Dama de un vampiro ✓

Capitulo 1

LA ESCLAVITUD

NOZOMI

Sección Rebelde.

Una vez que el guardia sale con uno de los vampiros, me permito bostezar largo y lento, el día al fin había empezado, y aunque no sea lo mejor, podía estirarme en esta celda a pesar de lo pequeño que es, pero podía descansar y saber que estaría bien; todas las noches me daban pesadillas, sueños extraños que me hacen sudar, gritar y clamar, hábito que poseo desde que tengo memoria.

Cada vez que tengo esas pesadillas despierto a Efraín y a toda la sección, él es el supervisor y guardia de este lugar y es el causante de mis heridas y de mis miedos, su castigo hacia mí es inhumano, por eso ansiaba con todo que se hiciera de día, para poder descansar; pues sé que las demás están despiertas y eso me resulta tranquilizador.

Trato de acomodarme lo mejor que puedo para no lastimar mi abdomen y la espalda, porque hay heridas de hace unos días que no cicatrizan, cuando siento que por fin podré descansar, cierro los ojos y hago el intento, el miedo de soñar me ha arrebatado la paz.

Las puertas se abren de golpe, con lo siguiente escucho cadenas arrastrarse junto a una sutil voz que se retuerce, abro los ojos y trato de fijar mi vista una vez que pasan frente a mi celda, dos guardias traen a una chica de tez morena; quien tiene la mirada baja y algunas cortaduras en las piernas, puedo ver en su mirada agonía; pánico, inclusive dudas.

Pienso en una cosa, algo que se ha guardado en mi memoria y es que este mundo ha cambiado a través de los años, nosotros los humanos estamos destinados a ser tratados como esclavos, son pocas las personas que pueden vivir con derechos; pero, de todos modos, siempre estamos bajo la ley vampírica o eso es lo que dicen las nuevas.

Sollozos se escuchan una vez que los guardias salen, así que cierro los ojos, sus llantos no podrán espantar mi cansancio, aunque las demás prisioneras empiezan a murmurar que se tranquilice.

—¿Qué es este lugar?— pregunta.

La mayoría no conoce, los únicos que pueden llegar a conocer este sitio son aquellos que tienen el coraje de pelear contra este reglamento y es entendible qué no tengan la certeza de lo que sucede en este lugar, pues una vez que entras no sabes cuál es tu final.

Las chicas empiezan a silenciarla al ver que seguía con el llanto, las preguntas y el pánico; ya qué si hacíamos algún tipo de relajo éramos cruelmente castigadas, para nosotras es lamentable y quisiéramos llorar junto a las que vienen, pero para ellos es una excusa más para poder tocarnos, es algo que, aunque parezca impropio de nosotras, no queremos ser dañadas y por eso, una de las chicas la insulta hasta callarla.

Y para ser sincera, ya tengo suficiente con lo mío.

—Es sorprendente verlo aquí señor—

Las puertas se abren, sintiendo la presencia de Efraín, además de una terrible y pesada aura, a lo que puedo saber que vienen por una de nosotras.