—¿Mañana cual es nuestra agenda?

—Mañana, mejor dicho hoy, es para que descanse un poco y al día siguiente nos reuniremos con el primer ministro por la mañana y por la noche el emperador le invitó a usted y a su alteza a cenar en el palacio. A la mañana siguiente estaremos volando hacia China, príncipe. —le informó.

Mingyu asintió. Suspiró.

—Muchas gracias.

—¿Es todo, alteza? —preguntó, su voz denotaba un poco lo agotada que estaba. Mingyu asintió.

—Gracias, Jisoo. Buenas noches. —ella le sonrió, hizo una reverencia y esperó hasta que él entrase a su propia habitación para hacer lo mismo.

Al abrir la puerta se encontró con una habitación del tamaño de un apartamento, la decoración era en colores crema y gris. Todo estaba a oscuras, quizá Wonwoo ya había ido a acostarse. Mingyu tragó, aflojándose la corbata de acercó a la cocina para servirse un trago. Se sintió reconfortado por la leve quemazón que le trajo el alcohol a su garganta.

Tomó otro antes de dirigirse a su habitación, todo estaba a oscuras. Se dirigió al baño a orinar y cepillarse los dientes. De vuelta en el dormitorio regresó a tientas a la cama, se sentó mirando hacia el techo. Se sentía físicamente agotado, se pasó la mano por el rostro para luego ponerse en pie y comenzar a desnudarse y dormir. Una vez en bóxers dejó su ropa sobre el respaldo de uno de los sofás frente a la cama y tomó una de las pijamadas del hotel.

Regresó a la cama y retiró el edredón sintiendo el frío de las sábanas darle la bienvenida. Se quedó en su lado de la cama, miraba hacia arriba, era la primera vez que él y Wonwoo pasarían juntos la noche. Con ese pensamiento volvió la preocupación por el joven hombre, se giró y buscó el calor del cuerpo contrario con la mano, pero frunció el ceño cuando solo sintió las sábanas frías. Se sentó y descubrió el edredón para darse cuenta que no había nadie allí luego de palpar todo el colchón.

Se giró rápidamente a encender la lámpara sobre la mesa de noche, miró al rededor y no había señales del otro hombre.

Salió de allí y buscó en la sala de estar, pero no había nada más que cojines, siguió con la cocina y todo estaba en su lugar, regresó al cuarto dispuesto a llamar seguridad cuando escuchó un sollozo.

Provenía del sofá junto al ventanal de la habitación, se acercó y vio un bulto tembloroso. Wonwoo no hablaba pero gemía, lo movió pero sus ojos estaban cerrados.

—Wonwoo. —lo llamó para que se despertase, este solo siguió gimiendo negando con su cabeza. Lo tomó de su rostro y notó las mejillas húmedas, estaba teniendo una pesadilla. —¡Wonwoo!

Este abrió los ojos jadeante, hubo unos pocos segundos en los que únicamente se miraron, en cuanto el labio inferior de Wonwoo tembló Mingyu supo que su esposo le necesitaba. Lo acercó a su pecho acunándole entre sus brazos y el hombre se rompió.

Sollozaba audiblemente, eso hacía que el corazón del príncipe se contrajera. Era el colmo de la ironía que la persona que más deseaba lejos de su vida fuese la misma que quería proteger en su momento de vulnerabilidad. Acarició los oscuros cabellos, Wonwoo se aferraba a él con fuerza, sin embargo no se quejó por el apretado agarre.

Solo lo sostuvo mientras sacaba todo fuera y humedeciendo su pijama en el proceso, ignoraba el tiempo que transcurrió hasta que se calmó gradualmente.

—Lo siento. —murmuró limpiándose el rostro. Mingyu negó, jamás esperó el fuerte debate interno que se libraba en su interior. Wonwoo se apartó, pero el moreno lo sostuvo en su lugar.

Royal Lies | MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora