-Nosotros le juramos lealtad a su padre – afirmó -, no a la casa Darsenkus o a la señora Zaterya. Nuestro deber era obedecerlo a él y aunque haya muerto, seguiremos siendo fieles a nuestro juramento.
Rava y los caballeros acordaron encontrarse en una choza abandonada a las afueras del castillo y ellos se encargarían de tener los caballos listos. Tuvo que salir de la fortaleza cuando caía la tarde porque las puertas se cerraban durante la noche y no se abrían hasta la mañana siguiente, así que permaneció tumbada sobre la hierba, oculta detrás de unos setos mientras esperaba a los caballeros.
Comenzó a sentir frío y los susurros del bosque parecían advertirle que algo había salido mal, que los caballeros la habían delatado y llegó a pensar en marcharse sola. Un ruido de hojas secas y murmullos la sobresaltó, pero cuando la luz de la luna y el resplandor del castillo los iluminó, Rava vio a los dos Capas Blancas.
Traían los tres caballos como habían prometido, aunque no eran los sementales más hermosos que Rava había visto precisamente. Mejor así, comprendió. Cualquiera que los viera, podría sospechar que ellos no eran ningunos granjeros, como pretendían hacerse pasar, sino los condenados o desertores de alguna casa noble.
Los Espadas Blancas dejaron atrás sus cotas de malla, armaduras, yelmos y capas resplandecientes, pero no las espadas. Cabalgaron casi toda la noche y se detenían sólo un instante para comprobar que nadie los seguía. De vez en vez, uno de ellos se subía a la copa de un arkón y divisaba los alrededores. Nada. No parecía que los estuvieran siguiendo, pese a que aún estaban peligrosamente cerca del Reino de Edron y la fortaleza con sus murallas negras todavía era visible, rodeada de un halo azul plateado que resultaba aterrador durante las noches.
Se ocultaban durante el día, o al menos gran parte de él, ya que reanudaban la marcha cuando caía la tarde. Rava había tenido la precaución de robar uno de los gorros de una cocinera del castillo y se lo había atado bajo la barbilla, asegurándose de que todo su cabello quedaba cubierto. Sabía que debía verse muy ridícula pero el color anaranjado era demasiado llamativo como para no recordarlo o reconocerlo.
En cuanto se acercaron a la posada, desmontaron y un chico, de unos once o diez años, se acercó. Tenía el cabello negro revuelto y la cara sucia, pero era bastante despierto.
-Llevaré sus caballos a las cuadras – tomó las riendas con habilidad.
Rava le lanzó un Sekudro de plata y el mozo lo atrapó en el aire, se le iluminó el rostro y luego desapareció por la parte trasera de la posada.
Rava pudo oír risas y conversaciones alegres, incluso desde afuera. Los dos caballeros entraron primero y ella los siguió.
Había unas cuantas mesas destartaladas, cada una con una vela gruesa en el centro. Ya estaba anocheciendo y las diez o doce personas que había, estaban comiendo sendos trozos de pastel o bebían su sopa directamente del cazo sin usar cucharas, todo acompañado de vino, así que algunos de ellos ya se tambaleaban.
Tanto ella como los caballeros buscaron indicios de algún guardia o caballero del Sur, pero todos parecían ser aldeanos y campesinos comunes. Aun así, todos se volvieron a mirarlos con recelo en cuanto entraron. Geruk y Korjun se habían vestido como mozos de cuadras, pero seguían moviéndose con el aire altivo y elegante que caracterizaba a los Capas Blancas. No se podían olvidar años de costumbre tan fácilmente.
Encontraron una mesa vacía al fondo del comedor y un joven apareció ante ellos.
-Ya es muy tarde, así que sólo nos queda sopa de champiñones, pastel de moras y de calabaza – anunció - ¿Van a quedarse a dormir o sólo van a comer?
Rava arrugó el entrecejo y recordó el mote que le había puesto su hermana.
-Nos quedaremos esta noche – dijo poniendo tres Sekudros de plata sobre la mesa -. Yo quiero una rebanada de pastel de mora y una jarra de cerveza oscura.
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Ascenso a la oscuridad, Libro II Reinos Oscuros
FantasyKalyana Leskuren ha ascendido y ha descubierto cuán poderosa es. Sus dones provienen de la magia más oscura y terrible y la unen, desde su nacimiento, al Rey Krovalon Saravenkot, quien desea el poder más que cualquier otra cosa. Movidos por sus sent...
Capítulo 7 ⚔ Rava
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