—¡Ay! —se quejó cuando algo rápido y peludo pasó entre sus piernas haciéndolo tropezar y chocar con una pared. ¿Era un gato? No le importaba, mientras se encargará de las ratas que había visto esa mañana en el almacén, todo estaría bien.
El timbre volvió a sonar.
Abrió la puerta, pero frunció el ceño al no ver a nadie, bufó al escuchar unas risas infantiles a lo lejos, no llevaba ni la semana ahí y ya era producto de juguetonas bromas, rápidamente cerró la puerta caminando hacia las escaleras, necesitaba seguir guardando su ropa.
Tomar aquella decisión fue bastante fácil si lo pensaba, aceptó sin dudar, pero una vez que comenzó a hacer todo el movimiento y a despedirse de sus amigos, el amargo sentir de estar solo comenzó a invadirlo.
Su habitación era demasiado grande, pero tenía muy pocas cosas, un espejo gigante de cuerpo completo, un escritorio que había traído desde casa en donde tenía su portátil y algunos papeles importantes, en una pequeña mesa en el centro había un juego de té antiguo, y todo el suelo estaba alfombrado, cortesía de la casa.
Lo más llamativo era la cama, tenía un pequeño techo y un velo color vino que cubría los delgados pilares de madera, era como un pequeño castillo y le pareció muy lindo, por un momento se sintió en una película Disney.
Acostándose en la cama resopló, escuchó un maullido en la lejanía y eso confirmo que en efecto algún gato callejero se había colado a la casa, mas no le prestó importancia, una compañía en aquella solitaria casa no le vendría nada mal. De su lado derecho podía observar el balcón, tenía unas puertas de cristal y cortinas de color oro que se mecían con el viento, aquello lo hizo fruncir el ceño, se supone que había cerrado las puertas del balcón, estaba demasiado cansado para pararse de la comodidad de sus almohadas, así que simplemente dejó caer su cabeza en la suavidad de sus cobijas para adentrarse a un rápido sueño.
(...)
Se levantó cuando su teléfono sonó, había dormido toda la tarde, y necesitaba urgentemente una ducha, hizo una mueca y caminó fuera de la habitación en dirección al baño.
—Meow —un gato negruzco se enroscó en sus piernas mientras le maullaba, estaba flaco y con el cabello opaco, pero sus ojos verdes eran vividos e hicieron que Jimin se compadeciera.
—Así que tú eras mi visitante de ayer —musitó entrando al baño, se quitó las ropas e hizo un movimiento de manos para ahuyentar al felino, pero esté se quedó parado en sus patas traseras mientras lo observaba detenidamente, de pronto soltó un gruñido horrible y salió corriendo.
Confundido, Jimin terminó quitándose sus pantalones—Pero que gato tan más extraño — susurró y caminó hasta la bañera, era grande, como para tres personas al menos, definitivamente había sido un suertudo en conseguir aquella casa, dejó que el agua cayera mientras terminaba de desvestirse. Una vez llena, entró con cuidado y soltó un resoplido gustoso, no extrañaría para nada su viejo departamento.
Cerró sus ojos dejando recargar su cabeza en el borde de la bañera, esperaba que ese cambio radical en su vida fuera para bien, tenía una vida aceptable en Busan, pero era positivo y realmente quería conocer a gente nueva y poder disfrutar más de su profesión.
Después repentinamente el rostro de Wonshik llegó a su cabeza e hizo una mueca, ni siquiera se despidió del hombre, pero sabía que no había valido la pena. Había sido su novio por los últimos dos años, habían pasado noches en vela planeando un futuro juntos desde que Jimin le había confesado a Wonshik que era un portador (casos que en la sociedad ya era muy raros de ver, pero no se discriminaban), por lo tanto, la idea de tener hijos propios y de tener una pequeña casa amorosa y repleta de risas infantiles había sido una de las grandes metas de vida para Jimin.
Pero al parecer no para su exnovio, porqué fue más importante acostarse con su compañero de oficina que respetar el amor que decía tener por el rubio. Sintió sus ojos picar, pero no los abrió, no lloraría, no más, no lo merecía. Taehyung y Jungkook lo habían ayudado a salir adelante y sabía que un cambio radical de rutina le haría muy bien.
Sin embargo, muy dentro de su pecho lo extrañaría, el toque ligero de Wonshik sobre su cuerpo, sus palabras dulces al oído cuando pasaban las noches juntos, su hermosa sonrisa y ojos brillosos, la manera en que gritaba su amor a los cuatro vientos y le prometía una vida llena de felicidad, casi podía sentir el toque fantasma de los dedos del mayor, recorriendo la extensión de sus muslos, cosquilleando sus rodillas y adentrándose hacía un paraíso profundo, seductor y caliente.
Casi de inmediato pegó un grito y abrió sus ojos asustado cuando se dio cuenta que aquellas sensaciones se sintieron muy reales, pero no había nada en el agua más que agua limpia y esponjosa, se sentó correctamente, acercando sus rodillas a su pecho sintiendo como el corazón le latía todavía con rapidez.
El maullido del gato lo sobresaltó mostrando lo nervioso que estaba, el felino maulló una vez más y brincó hacia la pequeña barra acolchonada que se encontraba pegada a la bañera (algún asiento para vestirse tal vez), se enrosco en su lugar y se quedó observando alrededor, de alguna forma como si le estuviera diciendo a Jimin...
No estamos solos.
uwu gracias por leer, cuidense mucho en estos días, descansen, tomen mucha agua <3
-susy
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Unread [Yoonmin]
FanfictionLas mudanzas no siempre significan nuevos y calmados ambientes. Jimin lo sabe más que nadie. Una casa solitaria siempre tiene secretos que esconder, y mentes inocentes que atrapar. [yoonmin/mpregJimin] [fantasía/drama/romance/demonios] [Prohibida l...
Capítulo 1
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