Capítulo 10

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Playlist de Dama de un vampiro Numero 16 (Let's Pretend - Audiomachine)

¿SE PUEDE CONFIAR?

De vuelta en la mansión, me encontraba sumida en la confusión. Todo me parecía extraño, especialmente un recuerdo que rondaba mi mente, pero que no lograba precisar.

Francisco se encontraba en la parte trasera del carro junto a mí, mientras que Fredom y Cladis conversaban en la parte delantera como si de dos personas normales se tratase. Sus palabras fluían con naturalidad.

Mi amo, por su parte, permanecía en silencio, observando por la ventana hacia un vacío infinito, tan pensativo como yo. Observar a los vampiros conversar me producía una extraña sensación, pues nunca imaginé que seres como ellos pudieran albergar bondad en su interior.

No lograba comprender del todo el tema de su conversación, pero parecía que organizaban una salida para este mismo día, una vez que el sol se hiciera presente.

Los minutos transcurrían mientras el auto avanzaba, y poco a poco mis ojos comenzaron a cerrarse. El cansancio se apoderaba de mí, junto con una leve hambre y la necesidad de recostar mi cabeza, que me dolía con intensidad.

Traté de acomodarme lo mejor que pude en el asiento, y si las palabras de Cladis sobre aquellos dos vampiros eran ciertas, entonces tal vez podría dormir tranquila.

Sin embargo, una mano inesperada me tomó por sorpresa, inclinándome hacia su hombro. Al principio, mi cuerpo se tensó, pero él lo calmó con suaves caricias en mi cabeza, permitiéndome finalmente cerrar los ojos y sucumbir al sueño.

•••

Sus ojos oscuros, que antes parecían perdidos en un paisaje lejano, ahora brillaban con una intensidad diferente al mirarme. Sentí una oleada de energía recorrer mi cuerpo al verlo sonreír, y todo se intensificó cuando comencé a acariciar su cabello. Era tan suave y hermoso como lo había imaginado, y él también comenzó a tocar el mío. Ya no sonreía, ahora estaba completamente concentrado en cada movimiento de sus dedos, como si acariciara algo real. Cada roce helado de su mano petrificaba mi ser al mismo tiempo que llenaba mi cuerpo de pequeñas descargas de emoción.

De repente, me di cuenta de que estábamos parados, uno frente al otro. Comenzamos a girar lentamente, como en una balada, bailando entre las flores. Por un momento, el atardecer, que antes parecía apagado y sin vida, se detuvo junto a nosotros. Fue en ese preciso instante en que sus labios se abrieron y pronunció una sola palabra.

—Despierta.

Abro los ojos de golpe, sorprendida y aturdida. Frente a mí está el vampiro, repitiendo la misma palabra.

—Nozomi, despierta.

Me siento en la cama y le pido disculpas. Él simplemente me pide que vaya a ducharme, porque luego iremos a desayunar. Me levanto aturdida, sin recordar cómo llegué a la cama.

Bajo la regadera, mientras el agua cae sobre mi cuerpo, no puedo dejar de pensar en ese sueño. No sé quién es él, pero siento que ese sueño era el final de algo. Digo "ellos" porque no sé si era yo, aunque lo sentía así. Esas personas parecían conscientes de vivir en un mundo mejor.

Yo, en cambio, no lo conozco. No sé nada de mi mundo, no sé cómo relacionarme con nadie, y mucho menos conmigo misma.

Tres golpes en la puerta me sacan de mis ensoñaciones.

—Nozomi, apresúrate— es el vampiro.

Cierro la llave del agua y me dispongo a salir lo más rápido que puedo. Abro la puerta, pero él no está. Me dirijo al guardarropa y saco unas medias, un vestido blanco y un suéter café. Después de vestirme y cepillarme el cabello frente al espejo, no puedo evitar pensar en lo extraño que parece ser ese sueño.

Al terminar de colocarme la gargantilla, mi amo comienza a caminar. Lo sigo de cerca, cuidando de no tensar la correa que nos une. Aunque sé que no le gusta hacerlo, ahora entiendo que su intención no es tratarme como una esclava, sino como una persona. Como dijo Cladis, están fingiendo ser algo que no son.

Los pasillos están en silencio, lo que me permite reflexionar sobre lo que pasó ayer. La aparición de Dereck despertó algo en mí, una sensación diferente. Además, creo que vi algo sobre mi pasado, algo más creíble que el sueño de esta mañana.

Recuerdo verme en el reflejo del agua, en un pequeño río. A mi lado, otro reflejo se manifestaba, pero como siempre, solo alcancé a ver sus ojos. Luego, mis propios ojos.

Eso fue lo que vi esta madrugada...

—Por cierto, ¿te llegó el aviso? Mañana nos toca supervisar el hospital central— dijo el amigo de mi amo, Fredom mientras mordía un trozo de carne.

—Sí, lo malo es que creo que mañana empieza la nieve, estará helado— respondió, mirándome de reojo.

Yo aún estaba ensimismada, pensando en lo que había sucedido. Observé a Cladis comer de la avena, aparentando estar contenta, pero fingiendo malestar. Miré a mi alrededor y los demás vampiros me parecían más aterradores que nunca. Sus esclavos me provocaban lástima. Como había dicho Cladis, éramos afortunadas.

Me llevé una cucharada de avena a la boca, sintiendo la mano de mi amo en mi cabello, acariciando como lo hizo en el auto. Ahora que lo recordaba, había sido un gesto lindo. Se había mostrado demasiado tierno conmigo, me sentí segura en sus brazos, mimada y consentida, como dirían los esclavos de aquí.

Y eso me hizo recordar las palabras de Cladis —Ellos conviven con los humanos, incluso llegan a casarse—. Por primera vez desde que llegué aquí, miré al vampiro a mi lado y me di cuenta de que era realmente apuesto.

Darme cuenta de lo que ahora eran me ponía nerviosa, especialmente porque él acariciaba mi cabello como si fuera algo especial. Trago mi avena con dificultad, tratando de no pensar más en ello.

Pero era inevitable. Ahora sabía que ellos podían vernos con otros ojos, y nosotras...Miro a Cladis a la par de su amo, se la veía a gusto con él.

La sangre se me sube a las mejillas de solo pensarlo.

Inclino la cabeza hacia el suelo, confundida. Ya no sé qué pensar. ¿Son estos vampiros buenos o malos? Para mí, siguen siendo vampiros, monstruos que solo buscan saciar su sed. Para mí, eso es lo que son y lo que siempre serán. Además, mis sentidos me dicen que pronto seré donadora de sangre para él. De alguna manera, puedo sentirlo mirándome por todos lados, como si buscara la mejor parte de mi cuerpo para tomar mi sangre.

Todavía recuerdo las torturas de Efrain y de los demás guardias. Fueron días y noches horribles para mí. Una habitación vacía, cuatro paredes que helaban mi piel y tres vampiros a mi alrededor, burlándose de mí.

Abro los ojos de par en par al sentir su mano cálida sobre mi hombro. Me doy cuenta de que Fredom y Cladis ya no están, y que casi nadie queda en el comedor. Lo miro y veo que tiene su mirada puesta en mí, como si estuviera preocupado. Tantas cosas se me vienen a la mente: recuerdos, sangre, maltrato y el hombre de los ojos grises. Pero un toque más de él sobre mí me hace sentir segura. Y me pregunto ¿puedo confiar?

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Dama de un vampiro ✓Where stories live. Discover now