- Nunca me dijo que era asmática – murmure

- Yo tampoco lo sabía, pero esto volvió ahora – me observo fijamente, yo solo trague saliva – solo, habla con ella, pero tranquilo papo

- No quiero que se muera – me tome la cabeza con desesperación

El solo palmo mi hombro en señal de apoyo.

- Iré a lo de los Vargas y si necesita algo, me llama – camino hacia la escalera, pero volteo rápidamente – por cierto, en mi cuarto hay dos inhaladores. Toma uno y tenlo contigo – suplico con la mirada – no quiero más sorpresas como estas

Vi desaparecer a Isaza y por unos minutos respiré para relajarme un poco más. Me encamine hacia su habitación, abrí lentamente la puerta y colocándome sobre el marco de la misma la observe, se encontraba acurrucada entre las sabanas observando un lugar fijo de la habitación.

Seguí la dirección de sus ojos y pude ver que había un cuadro con varias fotos nuestras y de Archie. Trague saliva e ingrese en su totalidad cerrando la puerta. Ella me observo por unos minutos y se sentó en la cama.

Me acerque a ella sentándome a su lado. Buscaba las palabras para poder expresar la pésima situación en la que me encontraba después de todo. Ni siquiera podía verla a los ojos sin perder la poca cordura que me quedaba.

- Lamento lo que paso hace un rato – murmuro – No era mi intención hacerte pasar por esto, perdóname

Yo solo negué bajando mi mirada.

- Casi mueres – inhale y exhale tomando mi cabeza con fuerza. Estaba dándome cuenta de la situación una vez más. Sentí mis lágrimas caer – casi mueres, casi mueres – murmuré asustado, parecía un loco murmurando cosas sin sentido

- Perdón – su voz de súplica nuevamente se escucho

Sentí sus manos abrazar mi cuello y llevarme hacia ella, terminé por recostarme en su pecho. Me encontraba asustado como un niño. La abrace con fuerza mientras me desahogaba, no me salían las palabras ante todo esto, pero las lágrimas demostraban como me sentía por dentro.

Ella acariciaba mi cabellera y depositaba besos en mi coronilla, escuchaba su corazón palpitar a un ritmo lento. Relajante para mí, prestar atención a su pequeño órgano que hizo que comenzara a tranquilizar mis sentidos y aquella angustia comenzó disminuir. Me aferre aún más a ella no quería salir de ahí, tenía miedo de que se quiera ir.

- Cuando murió mi madre lo desarrolle por la angustia que sentía – narro, la escuchaba atento – luego de tantos tratamientos pensé que se había ido, pero supongo que no y no me había dado cuenta de los síntomas que tenía, ni la cantidad de veces que me costaba respirar – escuche que suspiro con tranquilidad – tuve el primer episodio dentro del hospital. Fue ese día que Martin choco a Laura – volvió a contar – y, me habían obligado a que descanse, pero no podía dejarla ahí y luego me suspendieron

Moví mi cabeza solo para poder observar sus ojos, agradecía seguir teniendo el privilegio de observarlos aún.

- ¿Por qué no me dijiste la verdad? – murmure

Ella se quedó en silencio observándome

- No lo sé – la sinceridad desbordaba su mirada – creo que fueron todas las cosas que pasaron entre los dos – trago saliva – de verdad lo lamento

- Tú lo dices desde un lugar en donde no te ves en realidad – murmuré, cerré mis ojos recordando el momento. Tiré mi cabeza hacia la almohada, quería observarla de perfil – cuando te encontré en el suelo suplicando por respirar, nunca pensé en sentirme también vulnerable ¿sabes?

Ella se mantuvo en silencio, volteo a verme poniéndose de costado. Aun la abrazaba con fuerza por su cintura y la tenía tan cerca de mí que sentía su respiración densa sobre mi rostro.

- Vi pasar todas las cosas que hicimos y las cosas que aún faltan de la mano con la muerte, nunca pensé que el poderte perder de verdad estaría tan solo a una respiración – lleve mi mano a su mejilla – me sentí impotente, por un momento hasta enojado por la situación. El no saber qué hacer en ese momento solo me aterro

- Me salvaste – hizo una mueca intentando sonreír

Solo negué, no la había salvado por completo

- Solo fue suerte, solo fue la necesidad de querer hablar contigo lo que aun te mantienen aquí – tragué saliva – si no hubiéramos llegado a tiempo – cerré mis ojos con fuerza y los abrí para confirmar que ella seguía ahí

Ella disminuyo aquella mueca en forma lenta

- Mara – murmure su nombre una vez más, ella me observo con atención – solo no te vayas, no me dejes aquí – suplique – no soportaría esto, no soporto estar lejos de ti menos soportaría el hecho de no volver a verte nunca mas

Ella mordió su labio inferior y yo solo moría por besarla.

- Estoy aquí – murmuro, acaricio mi mejilla con las yemas de sus dedos – si de algo sirve, hoy me hicieron alguno de los estudios y tengo que quedarme aquí por tres semanas – suspiro – creo que todo me está jugando en contra

- Quiero ir – la interrumpí, ella me observo confundida – es decir, quiero acompañarte a hacerte todos los estudios que sean necesarios, no me importa si me quiere lejos o cerca yo solo – me detuve por un momento a observarla – diablos – gruñí y me tomé de la cabeza intentando contenerme, tarde unos minutos en organizar mis ideas y la volví a observar – tan solo quédate aquí y no te vayas nunca, no te atrevas a hacerlo porque te juro que iré tras de ti

Ella solo lanzo una tierna risa y aunque me encontrara serio e intentara que esto que decía era de verdad, se acercó un poco más a mí y beso mi mejilla para luego acurrucarse en mi pecho.

- Solo quédate conmigo – murmuro – quédate aquí

La abrace contra mi cuerpo y bese su coronilla lentamente. Estaba intacta a mi lado y aunque el miedo de perderla aún me recorría de pies a cabezas, tenía la certeza de que me quedaría a su lado a cuidarla, aunque todo el mundo este al revés.

- No me pensaba ir

Mi lugar favorito - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora