—¿Así que se quedó a dormir?
Fue la primera pregunta que realizó Nam al ver a Tae entrar por la puerta.
—Sí hyung, estaba muy triste ayer.
—Yo la vi bien hoy.
—Aparentemente ya terminó con su novio.
—Eso es bueno. —dijo sirviéndose otra taza de café —Por cierto, como demorabas, me comí lo que estaba en las bandejas, solo que dejé el salmón.
—No te preocupes. Ella las había comprado, pero no las quiso comer. No sé por qué. Ah, hyung, dormí en tu habitación
—Sí, me di cuenta. No te preocupes.
Tae estaba cansado. Decidió irse a dormir un rato. Trataría de llamar a Lorie en la noche y ver cómo estaba. Le daría tiempo para pensar, tiempo a solas, y mañana hablaría con ella. No le confesaría sus sentimientos aún, pero quería hacerla sentir cerca de él.
***
Taehyung había dejado a Lorie frente a la puerta de madera de su casa. Ella entró arrastrando los pies a su casa. Estaba de mejor humor que el día anterior, pero aún le dolía el corazón. Dejó su bolso en la habitación, tomó una ducha, cambió su ropa y lanzó todo a lavar. Salió de casa, y caminó hasta la tienda a comprar algo para comer y alcohol.
El alcohol no la haría olvidar sus penas, pero la ayudaría a liberar el estrés que sentía y sentirse relajada. Se sentía mal, pero no quería explotar. Desde aquella vez, había empezado a expresar un temperamento fuerte con los extraños, pero con sus amigos y personas cercanas, ella era amable y sensible. Ese temperamento fuerte le había permitido sobreponerse un poco en tan solo un día. ¿Era eso? Tal vez no. Tal vez, en esta ocasión se sintió segura y apoyada por alguien. Ese alguien era Taehyung.
De regreso a casa con unas cuantas botellas de soju y una orden de pollo, lo colocó sobre la pequeña mesa frente a la televisión de la sala. Aún le hacían falta algunos muebles, como el sofá o un comedor, pero eso no impediría que hoy ahogara un poco de sus penas.
Sacó la ropa de la lavadora, y la puso en la secadora. Fue a la cocina y tomó un vasito para sentarse a comer viendo televisión.
Una botella.
Dos botellas.
Luego de verter el líquido que quedaba de la segunda botella en su vaso, se propuso olvidar lo que había visto, olvidar lo que sentía y seguir adelante.
Fue a su habitación, y encendió la pequeña lámpara de estrellas que se reflejaban en el techo, iluminando la habitación. Cerró las cortinas que cubrían la gran ventana. Quería dormir hasta tarde y no dejar pasar la luz del sol, para que esta no la despertara.
***
Despertó en la madrugada. Encendió su teléfono y vio la hora. Eran las 3:18 de la madrugada. Dejó el teléfono boca abajo sobre la mesita de noche y volvió a dormir.
Despertó casi al medio día. Varias llamadas perdidas y algunos mensajes que no quiso revisar. Ni siquiera había tenido ganas de llamar a Mia para contarle lo que había sucedido. Sabía que, si lo hacía, la rubia la regañaría y le diría que eso estaba en su futuro cercano. En el momento en que iba a apagar su teléfono, una llamada apareció en la pantalla.
—Hola—contestó aún soñolienta
—Lorie linda, te estuve llamando. ¿Ya comiste?
—Me estoy despertando a penas. Anoche bebi algo.
—Ah, no debiste beber sola. Me hubieses invitado —rio —Recuerda que beber soju a solas es malo. Estoy de camino a tu casa. ¿Necesitas que lleve algo?
—Pollo, y cervezas.
—Está bien, Lorie linda. Voy en camino, aunque demoraré como una hora.
—Toma tu tiempo, Tae.
La chica apagó su teléfono nuevamente. No quería recibir llamadas de nadie, no estaba para nadie y menos para el idiota de su ex novio. Se levantó, caminó hasta el baño, lavó su cara, cepilló sus dientes y cambió su ropa. Arregló su cama, abrió un poco las cortinas, y apagó la lámpara.
En la sala, limpió los restos de comida y las botellas vacías sobre la mesa. Trajo vasos limpios, acomodó los cojines y limpió un poco la alfombra. Sacó la ropa de la secadora y la dobló.
Miró al reloj digital del microondas en su cocina, el cual le indicó que había pasado una hora y 5 minutos. Se sentó en uno de los banquillos de la cocina, mientras escuchaba la gota agua cayendo del grifo sobre el fregador.
El sonido monótono la mantenía hipnotizada. Definitivamente debía llamar a un fontanero para que arreglara eso. Luego de unos minutos, había algo que no pertenecía al ritmo.
Una melodía.
Un rayo de sol.
Una voz.
Aquella voz que ella llevaba escuchando desde hacía poco pero que había llegado a hacerla creer que lo conocía desde hacía mucho.
—Lorie, hermosa. Ya llegué. —canturrió desde el otro lado de la puerta —¿Estás bien?
La chica se levantó y corrió hacia la puerta.
—Tae
—Aquí estoy —dijo alzando las bolsas en ambas manos.
Entró luego que ella lo invitara a pasar, colocando las bolsas sobre la mesa.
—¿Aún nada del sofá? —dijo abriendo una lata de cerveza.
—No, dijeron que lo traerían esta semana, pero no vinieron, así que toca esperar.
—No importa, así es más oriental —rio.
Se sentaron a comer.
Hoy ella parecía de mejor humor. Su sonrisa era tan hermosa. El estaba embelesado con ella. A medida que la chica hablaba, sus labios se movían. Esos labios que quisiera besar. Era estúpido no poder decirle lo que sentía. Ojalá algún día pudiera decírselo.
Pasaron toda la tarde riendo, comiendo, y hasta ordenaron más comida. Rieron viendo programas de variedades, y casi se les sale un pulmón al ver que uno de los idols le tenía miedo al agua. Lorie se sentía tan bien junto a ese chico.
Luego de beber un poco más, Lorie empezó a hablar.
—Ayer, no era yo. Quiero pedirte disculpas.
—No tienes por qué.
—Se qué no llevaba mucho tiempo con Yoongi, y aunque no llegamos a cumplir ni un año juntos, lo quería mucho, ¿sabes? Creo que ya lo sentía desde hacia mucho, que las cosas no andaban bien, pero en verdad no pensé que fuera de esa manera.
—Lamento haberte dicho que fueras con el aquel día.
—No —lo interrumpió —si no hubiese ido cuando me dijiste se hubiera prolongado esto. Bueno, si no hubiese ido el segundo día aún seguiría pensando que todo estaba bien.
—Ya es tarde. Creo que debería irme yendo.
—Bebiste mucho, no te dejaré ir así.
—Podría llamar al servicio de-
