Grabado en mi corazón.

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Las piernas le fallaron y cayó al suelo de rodillas, no importándole que le dolieran, porque su interior dolía más. Las lágrimas caían por sus mejillas de nuevo, pero esta vez no fue él mismo quien las secó, fue Seokmin. Se había arrodillado frente a él y con sus pulgares secaba cada lágrima que caía, acariciando suavemente sus mejillas a su vez. Lo rodeó con sus brazos, entonces él no dudó en ocultarse contra su pecho.

—Wonwoo-hyung estará bien, ya lo verás. —Sintió el susurro contra su oído.

Estar en sus brazos siempre lo reconfortaba, porque siempre fue Seokmin quien lo sostuvo en sus peores momentos. A veces su mente iba a lugares a los que se había prohibido ir, porque esos lugares harían que su bella amistad acabase y ambos se habían prometido hace ya muchos años no arruinarlo de esa manera. No podían hacerse eso, él lo necesitaba demasiado como para perderlo por una relación que podría fallar, entonces llegaron a ese acuerdo. Aun sabiendo que fue egoísta, demasiado.

—¿Quieres un café? —Él escuchó que le fue preguntado y asintió, entonces ambos se levantaron del suelo.

Ambos caminaron hasta la cafetería pequeña que había en el hospital y se sentaron en una de las tantas mesas vacías.

—¿Qué sucedió hoy cuando nos fuimos del restaurante? No te veías bien.

Era ese tema del que menos quería hablar SoonYoung, pero sabía bien que justamente a él no podía ocultarle nada.

—No creo que vaya a funcionar con Kai.

Eso hizo que los ojos de SeokMin se engrandecieran, a pesar de que su corazón dolió y dolía cuando los veía juntos, sabía bien que la amistad era más importante entre ellos.

—¿Cómo? ¿Qué sucedió, Soonie?

Él bajó la mirada hacia el vaso de telgopor blanco que contenía el líquido caliente. —En su corazón hay alguien más, así que antes de salir aún más lastimado de eso, prefiero seguir adelante. —Tomó un trago de su café y sus manos se mantuvieron rodeando el vaso para calentarlas—. Aún no hablé con él, pensaba que podía funcionar esta vez, sabes. Tal vez no estoy destinado a nadie.

A Seokmin le dolió escuchar eso, pero también sentía la necesidad de marcar el error. —Tal vez has estado mirando hacia el lado equivocado, hyung. —SoonYoung ahora lo miraba fijamente, estaba listo para rebatir aquel comentario, pero no pudo—. Tal vez solo tienes que mirar hacia el frente, como ahora.

Él tragó grueso, su corazón latió rápido porque sabía a qué se refería el menor con esas palabras. No estaba listo para eso, no quería estar listo nunca porque no podía permitirse perder la amistad de Seokmin. No podía imaginar perderlo, porque su alma dolía mucho más que en ese preciso momento, mientras imaginaba una vida sin él. Y aunque eso significara lo que él bien profundamente sabía, sería egoísta de nuevo, atesorando todo lo que pudiera aquella bella amistad. Debía mantenerlo así.

—Es muy difícil hacer eso. Porque yo no veo nada... frente a mí.

Algo se rompió en el interior de Seokmin, algo que causó que se quedara en silencio y sus ojos viajen hasta posarse sobre la mesa.

* * *

Miró por unos segundos hacia la puerta.

—¿Seguro que quieres hacer esto ahora? ¿Por qué no haber llamado antes?

Él suspiró. —Porque no sirve de nada retrasar lo inevitable.

Bajó del auto de Yugyeom y miró hacia la casa una vez más, SeHun le había dicho que luego del restaurante habían ido a beber y que Kai había insistido en ir a quedarse allí. Caminó los pocos pasos hasta dar con la puerta, sacó la llave de repuesto que tenía debido a que Kai le había dado una a causa de que éste siempre llegaba tarde cada vez que acordaban encontrase en su nuevo apartamento.

Orbit. [Hermanos Kim #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora