Mis rodillas golpearon bruscamente contra el piso pero poco me importó, ni siquiera sentí dolor.

―Maldito no puedes morirte.

Presioné la arteria carótida con mis dedos y ésta me indicó que Louis aun estaba con vida. Eso me dio cierto alivio aunque no podía tardarme en hacer algo por devolverle el conocimiento.

Saqué gasas y el frasco de alcohol, las bañé en el líquido incoloro y rodeé el filo de las tijeras con éstas.

Sentía mi cabeza punzar, mordí mi labio con fuerza y tomé un profundo respiro antes de acercar las improvisadas pinzas al cuerpo de Louis.

Temblaba, eso no era de gran ayuda, pero intentaba mantener la calma. La punta del las tijeras tocaron la superficie dura de la bala, ahora solo debía quitarla, nada más y nada menos que eso.

Debí escarbar un poco entre la carne, no estaba muy profunda sino probablemente ya estaría muerto, pero sí estaba algo trancada.

Soltó un quejido de dolor y mis dedos soltaron las pinzas mientras observé como intentaba tragar saliva y se ahogaba con la misma.

―Louis, Louis esto será rápido.

Él tosió reiteradas veces y pude ver el dolor en su expresión. Miré a mí alrededor y solo estaba el estúpido perchero, cinché una campera haciendo que todo éste callera sobre mí, pero pude detenerlo y arrojarlo a un lado antes de que impactara en mi cabeza.

Le levanté con cuidado la cabeza y puse debajo de ésta una campera gruesa como almohada para levantarlo un poco y que no se ahogara. Funcionó, porque no volvió a toser.

Sus ojos se abrieron pero no emitió sonido alguno, movió sus labios pero nada más que aire salió de estos. Era tiempo de seguir.

Tomé las tijeras una vez más, dispuesto a terminar con esto de una vez. Cuanto más rápido menos dolor ¿No?

Enterré las tijeras debajo de su piel, si, había sido algo brusco pero no podía darme el lujo de demorar más. Di un leve giro para quitar la bala y ésta salió al fin. Respiré con cierto alivio.

Louis casi me transmitía su dolor, estaba sufriendo con él.

Más gasas y alcohol utilicé para limpiar la herida. Cuando terminé de hacerlo, me di cuenta que ya no había más para armar una venda alrededor de ésta, por lo cual no vi más opción que quitarme la remera. La tela era fina y suave, la desgarré con mis dientes y la ayuda de mis manos para que quedase más extensa, y así, rodeara por completo el cuerpo de Louis quien me obligó a moverlo a mi antojo ya que luego de haberlo curado, había vuelto a perder el conocimiento.

Con sumo cuidado, lo tomé en mis brazos y lo levanté cual príncipe levanta a su princesa para llevarlo hasta la cama. Cuando estuvo allí volví a revisar su pulso, estaba bien, estable, no moriría.

Pude al fin respirar.

Había sangre, por todas partes, eso estaba causándome nauseas, no entendía como no había vomitado si apenas podía mirar películas de terror y había vivido una.

Metí la mano dentro de su ropa interior y quité las llaves. Luego de eso, me paré junto a la cama como un total imbécil sin saber qué demonios hacer. Noté que había mucha sangre en mi cuerpo y así no podía salir a la calle al menos que quisiera pasar como un asesino y esa no era una opción. Debía tomar un baño con urgencia.

Entré al baño y me encontré con una espeluznante imagen frente al espejo; Era yo, pero con mi torso bañado en aquel viscoso líquido rojizo al igual que manos y cuello. Era horrible. De inmediato abrí las canillas sin esperar a que el agua se templara me metí bajo ésta. El suelo se teñía de rojo mientras yo refregaba mi cuerpo para quitar cada rastro de sangre que hubiese en él.

Me encontré minutos después tiritando y caí en la cuenta que el agua caliente estaba cerrada. Fue cuestión de segundos para que el ambiente se volviese más cálido.

Cerré los ojos y dejé que el agua recorriese mi cuerpo luego de ya haberlo enjabonado y enjuagado al igual que mi cabello. Ni siquiera me importó que éste no fuera a quedar sedoso como de costumbre, había salvado la vida de Louis, aunque no lo mereciera yo lo había hecho, porque era mejor persona que él.

Pasé un buen rato allí abajo hasta que el agua comenzó a salir fría, perdí la noción del tiempo mientras los flashes del momento del disparo pasaban por mi mente, había sido todo tan rápido y confuso que no podía descifrar el momento exacto en que el arma se había disparado.

Pisé la alfombra mientras secaba mi cuerpo, luego, até la toalla a mi cadera antes de salir hacia la habitación, en donde Louis yacía sobre la cama.

Su torso desnudo estaba algo pálido, más de lo normal, lo cierto era que había perdido mucha sangre aunque ahora ya no más. La venda estaba igual que como la había dejado, por lo cual ni siquiera se había movido de aquella posición.

Rápidamente me acerqué a asegurarme de que su pulso siguiese activo y para mi suerte así era.

¿Y ahora? ¿Qué debía hacer?

Stockholm syndrome {Larry Stylinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora