22. Le voy a desviar el tabique nasal a perrantha.

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—Bueno, un problema menos. Ahora tendremos que limpiar todo este desastre —bufó Ethan, cansado.

—No hará falta —alcé mis cejas repetidamente unos segundos.

Me miraron con curiosidad, tratando de entender a qué me estaba refiriendo.

—Pues igual si me sabe un poco mal, pero hay una chica que viene de vez en cuando a limpiar en casa. Una de las pocas ventajas de tener dinero, ya sabéis. La llamaré explicándole lo sucedido y quizás ella nos ayude a ir más rápido. Nosotros solos no acabaríamos en una eternidad —dije alejándome del grupo para buscar su contacto en la agenda de mi madre.

—Genial, al menos no tendremos que preocuparnos por eso —suspiró Ela dejándose caer en el sofá de forma brusca.

Marqué el número de teléfono y me respondió a los pocos segundos. Le expliqué que nos la habían jugado muy mal y mi casa estaba hecha un asco, que le ayudaríamos en lo que pudiéramos pero que necesitábamos su ayuda urgentemente dado que nosotros solos no hubiéramos acabado de limpiar nunca, ya que el desastre en la sala era demasiado estruendoso. Ella aceptó rápidamente al darse cuenta de que estaría metida en un gran lío si no aceptaba.

—Viene en unos minutos —anuncié hacia mi peculiar grupo de amigos cuando colgué el móvil.

Cuando me giré, los vi a todos amontonados en el sofá y dándose de patadas por encontrar un hueco más amplio donde tumbarse. Parecían muy cansados, y sobre todo Ethan y Drake, que habían llegado de su entrenamiento, y por lo que sabía había sido bastante duro ya que el partido era dentro de muy poco. Ela miraba hacia el techo completamente perdida, Liam miraba hacia el suelo mientras jugaba con los hilos del sofá, Ethan estaba completamente dormido y se le escuchaba roncar de lejos y Drake estaba casi en las mismas.

—¿Los despierto? —cuestionó Liam al ver que estaban dormidos.

Yo negué con la cabeza observando las expresiones faciales de Drake al dormir, tenía la boca entreabierta y se removía buscando más sitio para su comodidad, además parecía que no había matado ni una mosca en toda su vida, se le veía muy relajado. Me acerqué a ellos y cubrí a ambos con una manta diciéndoles a Ela y a Liam que se sentaran en los otros sofás para darles espacio a ambos.

—No creo que ya tarde mucho —dije, refiriéndome a la chica que nos ayudaría a limpiar todo el desastre organizado por Samantha.

Efectivamente, unos segundos después, el timbre resonó en mi casa y me apresuré a abrir la puerta, dejando paso a la chica que nos ayudaría a limpiar. Asentí con mi cabeza en su dirección y ella me sonrió de vuelta. Comenzamos a limpiar toda la casa, y dos horas después finalmente habíamos logrado nuestro cometido. Drake y Ethan seguían profundamente dormidos, acurrucados en el sofá y completamente espatarrados. Le agradecimos a la chica por haberse quedado a limpiar con nosotros, y al mismo tiempo que se fue, entró mi abuela a casa. Se despidió de la chica, que ya salía por la puerta, y se giró para mirarme atentamente con una ceja alzada.

—Por qué me da la sensación de que ha pasado algo interesante mientras yo no estaba, y más teniendo en cuenta que la que acaba de salir por la puerta es la chica de la limpieza.

Le sonreí inocentemente a mi abuela y me encogí de hombros bajo su mirada y sonrisa cargadas de diversión.

—Te prometo que en un principio iba a ser una simple e inofensiva fiesta de pijamas, pero digamos que hubo un pequeño percance que revolvió todo el asunto —me excusé, sin dar muchos detalles de lo ocurrido.

—Está bien, no te preocupes. Sé lo que es tener dieciséis años porque yo también los tuve, y ojalá volver a tenerlos de nuevo —me respondió con una pequeña risa, para acto seguido señalar a ambos chicos que dormían plácidamente en el sofá—. Creo que deberías llevarlos a sus habitaciones y marcharos todos a dormir.

Limerencia. [AI. # 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora