No respondo. No quiero verlo, no quiero hablar, solo quiero...

Mi vista nublada va a la pastilla.

Prometiste que no ibas a volver a hacerlo...

Vuelve a golpear la puerta y mi corazón retumba en mis oídos, respirar comienza a hacerse difícil. Él me pide que salga de ahí porque todo puede mejorar si de verdad lo intento... siempre positivo, incluso cuando sabe que no hay esperanza para nosotros. Una sonrisa irónica tira de mis comisuras porque lo he intentado pero ya no puedo seguir fingiendo así.

Escapar es la única forma en la que consigo seguir viviendo y finalmente, eso es lo que todo el mundo parece necesitar, ¿No? Distraerte lo suficiente como para continuar porque vivir parece una rutina que todos debemos seguir...aunque no tengas motivos para tratar. Y me mata pensar que tú tampoco encontraste uno, por eso decidiste irte. Intento contener mis lágrimas, sé que llorar no arregla nada pero intoxicarme hasta la inconsciencia sí porque me ayuda a escapar.

Trituro la pastilla con un viejo encendedor que mi hyung me regaló. Trato de no recordar más porque ese dolor en mi pecho crece y crece al pensar en ellos... y lo evoco. Mamá, en esa noche fatal. Su llanto, los reclamos, la ambulancia. Me parece oír su voz, tan clara en mi cabeza. Los ojos de mi madre: vacíos, repletos de desilusión porque le fallé. Y lo siento mamá, lo sé , soy un fracaso. Dije que no volvería a hacerlo pero sé bien que esta es solo una de varias últimas veces y en cuanto recuerdo su mirada herida, la decepción en su tono y aprieto la mandíbula, los puños, me miro al espejo y tiemblo, mucho porque no puedo evitarlo, nunca puedo evitarlo.

Aprieto el borde del lavabo sucio y roto y quiero gritar porque ese chico que veo no soy yo.

No sé cómo explicarlo. Es una sensación rara, que me pone alerta. Llevo tanto tiempo sintiéndome ajeno a mi propia piel, tan inquieto, tan vacío. Ni siquiera consigo reconocerme a mi mismo. El niño que solía sonreír a pesar de las tormentas parece haber muerto y lo sustituyo ese chico de ojos oscuros, sin brillo, que vive el día a día sin emoción, sin poder encontrar una razón.

Mis ojos están hundidos, mis pupilas inquietas buscan un punto fijo que no sea el polvo blanco que me llama sin descanso pero no logro evitarlo porque sé que es mi única opción. Quise convencerme de que el tiempo lo mejoraría todo, la gente suele decir que sanas...eventualmente. Y pese a que todo ha cambiado en mi vida, yo sigo retrocediendo. Me siento perdido en un laberinto complejo, lleno de obstáculos que no puedo superar. Encerrado, estoy encerrado dentro de mi mismo. Cada día empeora. Cada día siento menos. A veces, me da la impresión de que sigo soñando pero no logro sentirme como una persona de nuevo, al menos no desde hace dos años.

―Mierda, no puedo.―La voz me sale rota porque cuando estoy solo consigo sacarlo y al mismo tiempo, me ahogo porque no sé cómo me siento. El aire se vuelve denso, la música taladra mis oídos, los golpes en la puerta no cesan. Su rostro. Siempre es su rostro. Jadeo, cubriéndome las orejas con las manos, apretando la mandíbula, harto, no puedo.

Simplemente no puedo, no puedo hacerlo solo.

Me deslizo hasta dar con las baldosas rotas en el piso de ese pútrido y oscuro baño. Lágrimas gruesas caen sin cesar y no entiendo la razón, mareado, con los sonidos de fondo, amortiguados por el sonido de mi respiración jadeante y de mi corazón latiendo en mis oídos entreabro los labios, tratando de encontrarle un motivo a esas sensaciones que acabo de experimentar pero así como aparecieron... cuando varios minutos pasan, ya no hay nada. Me apago de nuevo. Ese es el problema: la nada que parece consumirme. Ese vacío en mi pecho que se traga todas las sensaciones de una forma que no logro comprender y me deja así, tendido en el piso, con la mente en blanco y el cuerpo agotado, hace mucho dejé de intentar arreglarlo.

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⏰ Última actualización: Sep 13, 2020 ⏰

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Coma. | Jeon Jungkook;BTS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora