todo que ver, y es algo que pienso averiguar y rápido, no hay tiempo que perder.

4:30 p.m

Fue difícil concentrarme el resto del día, ya no se que pensar sobre la gente que me rodea, se que no puedo confiar en nadie, pero nunca pensé llegar a desconfiar incluso de las personas que se supone que nos han estado educando.

Desde que Heiden está en el hospital, mi padre es el que ha estado viniendo por mi al instituto.
Voy a la salida del instituto y veo el auto de mi padre estacionarse en frente, me dispongo a caminar hacia el y luego subirme al auto.

Lo saludo y el comienza a conducir en silencio lo cual no es muy usual en mi padre, el es un hombre que a pesar de que todo vaya de mal en peor, siempre intenta sacar el lado bueno de todo.

Está asustado, y mucho.

—Sally.—Empieza a hablar con una voz bastante dura pero a la misma vez se nota su tono de preocupación.— Quiero darte algo linda, y quiero que sin importar las circunstancias uses eso a tu favor, si te pasara algo yo...

—Lo entiendo papá. —Le interrumpo antes de que ambos comencemos a llorar, él me mira y sonríe con tristeza.

—Eres muy valiente princesa, has sabido como controlarte y cuidarte tu sola, estoy orgulloso de ti.

Escuchar a mi padre, el hombre de hierro que conozco así de devastado me llena de furia y tristeza.

Pronto terminaré esto, lo juro.

Paramos en un semáforo y saca de una bolsa una caja negra alargada y me la entrega aún con la vista al frente. Tomo la caja y es un poco pesada, desato el lazo que ésta tiene como decoración y luego la abro.

Una daga negra.

—Quiero que la uses solo si es necesario, tu madre me mataría si se entera de que prácticamente te estoy incitando a lastimar a una persona, pero si en algún momento estás sola y alguien intenta hacerte daño, por favor tu solo...

El para de hablar y yo a como puedo le doy un abrazo sosteniendo las lágrimas en mis ojos para no demostrar debilidad.

—No te fallaré papá, te aseguro que no.— Él asiente, me sonríe y ya con el semáforo en verde sigue su ruta hacia el hospital.

Llegamos a la entrada del hospital y me bajo del carro y mi parte se va ya que él ya había venido a ver a mi hermano antes de que yo saliera del instituto.
Me subo al ascensor para dirigirme al segundo piso en el que esta Heiden, bajo del ascensor y voy hasta su habitación la 222, intento abrir la puerta pero parece que está trancada.

Okey eso no es para nada normal.

Me alejo un poco y hago lo que toda persona normal haría...
Pateo la puerta para por fin derrumbarla.

Es una puta broma...

Heiden dormido y el mismo hombre que vi hablando con él señor Lane inyectando algo en el tubo del suero.

Ya no más...

Cacería MacabraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora