Capítulo 26

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COLMILLOS QUE ATRAVIESAN EL PASADO

NOZOMI

Miro hacia la ventana, la noche se siente más oscura que de costumbre. Un escalofrío recorre mi espalda al imaginar a los vampiros sueltos por ahí, sin control alguno. Mi reflejo me devuelve la mirada. Últimamente he evitado mirarme, porque cada vez que lo hago, el miedo se apodera de mí. La imagen de esa mujer, esa vampiresa que me atormenta, aparece en mi mente. Cierro los ojos con fuerza, intentando alejarla, y al abrirlos de nuevo, siento un alivio momentáneo al ver que mi reflejo sigue ahí.

—He vivido con miedo todos estos años— dice Cladis a mi lado, su voz rompiendo el silencio de la habitación.

Ambas dirigimos la mirada a la luna, su luz hipnotizante bañando todo a su alrededor.

—Pero la vida me ha dado una nueva oportunidad y quiero aprovecharla— continúa, sus ojos brillando con una determinación que no le había visto antes.

Desde que Cladis me contó la verdad sobre nuestra situación, sobre ser esclavas y la protección que nos brindan Francisco y Fredom Elordi, algo ha cambiado en mí. Un tenue hilo de esperanza ha comenzado a tejerse en mi interior, desplazando poco a poco el miedo que me aprisionaba.

—Yo también quiero tomar esa oportunidad— respondo, una sonrisa tímida asomando a mis labios mientras sigo contemplando la luna.

Cladis guarda silencio unos instantes antes de soltar una pregunta que me deja helada.

—¿Alguna vez te has enamorado?

Parpadeo varias veces, tratando de procesar lo que acabo de escuchar. La idea me resulta descabellada. ¿Acaso es posible sentir algo así en nuestra condición?

— ¿Enamorarse? —murmuro, más que una pregunta a ella, es una reflexión dirigida a mí misma.

Cladis baja la mirada, sus palabras cargadas de una mezcla de duda y anhelo.

—Supongo que sé lo que sientes— dice en voz baja —Yo también me he preguntado si alguna vez me he enamorado. No sé si realmente es amor o una necesidad— sus ojos se pierden en la distancia, buscando respuestas en la inmensidad de la noche.

Sus palabras me confunden. La idea del amor se siente tan ajena a mí, una fantasía que no encaja en la nueva realidad que habito.

—¿Cladis?— pregunto con cautela, mirándola fijamente a los ojos —¿Crees que en nuestras condiciones podemos enamorarnos?

La pregunta flota en el aire, cargada de incertidumbre y anhelos. Cladis me devuelve la mirada, sus ojos reflejando la misma duda que yo albergo en mi corazón.

—¿Tú crees que no?— pregunta Cladis con una pizca de esperanza en su mirada.

Mi vista se aleja de ella y vuelve a la ventana, contemplando la oscuridad de la noche.

—Yo creo que no— respondo con voz baja, cargada de resignación —Somos esclavas, y estoy segura de que moriremos siendo eso.

Sin embargo, no puedo evitar sentir una punzada de envidia al ver la esperanza en los ojos de Cladis. Ella aún cree en la posibilidad de un futuro mejor, de un amor que pueda desafiar las barreras de nuestra condición.

—Me alegro de que tengas esa esperanza, Cladis— confieso con sinceridad —Yo no puedo imaginar algo así. No creo que pueda superar todo lo que me ha pasado.

Me gustaría poder creer en Cladis, en Fredom y en Francisco. Desearía tener la misma esperanza que ellos, pero hasta ahora, solo ellos se han ganado mi confianza. Han demostrado con sus acciones que son diferentes, que no buscan lastimarnos.

Dama de un vampiro ✓Where stories live. Discover now