—Escucha... estoy seguro que están reuniendo a la mayor cantidad de personas posibles... debemos estar alerta, pero es casi imposible mantener protegidas a tres personas solo con once soldados— dijo en un tono que no daba espacio a dudas, necesitaban prepararse para el peor de los casos.

¿Qué es lo que sugieres?— dijo Takeda soltando un suspiro, sabía que lo que decía Tobio era verdad, pero no podría enviar a más personas, todos estaban ocupados en otras misiones, no estaba en posición de arriesgar a nadie, debía trabajar con lo que tenía a la mano.

—Lo único que se me ocurre es enviar a sus padres a Tokio, plantaremos un señuelo, si ya tienes listo lo que pedí la última vez envíalo, estaremos a la espera de que ataquen—dijo de manera seria. Takeda no dijo nada, estaba procesando lo que acababa de escuchar.

Espera... ¿Qué?— Takeda no podía pensar en nada más—¿Escuchas lo que estás diciendo?

—Sé que es un disparate, pero es lo único que está a nuestro alcance si queremos cortar las opciones del seijoh para un ataque. Existe la posibilidad que hayan hecho que Hinata Shoyo fuera un señuelo, cuando realmente pueden estar pensando en raptar a su madre—dijo Kageyama en un tono arisco. Takeda guardó silencio reflexionando las palabras de Tobio—Ya escuchaste lo que pasó ahora, lo más viable es que busquen una rutina y adecuarse a ella, debemos buscar limitar sus opciones de ataque.

Takeda guardó silencio, pero su mente era un remolino de pensamientos, debían pensar con cuidado la decisión que tomaría.

Unos cuantos minutos después Kageyama se encontraba hablando con alguien quien podría ayudarlos en Tokio. Takeda había accedido a su idea luego de haberle contado su plan.

Kageyama ha pasado tiempo desde la última vez que trabajamos juntos—dijo una voz al otro lado de la línea—¿Qué puedo hacer por ti?

—Si ha pasado un tiempo... esperaba que pudieras ayudarme con la misión que tengo ahora—dijo de manera firme, antes de poder seguir hablando la voz al otro lado de la línea lo interrumpió.

Es algo relacionado con el chico ¿cierto?—Kageyama se sorprendió un poco por la respuesta de la voz al otro lado de la línea— Vamos Kageyama, toda la agencia lo sabe, no podías esperar a que fuera un secreto.

—Bien, tienes razón, es sobre eso ¿Crees que podrías cobrar uno de los muchos favores que me debes?—dijo soltando un suspiro, si alargaba las cosas estaba seguro que se le iría toda la noche hablando con ese tipo, no lo odiaba, le caía muy bien, pero tendía a divagar algunas veces.

Claro que lo haré, por fin algo interesante desde lo que pasó en Europa—después de decir estas palabras se escuchó una carcajada que hizo que Kageyama alejara un poco el teléfono con una pequeña sonrisa.

Hace un año Kageyama y al otro sujeto les asignaron una misión juntos.

—Te lo agradezco Kuroo, te llamaré cuando sea el momento—dijo, unos momentos después ambos finalizaron la llamada. Había conseguido la ayuda de Kuroo, quien tenía su propio equipo, era un buen aliado.

Suspiró con cansancio y colocó una mano en su cuello y dió un suave masaje sobre este intentando deshacerse de la tensión, cosa que fayó.

Miró la hora en el reloj que colgaba en una de las paredes de la cocina, este marcaba las once treinta. No tenía sueño, y estaba seguro que no podría dormir, así que en lugar de quedarse sentado como inútil, sacó un arma del cajón y, cuando se hubo puesto un chaleco antibalas, puso el arma en la faja.

Salió del apartamento y se dirigió a las escaleras en dirección al apartamento de la familia Hinata. Afuera de este había un soldado, al que había asignado cuidar la puerta del apartamento todas las noches.

Guardaespaldas (Kagehina)Where stories live. Discover now