- Me temo que desconozco el motivo de tu visita, ¿ acaso has venido a verme ? - Una sonrisa burlona se formó en su rostro y eso fue el desencadenante que faltaba.

Hice crecer unas espinas hasta su cuello y apreté para que se clavaran en su piel.

- Se ha llevado a mi hija, a nuestra hija. Persèfone ha desaparecido, Hades la ha raptado y se la ha llevado al inframundo - comencé a llorar - llevo un mes sin ver a mi hija y estoy segura de que tu sabías que esto iba a pasar. Pienso despedazarte si no me ayudas a devolverla al lugar donde pertenece.

- Si piensas que un poco de sangre va a hacer que te ayude a iniciar una guerra con Hades está claro que no me conoces. - La sangre brotaba de su cuello pero él no hizo más que un par de gestos de dolor.

- ¡ Ella también es tu hija ! Me dejaste sola cuando supiste que estaba embarazada y ahora que tú hermano le estará haciendo vete a saber qué no te importa.

Eso le molestó, estaba claro que le había molestado.

- Si Hera hubiera llegado a enterarse de que me acosté contigo hubiera matado a tu querida niñita sobre protegida.

- Nunca te hemos importado, me daba igual que me dejaras a mí, nunca significaste nada pero ella ha crecido odiandote. Yo me he encargado de eso.

- Me encantaría seguir hablando contigo pero es bastante incómodo mantener una conversación civilizada con una espina a punto de atravesarme la traquia.

Hice desaparecer las plantas pero mi ira no mermó.

- Hera ya sabe que Perséfone es tu hija, ha estado intentado hacerle daño desde que solo era un bebé. Si no quieres ayudarme por las buenas me quedaré aquí hasta que ella vuelva y le hablaré sobre tu acompañante de hoy.

Un sudor frío le bajó por la frente.

- Sabes perfectamente que si Hera se entera de eso matará a la ninfa y bajará ella misma al Inframundo para encargarse de Perséfone y ninguno de los dos quiere eso. Además se que en el fondo me quieres, no vas a dejar que tu hermana me castre.

Esta vez la sonrisa fue mía. Una jaula de trigo llegó a la sala del trono con una joven ninfa morena dentro.

- Puedes intentar sacarla de mi prisión pero nuestras fuerzas siempre han estado muy igualadas y tus posibilidades solo han menguando ahora que estoy enfadada.

Zeus tragó grueso y me miró enfadado - no tengo poder sobre el Inframundo. Hades es el dueño y señor de esas tierras, él tiene todo el poder en esa zona y además es muy fuerte. Siempre le ha dado igual todo. Él no teme empezar una guerra.

- Yo tampoco. Así que si quieres impedirla lo mejor será que colabores.

Apoyó su codo en el reposa brazos del trono y se llevó la mano a la frente.

- El placer que das y el dolor de cabeza que provocas.

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.
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Zeus

Eso no podía acabar bien, un enfrentamiento entre Hades y Demeter causaría destrozos titanicos tanto en la tierra como en el Olimpo y no podía permitir eso, pero devolverle a Demeter a su hija provocaría una guerra y mantenerla en el Inframundo también.

Mi hija estaba a salvo, Hades había prometido cuidar de ella, no le habría dejado llevársela de no ser por eso.

Yo era un mal padre, eso no era nada nuevo, nunca me hacía cargo de mis hijos, ni los que tuve con Hera ni de aquellos que nacieron fruto de una noche loca, pero al contrario de lo que los demás creían si me preocupaba por ellos.

No podía mostrarlo porque eso me habría hecho parecer débil y además si Hera hubiera sabido que me importaban los habría encerrado en el tártaro por el resto de los siglos. Alejarme de ellos era una forma cobarde y ruin de protegerlos. Yo evitaba tener que hacer el papel de padre y ellos vivían en paz, odiandome pero en paz.

Observé a Perséfone desde el día de su nacimiento, era hermosa, sus ojos eran capaces de hipnotizar a cualquiera. Estuve presente cuando dio sus primeros pasos, estuve presente cuando hizo crecer su primer bosque y también estuve presente cuando hizo morir ese mismo bosque.

Ella solo tenía diez años y Demeter hizo todo lo imposible por ocultarselo, nunca la dejó ser libre ni explorar sus poderes por eso mi hija desconocía lo poderosa que era.

Cuando Hades visitó el Olimpo me sorprendí, nunca subía a no ser que fuera increíblemente necesario. Pensé que había alguna emergencia catastrófica en el submundo y sí la había. Hades se estaba enamorando de la hija de Demeter y eso solo podía acabar mal.

Él sabía que sobre la tierra yo gobernaba por lo que necesitaba mi permiso para acercarse a ella. Él nunca dijo en voz alta que estaba enamorado de Perséfone pero eso estaba claro. No hacía falta ser Afrodita para darse cuenta.

Nunca creí que Hades fuera capaz de sentir amor por eso me quedé boquiabierto. Verle así era algo sin precedentes.

Al principio iba a decirle que no respecto a su petición pero luego recordé el potencial de Persèfone y lo sumamente infeliz que era. Ella amaba la superficie y a su madre pero no se atrevía a vivir, confundia el control con el amor.

Ellos eran perfectos el uno para el otro, Hades podría enseñarle a vivir y a ser libre y Perséfone le ayudaría a descubrir la luz y sería capaz de controlar su oscuridad.

Pensé que serían como fuego y agua. Pensaba que ella le apagaría a él y juntos se controlarian mutuamente pero no resultó ser así. Ellos me demostraron que el amor no consiste en controlar al otro, eso era lo que me había enseñado era, el amor que tenían ellos era mutuo, él ardía con fuerza y ella no se esforzaba en apagarlo. Ella le aceptaba sin más, y Perséfone brillaba mientras Hades admiraba su luz.

Mi hija era feliz, me gustaba que lo fuera y sabía que si volvía a la tierra de forma permanente esa felicidad no dudaría mucho, intenté que Demeter desistiera pero no conseguí nada.

- Tu dolor de cabeza aumentará si no la sacas rápido del Inframundo. - Insistió

- ¿ Cómo esperas que lo haga sin romper las reglas ?

- Manda a un par de semidioses, ellos salvarán a mi hija y ninguno de nosotros pondrá un pie en el submundo. De esa forma las reglas seguirán intactas y volveré a ver a mi niña.

La inteligencia de Demeter era un fastidio, pero sabía que Persefone y Hades serían capaces de pensar más rápido. Dos semidioses no serían rivales.

- Manda a Teseo y a Pìritoo. Ellos podrán entrar sin que Hades se entere.

Mierda

- Les mandaré pero las posibilidades de que la encuentren y salgan de allí sin que el dueño de ese mundo se entere son mínimas. No te hagas muchas ilusiones.

- No podrán entrar sin conocer el lugar- por fin estaba desistiendo.

- Es una lástima. El plan era perfecto, la idea era perfecta pero ni siquiera a los dioses nos sale todo perfecto - me había jugado el cuello en esas frases.

- Si consiguiéramos descubrir cómo se organiza el Inframundo.

- Creo que yo puedo ayudar con eso. - La voz suave de una ninfa asustada sonó. Estaba escondida detrás de una columna de marfil.

- ¿ Cómo has llegado hasta aquí ? ¿ Quién eres ?

- Oí que Demeter iba a hablar con Zeus, Helios se lo ha contado a todo el mundo. He entrado por la puerta principal, el guardia estaba escondido y temblando así que no me a visto. Lamento muchísimo la intrusión excelentes deidades.

- Aún no has respondido - comentó Demeter - ¿ quién eres ?

- Me llamo Elisea.






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⏰ Last updated: Aug 21, 2020 ⏰

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