Capítulo 25

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EL CUERPO DE LA PRINCESA 

FRANCISCO

Mis ojos la observan sin cesar mientras recorre los estantes de libros. Desde que desperté, una única idea ha estado rondando en mi mente, esta chica podría ser como nosotros. La evidencia se apila, encajando como piezas de un rompecabezas.

El día que fui a la esclavitud y pregunté por ella, la respuesta del guardia fue inusualmente evasiva. Y lo que más me impactó fue su explicación, tres años en cautiverio, casi desde el inicio del arrebatamiento humano.

—Ha sido una chica incontrolable, rebelde y necia— dijo el guardia.

Cuando la vi por primera vez, acurrucada en una bola de miedo, me pareció una chica herida, destruida. Parpadeo varias veces, tratando de comparar esa imagen con la mujer que tengo ahora frente a mí.

Mientras ella parece absorta en la búsqueda de un libro que capture su atención, mi mirada recorre sus caderas, su cabello que ha crecido en estos últimos días, su forma de caminar, su fuerza y, sobre todo, su nueva forma de ser desde mi regreso.

Sus palabras me resuenan "Te extrañaba". Irónico, considerando que yo creía que me odiaba, pero el tiempo ha pasado, y todo parece estar cambiando.

Solo una pregunta me atormenta ¿Es ella humana o algo más?

El deseo de morderla me carcome, una necesidad de adentrarme en su ser más profundo, si es posible, para descubrir la verdad. Es lo que he anhelado desde que desperté, negarme a aceptar la idea de tener un vampiro como esclavo. Ya no sé qué pensar, y mi deseo de saber es tan intenso que me impulsa a avanzar sin hacer ruido, mientras ella permanece ajena a mi presencia.

Me acerco con paso lento, imaginando su cuello expuesto. Una gota bastará para confirmarlo. Si su sangre me revela la verdad, si despierta algún recuerdo, eso sería suficiente. ¿Funcionará? Ni siquiera estoy seguro.

Toc, toc, toc.

El sonido de los golpes en la puerta me sobresalta. Ella se gira de inmediato, sorprendida de verme tan cerca. Me quedo sin palabras, sin saber qué decir. No esperaba a nadie.

Los golpes se repiten, seguidos por la voz de Fredom.

—Creí que habían salidos— murmura Nozomi con inquietud.

La miro a los ojos buscando una pista, pero no la encuentro. Fredom está afuera, llamándome con urgencia.

Me acerco a la puerta y abro con cautela. Su rostro pálido me dice que algo no está bien.

—¿Qué sucede?— pregunto con voz temblorosa.

—Es Dereck— responde Fredom en voz baja —tienes que venir de inmediato para cubrirlo.

Sin tiempo para explicaciones, nos dirigimos por el pasillo. Los vampiros están despiertos, lo que no es una buena señal. Nozomi no lleva su collar, haciéndola más visible para todos. Tomo su mano y la acerco a mí, tratando de calmarla.

Fredom se ve visiblemente preocupado.

—Deja a Nozomi en la habitación y ven de inmediato— ordena.

Entramos a la habitación y veo a Nozomi con una expresión de miedo en su rostro. No me gusta verla así.

—No te preocupes, todo estará bien— le digo con una sonrisa forzada.

Cladis está sentada en uno de los sillones, observándonos con atención. Su presencia parece tranquilizar un poco a Nozomi.

Cierro la puerta con firmeza, dejando claro que no deben salir.

Dama de un vampiro ✓Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz