-¿Cuál?

-¿De qué color era el traje que llevaba puesto ese día?- lo miré y quedó paralizado- Sé completamente sincero, Nano. Por favor.

-Era blanco, te llegaba hasta las rodillas- sonrió ladino- Estabas tan feliz por haber escogido tú el vestido que tenías muchísimo cuidado de no mancharlo.

-¿Por qué te dije que corrieras?

-No querrás saberlo, Ximena.

-Nano, tú no me mientas, por favor.

-Me dijiste que corriera porque... Yo había llegado ya cuando ambas estaban muriendo en la piscina- suspiró y quedé perpleja- Tú eras la única que sabía que no le haría daño a Marina, pero ya la policía había creído que habías muerto así que creyeron que fui yo para cerrar su puto caso.

-Nunca me mandaron a interrogar.

-Estabas en Suiza con tu tratamiento, no iban a interponerse en el bienestar emocional de la única pija de mierda que a todos les agrada- soltó un bufido y reí.

-La única pija de mierda que podía dejarte libre, Nano. Lo siento por no estar ahí.

-No es tu culpa que te hayan molido a golpes y creyeran que estabas muerta. ¿Por qué me preguntas todo esto?

-Cuando eran mis últimos días en el hospital, a Christian recién lo ingresaban. Antes de irme lo fui a visitar y me dijo que no confiara en nadie, ni en mis propios amigos.

-Es una advertencia, Ximena- me dejó una mano en mi mejilla y ladeó la cabeza- Cuídate mucho, no sé lo que me pasaría si tú también habrías muerto.

Me dejó un beso en la frente y nos separamos. Lo miré a los ojos y pude ver la honestidad pura en ellos.  Le agarré la mano y lo acerqué un poco más a mí. No sabía lo que estaba haciendo para este momento.

-Dime algo...- solté y asintió con la cabeza- ¿Me escribirás cartas cuando llegues donde vayas?

-A la antigua, ¿eso quieres?- ladeó la cabeza y miré sus labios- Verdaderamente que eres completamente distinta a la Ximena que conocí.

-¿Y cómo era ella?- me mordí el labio y agarré el cuello de su suéter con suavidad- ¿La versión alterna de Marina, no? Pues ella desapareció, Fernando...- me acerqué un poco y rocé mis labios con su mejilla- Todavía tenemos nuestro pequeño secreto, Nano.

-¿Esta es tu versión de darme algo como recuerdo? Pues es muy tentadora, Ximena. Pero paso.

-No lo es, ¿por qué lo sería?- bufé y miré mi brazalete- Pude haber olvidado mil momentos, pero nunca podré olvidar la sonrisa que llevaba Marina cada vez que me hablaba de tí. Besarte sería traicionarla de maneras monstruosas.

Me miró y sonreí. Desenredé mi brazalete de la amistad de los demás que tenía y se lo puse en la mano. Él me miró extrañado e intentó devolvérmelo, pero me resigné.

-Yo tuve a Marina a mi lado desde los seis años, Nano- sonreí ladina- Ojalá hubieras podido tenerla más tiempo, te hubiera encantado tener ese crío con ella.

-La extraño, ¿sabes?- se sorbió la nariz y lo abracé- Gracias...

-Por nada, ahora ve y haz tu vida de nuevo- le sonreí y nos separamos- Y de verdad me mandarás una postal, ¿no? Por lo menos para saber que sigues vivo.

-Obvio, en cuanto consiga una vida- me sonrió y el portón que nos separaba se cerró.

[...]

[Al día siguiente]

THE GOOD GIRL [ÉLITE] [PAUSADA / EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora