—¿Pasa algo, Mai?

—N-No.

—Si quieres apoyarte en mí, no hay problema, mi hermana siempre lo hacía, no me molesta.

Eso no era lo que pensaba, pero la propuesta sí sonaba un poco tentadora, así que tras unos pocos minutos de dudas, optó por acercarse poco a poco, hasta dejar descansando su cráneo en el hombro de su amigo. Él aprovechó la oportunidad y la tomó de la mejilla una vez más.

La cara de la chica no tardó en tornarse roja, no entendía por qué se sentía así, pero sin duda era algo que no podía evitar. Él sonrió, para poco a poco comenzar a acercársele, dándole un corto beso en los labios. Para Naegi sólo fue eso, un beso, pero para ella, para ella fue un chispazo de emociones que nunca antes había sentido, era algo que quería volver a sentir. ¿Por qué se sentía tan segura con el castaño? Tal vez porque era "amable", "agradable", o tal vez simplemente era porque era su amor de secundaria.

—N-Nae...

Otro beso, era un beso sin abrir la boca, ella no estaba lista para un beso de adulto, pero Naegi sí. Sin perder tiempo, él llevó su mano al pecho de la chica, y pellizco suavemente cierta zona que él sabía que debía pellizcar. Ella retrocedió al instante, cubriéndose el pecho con ambos brazos.

—¡¿Q-Qué estás...?!

La sonrisa del chico era ligera, sin mostrar los dientes, casi dulce, pero sonreía así porque ya sabía cómo iba a acabar todo.

—Mai, eres realmente linda.

—¡T-Tú no puedes...!

—¿No puedo qué? —preguntó llevando su mano a su pecho otra vez, pellizcando otra vez.

Ella quiso apartarlo, golpearlo, gritarle, pero no lo hizo, su cuerpo no le reaccionaba. Su cara se empezó a enrojecer mientras el chico apretaba su pezón, eso comenzaba a gustarle. Su compostura se iba desmoronando, simplemente por cómo él la tocaba.

—T-Tú no...

—¿Quieres que pare? Sólo dilo y me detendré, Mai.

"Detente" una simple palabra, pero no podía decirla. Él, sin dejar de sonreír, le hizo una seña con la cabeza para que se acercase, vacilante ella lo hizo, hasta tener su espalda recostada sobre parte del cuerpo de él. Los movimientos de Naegi eran simples, solamente la estaba tentando a través de su ropa.

Cuando creyó jugar demasiado con ella, la hizo acomodarse, haciéndola sentar sobre sus piernas mientras le besaba ligeramente el cuello. Con su mano bajó lentamente hacia la entrepierna de la muchacha, presionando con su dedo, subiendo y bajando. Ella por su parte soltaba unos leves gemidos.

Ella quería detenerse, ¿le gustaba el chico? Sí, pero él ni siquiera era su novio. Sabía que estaban yendo muy rápido, pero las manos del castaño se sentían tan bien que no le permitían pensar con claridad.

—Mai, voy a hacerlo, ¿puedo?

—Yo... Sí...

Él hizo a un lado las bragas, y con cuidado metió uno de sus dedos, para así comenzar a moverlo dentro de ella. Eso era un gran cambio para Maizono, ya que sus ojos se abrieron. A medida que los movimientos de Naegi se intensificaban, también lo hacían los gemidos de la chica. La mano se le empezó a humedecer al afortunado, por lo cual su sonrisa se amplió y continuó estimulándola, para luego ver cómo ella tensaba todo su cuerpo y liquido empezaba a caerle por la entrepierna.

—Bien hecho, Mai, eres fantástica.

Ella respiraba de forma jadeante, aún tenía energía para más, ella quería más. Se levantó de las piernas del chico, sintió en todo momento la erección de él presionándole el trasero. Sin decir nada se desabrochó la falda y se quitó las bragas, para luego seguir con la camisa y el brasier, quedando completamente expuesta ante él. Makoto sonrió y la imitó, despojándose de todas sus ropas y tirándolas a un lado.

Lo primero que pensó al ver a la chica desnuda frente a él fue que hacerse la vasectomía era una de las mejores decisiones que pudo tomar, ya que no tendría que perder tiempo buscando preservativos o andar preocupado por si los tenía o no. Además, hacerse esa operación era bueno para él, ya que cogía como conejo y prefería evitar arriesgarse a traer a un pequeño bastardo al mundo.

A pesar de estar desnudo, siguió sentado en el sofá, con las piernas ligeramente abiertas y con a gran erección entre sus piernas. Ella tembló ante lo grande que era el miembro del muchacho, pero lentamente se posicionó sobre él, mirándolo de frente y dejando que sus rodillas se apoyaran en los cojines del sofá.

Supo que ella era virgen solamente metiéndole los dedos, así que no la presionó, simplemente dejó que ella se tomara su tiempo. Cuando por fin pareció estar segura, acomodó la verga de Naegi en su vagina y lentamente comenzó a introducirla. Ella simplemente estaba allí, con mitad de la verga dentro y estática con una expresión de dolor.

Naegi sonrió, las vírgenes eran tan lindas. Tomó el trasero de la chica y con la misma lentitud, siguió penetrándola.

—N-Nae... Duele —dijo ella con lágrimas en los ojos.

—Tranquila, la primera vez siempre duele —respondió comprensivo—. Deja que yo me encargué, mientras más nos movamos, más te acostumbraras, ¿sí?

Ella asintió con dolor, y él continuó moviéndose. Las embestidas eras suaves y lentas, cuando ella pareció acostumbrarse, decidió subir un poco la velocidad, tal y como le había dicho, el dolor había desaparecido, dejando solamente el placer y algo de sangre. La chica había olvidado por completo que le dolía, ahora simplemente movía las caderas arriba y abajo, gimiendo de placer mientras era penetrada por aquel castaño.

Sus respiraciones estaban unidas, lo que en el pasado fue un beso inocente, ahora era una lucha de lenguas. Ambos trataban de conservar el sabor del otro.

Llegó un punto en que los movimientos de ella comenzaron a volverse lentos, así que él la abrazó, acercándola aún más a él y comenzó a chuparle uno de los pechos, mientras que ahora él era quien movía las caderas. La muchacha no tardó en gemir, era demasiado para ella, ahogó un grito y se aferró a él, pudo sentir como se venía otra vez.

Su vagina le dolía, de sus ojos salían lágrimas y sus manos le temblaban, pero eso no le importó a Naegi, ya que una vez más empezó a embestirla, a lo cual ella ahogaba sus gritos. En un intento de incrementar el placer, mordió suavemente el pezón de la muchacha, haciendo que ésta gritara, y acabara una última vez para luego colapsar sobre él.

El afortunado sonrió, dejó a la chica a un lado para poder levantarse y luego la cargó en sus brazos, irrumpió en su habitación y la recostó en la cama, tapándola con las sabanas. Ella se le quedó viendo unos segundos, se sentía exhausta, como si en cualquier momento podría dormirse, pero antes debía decirlo.

—Las... idols no pueden tener pareja... ¿Puede ser un secreto?

Naegi sonrió "enternecido", como si aquello hubiese logrado cautivarlo. Sin esperar se puso de rodillas al lado de la cama de Maizono, mirándola. Llevó su mano a los cabellos de la cantora y empezó a acariciarlos con "ternura", algo que provocó que ella sonriera.

Aunque había un significado en la sonrisa de la chica, para Naegi esto solamente había sido uno de muchos polvos, pero para ella era algo especial, no sólo había estado expuesta de una manera que nunca había estado antes, sino que acababa de hacer el amor con Naegi, ese chico dulce con el que llevaba hablando hace dos semanas, pero que conocía hace años, aquel amor de secundaria que jamás pudo revelar al mundo ni a él, ya fuera porque no tuvo oportunidad o por lo que ella misma había dicho, "Las idols no pueden tener pareja".

—Claro, lo entiendo.

«Mejor para mí» pensó él.

—Gracias... Makoto, te quiero...

Ella sonreía de una manera que enamoraría a cualquiera, a cualquiera menos a él. Sin poder esperar respuesta y aliviada por las palabras del castaño, ella cerró sus ojos y se rindió ante el cansancio. Sin duda acabaría así, ya que era una novata contra un profesional.

Naegi evitó hacer ruido, simplemente volvió a la sala, se puso su ropa y salió del apartamento. Sonreía orgulloso, acababa de tener sexo con Sayaka Maizono, una idol mundialmente conocida.

«Va una, faltan cinco» 


Sí, capitulo 4 y ya hay lemmon. Todos leyeron la descripción, así que ya sabían que este Naegi no iba a ser alguien bueno. Ahora sí, nos vemos el jueves. 

¡Qué empiece el juego! (Naegi x Harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora