—Tan preciosa como siempre, D —dijo Liam dándome un beso en mi pelo. —¿Estáis listos, chicos? Vámonos.
Esperé a que Harry se levantase porque sí o sí sabía que nuestras miradas se iba a encontrar. Pero no fue así. No dejó el teléfono hasta que llegó al asiento trasero del coche y fue gracias a que Niall lo guió o si no, no hubiese llegado al coche.
Me subí de copiloto porque esta vez era Liam el que conducía. Los chicos estaban muy animados porque hoy se iban a encontrar con un par de amigos que hacían tiempo que no veían. Me sentí mal por Brooke y por mí. Me acordé de cuánto la echaba de menos y que prometí a mí misma que mañana la llamaría.
Al poco tiempo, llegamos a una especie de club. En la entrada no había cola, sino un pequeño grupo de personas con ropa llamativa que se saludan entre ellas. Liam paró justo en la puerta y sin detener el coche, todos se bajaron de él, así que los imité. Louis no tardó en llegar hasta mí y ofrecerme su brazo.
—Gracias Nick —dijo Liam al chico que se acercó y se subió al coche y lo hizo desaparecer calle abajo.
—¿Vamos para dentro? —comentó Niall.
—Dios, sí, me muero de hambre —contestó Louis.
Cuando acaba la acera comenzaban unas escaleras que estaban cubiertas de terciopelo rojo, cosa que me pareció excesiva. Las puertas del local eran altas y estaban divididas en cuadrados dorados que contrastaban con los cristales negros.
En cuanto comenzamos a subir las escaleras, el grupo de personas que se arremolinaba en la entrada, se giró y volcó su atención en los chicos. Cuando llegamos la puerta, esta fue abierta por alguien que no pude ver.
El local por dentro era sorprendente. En el recibidor colgaban tres lámparas geométricas de color blanco con pequeños cristales que reflejan la luz en todas las paredes. Un arco daba paso a donde se veía una pista de baile y unas cuantas mesas. Los detalles dorados y negros cubrían todo el espacio, incluso el suelo era de mármol de estos colores.
Varias personas se acercaron y los chicos les ofrecieron sus chaquetas para que las guardasen. Estaba tan embelesada por el lugar que no me di cuenta de que Harry ya no estaba en el grupo.
Louis me arrastró hacia el otro gran espacio del local. Me hizo de guía y me comentó que tenía que ir al baño, porque eran flipantes. En la parte de la derecha habían diferentes mesas que se separaban por biombos de bambú de la zona de baile. A pesar de que todo estaba en la misma sala, era tan grande y todo estaba tan bien distribuido que parecían dos zonas completamente diferentes.
A los pocos minutos, un grupo de personas que estaba en una de las mesas se puso de pie y comenzó a hacerle señas a los chicos con los brazos.
Nos abrimos paso en el laberinto de mesas y fue entonces cuando eché en falta la presencia de Harry en la mesa.
—¡Louis ya llegas tarde hasta a comer! —comentó un chico rubio que hablaba tan rápido que me costó entenderlo.
—¡Venga ya, Frank! ¿Te has comido mi comida?
Louis soltó mi brazo y se tiró prácticamente a los brazos del joven. Se dieron un abrazo largo y un par de golpes en la espalda. Me parecía tan íntimo que me sentía mal por mirar.
Observé al resto de los chicos y todos repetían el mismo esquema. Cada uno comenzó a saludar a lo que intuí que eran sus respectivos amigos.
Niall estaba con una chica y un chico. El chico era pelirrojo y era casi tan blanco como Niall. Sin embargo, la chica estaba perfectamente bronceada y su pelo de color rosa le llegaba por los hombros.
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Our Song | Harry Styles
RomanceDanielle escribe canciones desde que tiene uso de razón. Para escribirlas, siempre se ha inspirado en novelas o en historias que su abuela le contaba. Su vida dará un vuelco cuando debe decidir si dedicarse a la música por completo, aceptando las co...
Disco Treinta y Cinco: Down
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