A las mujeres con las que se acostaba les parecía bien, de todos modos. Él no quería una relación pública con alguien. A él le gustaba las cosas momentáneas y de una noche.
Solo que...
Aún no estaba listo para confesar sus gustos. No es como si estuviera obligado a contar sus gustos en la intimidad, pero sabía que se acabaría sabiendo.
No era capaz de dejarlo, sin embargo. Hacerlo por detrás se sentía increíble como para terminar con ello. Dante amaba el sexo anal con mujeres que se atrevían a usar un arnés doble. Él era hetero y no le disgustaba aceptar que le gustaba que le golpearan ahí. No era un hetero sensible.
Pero si lo avergonzaba un poco.
Solo un poco.
—Entonces...¿Salimos esta noche?
Mateo lo sacó de sus pensamientos y Dante le sonrió ampliamente a su amigo.
—Claro, quiero despejarme, ¿dónde vamos?
Mateo titubeó y llamó la atención de los demás en la mesa.—¿Qué lugar toca hoy?
Dante únicamente se centró en escuchar las propuestas.
—¿Puedo invitar a un amigo?—Preguntó Mateo haciendo que todos quedaran en silencio.
Hasta Dante se giró a mirarlo extrañado.
—¿Qué amigo?—Blaz también lo miraba confundido.
Dante comprendía que todos estuvieran tan desconcertados. Mateo era popular y conocía a todos en la universidad pero sus únicos amigos, amigos eran los presentes en aquella mesa.
—Uno.—Mateo dijo sin más.—¿Puede unirse?
Los amigos de Mateo se miraron entre sí y hablaron en voz baja.
Dante observó a Mateo y se abstuvo de seguir preguntándole. Si Mateo no quería decir algo, no lo haría. Además, ya conocerían a ese amigo misterioso que escondía Mateo.
—La verdad no sé por qué os pregunto, lo llevaré de todas formas.—Dijo firmemente el moreno levantándose. Les ofreció una sonrisa fresca, solo que esta no llegó a sus ojos.
Dante levantó las cejas mirando como se alejaba.
—Está muy raro últimamente, ¿no? Apenas está con nosotros.—Dijo Cecyll.
Dante se alegró de no ser el único que pensaba eso. Mateo siempre hacía lo que quisiera pero...Pero.
—Por cierto, ¿Y Molly?—Dijo mirando a su alrededor.
Sus amigos se encogieron de hombros.
Molly siempre estaba merodeando alrededor. Bueno, no alrededor, sino donde se encontraba Mateo.
Era muy raro que la chica no estuviera presente.
—Voy al baño.—Dijo Dante poniéndose de pie. Se mordió el labio para no soltar un quejido.
Su espalda dolía.
Caminó tratando de que su paso no fuera lento ni tenso. Ouch.
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Dejemos de fingir (3)
Teen FictionMateo es listo, guapo, coqueto y con un sentido del humor fascinante. Y por si fuera poco, popular. ¿Que si tenía dinero? Dinero no le faltaba. Definitivamente lo tenía todo. Era perfecto. Solo que tanta perfección era un poco abrumadora para los d...
{ 9.- Dante }
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