【Chapter Two】

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—Aún me gusta cómo preparas el café. —Sonrió dándole un sorbo a la taza.

—¿Qué haces aquí, John? —Dijo seca ignorano su comentario.

—¿Disculpa?

—No esperas que crea que nos volvimos a encontrar por simple coincidencia ¿cierto? 

—Yo esperaba que lo hicieras, incluso para mí fue una sorpresa encontrarte en el supermercado. —Mandy lo miró sarcástica sin creerle una sola palabra.— Hablo en serio.

—¿Sabes qué es lo que creo, John? —Se recargó sobre la mesa quedando justo frente a él.— Creo que estás tratando de desviar el tema para no contestar mi pregunta mientras piensas en una mentira para responder después de que te diga que no te creo absolutamente nada. —John la vió con los ojos entrecerrados.

—¿Conspiras en mi contra?

—¡Ves! ¡Lo haces de nuevo! —Dio un leve golpe sobre la mesa.

—¿Acaso no te alegras de verme? —Mandy rodó los ojos y comenzó a sacar las cosas de las bolsas de papel para comenzar a acomodarlas— Supongo que eso es un no...

—Es complicado.

—No, no lo es. A mí me da mucho gusto verte, Amanda. —Sintió un escalofrío al escuchar que mencionó su nombre.— Ver que estás bien, que creciste, que estás de vuelta.

—¿De vuelta?

—Te fuiste, no por voluntad pero nos alejamos. —Mandy suspiró.

—Me alejé de todos John, me mandaron a maldito otro país.

—Esa boca, niña.

—Que ya no soy una niña. —Rodó los ojos, abrió la alacena y comenzó a acomodar todo en su lugar.— Mi punto es que no es tan fácil identificar lo que siento. Pasaron tantas cosas desde que llegué a Canadá que ya no sé qué pensar ahora.

—¿Por qué lo dices?

—¿De verdad crees que te lo voy a decir como si nada?

—Creí que éramos amigos, que podíamos confiar el uno en el otro.

—Yo también lo creía Jonathan. Lo creí mucho tiempo.

—¿Y ya no?

—¿Dónde vivies? —Cambió el tema repentinamente.

—En los departamendos de Parc Royal, en Rue Jean-Talon O.

—¿Justo a dos cuadras de aquí? Que coincidencia ¿no?

—Escucha Mandy, sé lo que piensas, pero no es lo que crees.

—¿Por qué estas aquí?

—¿Vas a seguir interrogándome el resto de la tarde? ¿Por eso aceptaste tomar algo juntos? —Se puso de pie y caminó hasta donde estaba ella.— ¿Por qué no sólo puedes disfrutar el momento en el que nos volvimos a encontrar? Han pasado más de dos años. —Mandy suspiró una vez más tratando de tranquilizarse y creeó los ojos.

—Tienes razón, yo... Lo siento, es solo que estoy tan estresada y tan confundida. Tu aparición repentina de verdad me aterró por completo.

—Ven acá. Dame un abrazo. —John la tomó de los hombros y la abrazó, la chica pasó sus brazos por debajo de los de él, cerrándolos en su espalda a la altura de sus costillas e inhaló ondo, detectando aquel perfume que no había olido en mucho tiempo.

—Tengo tantas preguntas ahora mismo.

—Sí, lo supuse.

—Pero no estoy segura de querer saber las respuestas. Así que creo que simplemente las olvidaré.

—Está bien, entiendo. Trata de estar tranquila ¿sí? Lo importante es que asimiles y te des cuenta que estoy de vuelta, y ésta vez no vamos a distanciarnos ¿de acuerdo?

—No hagas promesas que no vas a ser capaz de cumplir.

—¿Me estás llamando mentiroso?

—Así es... Mentiroso.—Dijo y ambos rieron.

El resto de la tarde Mandy dejó de hacer preguntas, se sentaron en la sala y comenzaron a platicar de algunas cosas que habían pasado en esos años. Al parecer, a John le habían dado otro puesto en la compañía donde trabajaba, era algo relacionado a organizar el papeleo de los casos que asignaban por lo que había dejado de estar trabajando en el campo, debido al último incidente que había tenído en una de sus misiones, sufrió de un choque en una motocicleta y como consecuencia obtuvo unas cuantas costillas rotas, una lesión en el bazo y una cicatriz desde el ombligo hasta el tórax.

Mandy en cambio, le había platicado un poco sobre cómo había sido la escuela, algunas anécdotas que había vivido con Stella y con otros de sus amigos del colegio cuando lograban salir a la ciudad, incluso le contó cómo se había sentido el tiempo que llevaba viviendo en Montreal. Se encontraban en el sillón, Mandy estaba sentada en un extremo y John estaba recostado sobre sus piernas y reían mientras contaban algún recuerdo gracioso.

—¿Tienes hora de llegada en la noche? —Dijo Mandy mirándo su reloj de mano.

—No lo creo.

—¿Y no tienes quién te espere en casa?

—¿Como quién?

—No lo sé, ¿tu novia? ¿alguna mascota? ¿un roomie? —John rió en voz alta.

—No, no tengo novia y vivo solo.

—No te rías, es solo que se está haciendo tarde.

—¿Me estás corriendo?

—No no no, para nada, solo quería saber si alguien iba a estar esperándote en casa.

 —Pues va a sonar bastante solitario pero no, nadie me espera en casa.

—¿Dejaste tu auto en el supermercado?

—No, en realidad me fui caminando, supongo que regresaré a casa caminando.

—Déjame llevarte, por favor, es tarde y no sé qué tan segur sea el vecindario de noche.

—¿Estás segura? —Ella asintió con la cabeza.— Está bien, me parece excelente. —Se enderezó en el sillón y se miraron mutuamente. Mandy sonrió y se puso de pie, se puso la sudadera que traía anteriormente y tomó las llaves del auto.

Salieron de la casa y subieron al vehículo, Mandy comenzó a conducir y John le indicaba por dónde ir para llegar a la casa. Una vez que estaban ahí, Mandy paró sobre la acera y apagó el motor, John se quitó el cinturón pero no bajó del carro.

—Me da gusto haberte visto, Mandy.

—A mí también, sólo que no sé si me gustaría volver a hacerlo. —John agachó la mirada y asintió con la cabeza.— No, quiero decir, no es que no gustaría sino que no sé si esté lista; tanto tiempo de no vernos que ya no estoy acostumbrada a hablar con chicos más grandes que yo.

—¿Pero no te gustaría que nos volviéramos a ver?

—¿Por casualidad o te refieres a salir a algún lado?

—A salir, tú y yo, ya sabes —Comenzó a balbucear—, a comer o al cine o simplemente a pasar el rato.

—¿En plan de amigos?

—Si quieres sólo podemos salir como amigos, tú decides.

—La verdad es que no me desagrada del todo la idea de salir contigo.

S A F E || John WickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora