FRENTE A LA CRUDA REALIDAD

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—Debería tener un elevador —bromeé yo esta vez.

—Le presentaré tu proyecto a la secretaría de defensa —dijo con exagerada solemnidad.

—Oh, no. Por favor, no. Dirán que el poder se me subió a la cabeza y que ahora ni siquiera quiero bajar una escalera.

— ¿Tú crees? —rio con sarcasmo.

— ¡Estoy segura! —resoplé— Esta gente busca razones para criticar.

—No tiene que importarte lo que digan. Eres la primera dama y puedes hacer cualquier cosa que te propongas.

— ¿Cómo puedes estar tan seguro? —arqueé una ceja.

—Porque acabas de bajar las escaleras del Air Force One y ni siquiera te diste cuenta —Me guiñó un ojo e imperceptiblemente volteé mi cabeza para confirmar lo que Carter acababa de decir.

—Gracias —susurré luego de respirar profundamente y mucho más tranquila— No hubiese podido hacerlo sin ti.

—Lo sé —Sonrió— Somos un equipo, ¿recuerdas? —Esta vez sonreímos ambos y finalmente asentí con la cabeza.

Carter tenía razón. Éramos un equipo y ese había sido un muy buen comienzo. ¡Un gran comienzo!

Si bien es cierto, mucha prensa había llegado al aeropuerto para registrar nuestra llegada a Lousiana, no había conferencia de prensa agendada para ese momento, así que evitando realizar declaraciones, nos dirigimos directamente al Ground Force o también conocido como el "Bus Force Once".

Yo lo llamo "el bus de Obama".

Como bien saben, Carter −o cualquier persona que ostente el cargo de presidente de Estados Unidos− tiene a su disposición toda una flota de vehículos para su transporte, dentro de la cual se encuentra "La bestia", "El Marine One" e incluso el propio "Air Force One". Pero antes del año dos mil once, cuando un autobús era requerido para dichas funciones, el Servicio Secreto se veía en la obligación de alquilarlos. Una vez hecho esto, dichos vehículos se integraban a las comitivas presidenciales y eran usados en labores de comunicaciones y en caso de emergencias, como medio de transporte.

Pero en el mes de agosto de ese año, se tomó la decisión de agregar autobuses a la ya cuantiosa flota presidencial, en un principio, para ser usados en la campaña previa a las elecciones del año siguiente.

Así fue como la administración de Barack Obama invirtió dos punto dos millones de dólares en dos autobuses hechos a partir de un modelo básico en Canadá y que posteriormente fueron modificados en Nashville, proporcionando más de ciento cincuenta metros cuadrados de espacio interior sobre ruedas, evidentemente blindado y que por su color negro liso, aunque lo intentara, no podía pasar desapercibido.

En cuanto a sus especificaciones, no son muy diferentes a lo que "La bestia" ofrece −salvo por el tamaño, claro−, pero sobresalen sus cristales de doce centímetros de grosor, el tanque de gasolina blindado, su sistema antincendios, el agente de la C.I.A que lo conduce y que está especialmente entrenado para hacerlo en situaciones extremas, las cámaras de visión nocturna y el arsenal que lleva abordo, que incluye desde armas de fuego hasta gases lacrimógenos.

Todo un bus preparado para la guerra y que cuando el presidente está abordo, el Servicio Secreto lo llama: "Stagecoach"

Si me preguntan a mí, es un pésimo nombre código. Al verlo, lo primero que se me viene a la mente es un mastodonte. ¡Así deberían llamarlo!

El grupo de avanzada −que no es más que el equipo de agentes y otros profesionales que se adelantan a los viajes de la comitiva presidencial para preparar todos los detalles del itinerario y corroborar que estén tomadas todas las medidas de seguridad− determinó que nuestra primera y única parada era un albergue en el centro de Nueva Orleans, en el que alrededor de cien personas se encontraban a la espera del paso del huracán y que habían sido de las pocas que no decidieron evacuar a otros Estados.

FIRST LADY - Trilogía Cómplices II [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora