Capítulo 9

6.7K 773 40
                                    

VAMPIROS BUENOS

NOZOMI

Abro los ojos con pesadez y algo de sorpresa al sentirlo moverse. Todavía está oscuro. Escucho sus pasos sobre la alfombra y luego en el piso, lo que me indica que se ha levantado para ir al baño. Minutos después regresa a la cama, y ​​lo que me sorprende es sentir su toque frío sobre mi piel. Supongo que quiere un poco de mi calor.

Estoy de espaldas a él y sentir su respiración cerca me hace imaginar que quiere beber de mí. Cierro los ojos con tanta fuerza, esperando que sus colmillos se hundan en alguna parte de mi cuello, pero nada pasa. Lo siguiente que escucho son pequeños ronquidos que salen de su boca y eso definitivamente me calma.

De repente, unos golpes en la puerta me hacen dar un pequeño salto. El vampiro gruñe y a los segundos se escucha a su amigo al otro lado.

—¡Fran! ¡Fran! —susurra.

Se levanta cansado y yo me levanto también, quedándome sentada en la cama.

—¿Qué diablos te pasa? —no está feliz, pero su rostro cambia al escuchar lo siguiente.

—Es Dereck, nos necesita ahora—

No sabía qué hora de la madrugada era, pero lo que sí sabía es que esta reunión era súper secreta. Cuando salimos de la mansión tratamos de no hacer ruido.

Ambos van en la parte delantera del auto, mientras que Cladis y yo en la parte de atrás. Las dos teníamos frío, aunque por mi parte eran los nervios. Algo dentro de mí no me gustaba ir para nada, me hubiera gustado quedarme en la cama y no encontrarme con más vampiros.

—Hace mucho frío, ¿verdad? —dice Cladis, tratando de romper el hielo en esta parte del auto.

Yo solo puedo asentir.

—¿Crees que se trate de tu trabajo? —pregunta Fredom.

Mi dueño gira el volante. —No lo sé, con él nunca se sabe.

Minutos más tarde nos encontramos en medio de la nada, frente a un castillo algo destruido. Esta zona me parece aterradora, daba la impresión de que un espíritu nos asustaría. De hecho, me hubiera gustado que eso pasara y no ver a los vampiros adentro. Cada uno de ellos nos miraba con sed, pero por suerte había otras chicas, que bueno siempre eran vampiros.

Trago grueso denotando mis nervios.

—No fue buena idea traerlas— dice mi amo, seguro había notado mi preocupación.

—No podíamos dejarlas— lo ve —Las podemos dejar aquí, no les va a pasar nada.

Nos dejan en un lugar que parecía los escombros de una habitación. Luego de eso, entraron por la parte trasera del castillo. Ambas estábamos más tranquilas cuando notamos que no había vampiros aquí. Y estando las dos juntas, reunimos valentía a esta soledad.

No sé qué está pasando, pero no me gusta nada. Tengo la sensación de que algo malo va a pasar.

Esperamos unos minutos y no pude evitar preguntarle a Cladis cómo se sentía. Había estado preocupada por ella. Tener a Fredom como dueño debe ser algo terrible.

—¿Cómo te sientes?— pregunto. Ella me mira por unos segundos y comprende la pregunta.

—Bien, he estado en reposo por ahora— Luego de eso ríe por lo bajo—. Me gustaría preguntarte lo mismo, pero se nota que estás mejor.

Con sinceridad respondo —Nunca antes me había sentido así.

Estando aquí me sentía sana y limpia, sobre todo con la panza llena.

Dama de un vampiro ✓Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora